Jose María, en la cama, de la que no puede moverse desde hace 3 meses.

Jose María, en la cama, de la que no puede moverse desde hace 3 meses. L.G.

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El SOS de José con 300 kilos: "No puedo ni abrir la puerta. No me ve un médico desde hace un año"

A sus 49 años vive solo, lleva un año sin pisar la calle y tres meses sin poder salir de la cama por su obesidad mórbida, provocada por una depresión.

16 abril, 2024 02:21

José María ha tenido tres momentos dramáticos en su vida. El primero fue la muerte de su padre. Tenía entonces 17 años y cogió su primera depresión. Se encerró en su casa y comenzó a comer. Hacia los 13 ya había comenzado a engordar, pero nunca como hasta aquellos 17. También intentó suicidarse. Luego vino la muerte de su madre. Hace un año, la de su perra, "mi única amiga". La imagen de la perrita ilustra todavía su perfil de Whatsapp. José María Fernández tiene 49 años y la última vez que pudo pesarse, hace más de tres meses, pesaba 290 kilos. Calcula, porque se ve a sí mismo, que comer y llevar postrado en la cama tres meses le han hecho rebasar ya los 300 kilos de peso.

José María tiene obesidad mórbida desde hace 20 años. También tiene elefantiasis en una pierna. "Yo en realidad peso 200 kilos más o menos. La pierna es la que me pesa más de 100, y de ahí, los 300 kilos", cuenta a EL ESPAÑOL.

Pese a ella, hasta hace un año podía salir de casa. ¿La última vez que salió? Al médico, donde le miraron la pierna. Antes se grababa incluso caminando por el supermercado pese a la magnitud de su extremidad, que le causaba problemas de movilidad.

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Lo subía todo a su canal de YouTube, 'Querer es poder. Una historia de superación' donde contaba que se ponía a dieta y que perdía kilos y kilos... para luego subirlos. La ventana al mundo que le queda hoy tiene restringidos los comentarios, quizá para no leer críticas sobre su físico de quienes ignoran que en su situación desempeña un papel más que relevante la depresión y la salud mental.

En su canal de Youtube solía subir vídeos de cuando perdía peso.

En su canal de Youtube solía subir vídeos de cuando perdía peso. E.E.

Reside en San Fernando (Cádiz), aunque su historia comienza en El Puerto de Santa María, de donde es realmente. Cuando tenía 20 años sus hermanas, cuenta, "me metieron en el centro de día de Afanas. Aquello fue un infierno". Allí logró adelgazar "y cuando vieron que estaba bien me sacaron". Cabe reseñar que el hombre tiene problemas psiquiátricos por la profunda depresión que padece y que tiene una discapacidad reconocida del 69% por la que recibe una pensión. 

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-¿No le visita nadie de su familia?

-Tengo hermanos, pero tener hermanos y tener nada es lo mismo. 

Todavía vivía en El Puerto de Santa María con su madre cuando un joven José María contó su caso en uno de los programas de Paco Lobatón. Entonces era un veinteañero ya obeso que narró su infierno contra la adicción a la comida y las depresiones.

Un jovencísimo José María, en el reportaje en el que narró su infierno hace ya más de 20 años.

Un jovencísimo José María, en el reportaje en el que narró su infierno hace ya más de 20 años. E.E.

Y así, con altibajos, subiendo 80 kilos y luego perdiendo 100, perdiendo 5 y ganando 10, se fue dejando ir. 

Inmovilidad absoluta

Junto a su cama tiene una nevera, una freidora de aire y un microondas. Literalmente no puede moverse. Y por eso lo tiene todo ahí, a mano. Calentar, cocinar en la freidora de aire y mantener los alimentos frescos. De hecho, su cuerpo está colocado hacia los electrodomésticos: no puede girarse ni siquiera para las fotos y mira a la cámara únicamente con los ojos.

José María mira a la cámara, con el cuerpo girado hacia la nevera, el microondas y la freidora.

José María mira a la cámara, con el cuerpo girado hacia la nevera, el microondas y la freidora. L.G.

Para recibir a EL ESPAÑOL hay que atender al horario de la asistencia de la Ayuda a Domicilio asistentes a las horas que tiene asignadas, porque el hombre no puede abrir la puerta. Ni abrir la puerta ni ir al baño. La última vez que se levantó fue para ir al retrete y se cayó. Una vez llegó a la cama, ya no la ha abandonado. "Tengo pañales para el pipí, que me cambio yo. Y para lo otro, pues lo hago en una especie de barreño, lo recojo y lo meto en una bolsa. Y me limpio yo". 

Solo recibe las visitas de la Ayuda a Domicilio. De lunes a viernes tiene 2 asistentes sociales asignados por la mañana. Eso, desde el mes de enero de este año. Hasta entonces solo tenía de tarde. "Bueno... ha habido de todo. Ahora estoy contento con los que me han tocado. Pero los he tenido de no hacer absolutamente nada por ayudarme. Incluso se echaban a dormir en el sofá", relata. 

La ayuda de la tarde es quien se encarga de abrir la puerta a este periódico. Llega en torno a las 18,30 horas y se marchará sobre las 20,30. "Los sábados vienen un chico y una chica una hora. Los domingos, nadie". Entre semana pasa 20 horas diarias solo. Y los fines de semana, convive con su soledad casi 48 horas, "porque no viene nadie ya hasta el lunes". Ninguno de ellos puede moverlo un ápice, ni siquiera por parejas. 

-¿No piensa en operarse?

-Continuamente. Yo no quiero estar así. Pero los médicos me han dicho que no se atreven a operarme por la elefantiasis de mi pierna, porque la podría perder.

"Aunque hoy", relata con tanta esperanza como desencanto, "ha hablado conmigo uno en directo en el programa de Espejo Público y me ha dicho que sí se podría. Que él me podría operar sin cobrar pero sí habría que pagar los gastos hospitalarios. Así que, ¿a quién creer?".

Asegura que no lo ve un médico desde hace un año. "Solo me llaman por teléfono y me renuevan la medicación. Y alguna vez, un par, ha venido una ATS, que no se ha atrevido a tocarme la pierna".

Su aparición en el periódico Diario de Cádiz, la semana pasada, ha motivado que los Servicios Sociales del Ayuntamiento y la Junta de Andalucía están revisando su caso para aumentarle la prestación de acuerdo a la Ley de Dependencia. Tiene asignado un Grado II. "La trabajadora social me ha dicho que falta un certificado médico, pero mi doctora del centro de salud está de vacaciones y hasta que no vuelva no lo tendré"

Aunque él realmente no quiere más dinero. "No lo quiero", subraya. Lo que quiere es recibir ayuda para poder moverse, valerse por sí mismo y poder salir de su prisión.