Las grandes cadenas de supermercados han rechazado la propuesta de Yolanda Díaz de una cesta de la compra de productos básicos a precios rebajados con el argumento de que esta no sería "útil". En su lugar, cadenas y asociaciones de consumidores proponen la reducción del IVA de los alimentos del 21 al 10%. 

La cesta de la compra que propone Yolanda Díaz no es tacaña en exigencias. Dicha cesta, de acuerdo con una ministra cuyas competencias no incluyen desde luego la regulación de la cadena de producción, distribución y venta de alimentos, debería ser "asequible", extenderse más allá de Navidad, rotar cada semana, respetar al pequeño comercio y los productores, e incluir leche, congelados y huevos. 

Con esta carta a los Reyes Magos, la ministra de Trabajo ha intentado que las grandes cadenas de supermercados se responsabilicen de los problemas generados por una subida de la inflación que el Gobierno al que ella pertenece ha sido incapaz de controlar.

El ventajismo clama al cielo. Sobre todo a la vista de lo perverso de la medida que propone Yolanda Díaz. Porque los principales perjudicados serían los pequeños comerciantes, incapaces de competir con las políticas de precios que sí pueden permitirse las grandes cadenas de supermercados.

También perjudicaría a los productores y a los distribuidores, cuyo poder de negociación frente a las grandes marcas como Mercadona, Lidl o Carrefour es mínimo. 

Una medida sin recorrido

La medida no tiene el apoyo del PSOE, que afirma en privado que esta carece de recorrido. En el mejor de los casos, aquellas marcas que decidieran sumarse a la propuesta de la ministra de Trabajo lo harían con un evidente interés mercadotécnico. Ese ha sido el caso de Carrefour. 

El más crítico ha sido el ministro de Agricultura y Alimentación, Luis Planas, que conoce muy bien los venenosos efectos que tendría sobre el mercado la "recomendación" de Díaz. Una recomendación, además, heredera del CLAP (Comité Local de Abastecimiento y Producción), el sistema paralelo de distribución de alimentos gestionado por la dictadura venezolana y que se encarga, al menos en teoría, de hacer llegar paquetes básicos de productos regulados a las casas de los venezolanos. 

El Gobierno ha descartado de plano regular la cesta de la compra o intentar limitar los precios al modo argentino, y ha dejado a la voluntad de las grandes marcas de supermercados adherirse o no voluntariamente a la propuesta de la ministra. 

Necesidad de promoción

Es obvio, como en privado reconoce la parte socialista del Gobierno, que la medida sólo obedece a la necesidad de promoción de una Yolanda Díaz a la que los sondeos vaticinan una intención de voto muy inferior a la conseguida por Podemos en 2019. Y es esa evidencia, la de que el 'efecto Yolanda Díaz' existe, pero en negativo, la que ha llevado a la ministra de Trabajo a proponer una idea tan desesperada como la de una cesta de la compra que limite en la práctica los precios de productos básicos.

Ni siquiera Unidas Podemos, que ha disparado por elevación y pedido una intervención total de los precios, apoya a una Yolanda Díaz que también se toparía con las dificultades legales asociadas a una propuesta de este tipo. Porque la concertación de precios es ilegal y porque lo que está proponiendo la ministra se parece sospechosamente a un cártel que podría distorsionar de forma muy grave el mercado. 

El nuevo naufragio de Yolanda Díaz demuestra, una vez más, las dificultades que está encontrando la ministra para dar con un perfil y un espacio electoral propio a medio camino del PSOE y de Unidas Podemos. Un esfuerzo boicoteado por un PSOE que cada vez se aleja más del centro y un Podemos al que le basta con desmarcarse de las propuestas de Díaz una y otra vez para dejar en evidencia su soledad.