El presidente del Gobierno, Pedro Sánchez interviene con la bandera de España al revés durante el inicio de la cumbre de la OTAN en Madrid.

El presidente del Gobierno, Pedro Sánchez interviene con la bandera de España al revés durante el inicio de la cumbre de la OTAN en Madrid. EFE/Juan Carlos Hidalgo

Política

"España y Euskadi están en paz" y "En Cataluña hay españoles": los errores no forzados del Gobierno

De Pedro Sánchez a Pilar Llop, los resbalones del PSOE con la 'españolidad' desde que conviven con los independentistas ERC y Bildu como socios. 

15 septiembre, 2022 03:42

¿Hay "españoles en Cataluña"? ¿Son dos países "el vasco" y "el español"? ¿Los policías son "piolines"? Y de una vez por todas, ¿tiene el Estado un "conflicto político" que resolver en esos territorios, lo tuvo en el vasco y ahora están "en paz"? ¿Lo tiene en el catalán? 

Desde que el PSOE de Pedro Sánchez es Gobierno y convive con las izquierdas independentistas de Bildu y Esquerra Republicana de Catalunya, su lenguaje ha ido cambiando. Si las palabras crean realidad, se podría decir que las de los socialistas han ido asumiendo la de sus aliados. 

La última en resbalar por esa pendiente ha sido la ministra de Justicia, este miércoles en el Congreso. Pilar Llop considera que la ciudadanía "necesita protección pública" ante la crisis que, sin el apoyo de ERC, no podrían salir adelante. Así que tener que atender insistentemente "en el Congreso y en el Senado" a preguntas y requerimientos sobre el procés y sus consecuencias jurídicas, resulta una "falta de solidaridad" mientras Esquerra -socia de investidura- no respalde todas las medidas del Gobierno.

Según argumentó la titular de Justicia, de esa forma no se tiene en cuenta ni a los "catalanes que viven en otros lugares de España" ni a los "españoles que viven allí".

Tras la sesión de control en el Congreso, la diputada republicana Montserrat Bassa presentaba una interpelación urgente al Gobierno. Se trataba de exigirle al Ejecutivo de Pedro Sánchez "acatar los dictámenes de los organismos internacionales para cumplir con los derechos democráticos y políticos en el Estado español". Bueno, se trataba de eso y de calificar a España de "Estado no democrático", a la Policía y a la Guardia Civil de "fascista" y al Gobierno de "incumplidor" y "asustado".

A la tribuna subió, para atender la interpelación, la ministra de Justicia. Su tono era el habitual -es una mujer de hablar pausado, casi lento, nunca exaltado-, pero que unido a las primeras palabras que dedicó a la diputada independentista, sonó a exasperado: "No es la primera vez que su grupo trae este tema [...] y le diré que la posición de España [no dijo "el Gobierno", dijo "España"] ha sido, es y será la misma porque, en derecho, no cabe otra".

Hasta ahí, todo normal, de no ser porque unos y otros (PSOE y ERC) son socios de legislatura. ¿Quién lo diría, a la vista de los calificativos y los tonos? Pero después vino el 'resbalón': lo de "los catalanes que viven en España y los españoles que viven en Cataluña". Así se interpretó.

[Pilar Llop asegura que cuando viaja en metro escucha a la gente hablar del bloqueo del CGPJ]

PSOE y ERC se acusan mutuamente de "alimentar a la ultraderecha". Unos a los otros, por el "camino equivocado" del independentismo y, sobre todo, de su materialización en declaración de secesión en octubre de 2017, que impulsó Esquerra -y algunos más-. Los otros a los unos, por la supuesta "democracia imperfecta" que encarna el Gobierno de Sánchez, "teóricamente progresista, pero asustado, porque España es muy facha".

Cuándo empezó todo

Se acusan y se despellejan dialécticamente en la tribuna del Congreso, con epítetos tremendos y diagnósticos desacreditantes, pero son socios. Unos, los indepes, apoyan al Gobierno de la "España facha". Y los otros, los del partido "que más se parece a España", crean mesas de negociación extraparlamentarias, indultan a los condenados e, incluso, asumen su léxico.

Todo empezó cuando el presidente del Gobierno pasó en pocos meses de calificar al entonces president Quim Torra como "el Le Pen español" a decir que lo que hay entre España y Cataluña "es un conflicto político"... justo a la salida de haber sido recibido en Pedralbes como si de un mandatario extranjero se tratase.

"No es una concesión", alegaba entonces un ministro que siempre se había negado en público a asumir "ese término belicista". No era "una concesión", porque no era "más que una constatación de la realidad... hay un conflicto, y ese conflicto tiene un origen político, ¿no? Pues ya está", zanjaba.

"Una nación"... o más

Pero sí. Todo empezó entonces porque antes, ni el líder del PSOE ni sus ministros decían esas cosas. Al menos, tan explícitamente. El pasado mayo, también en el Congreso, cuando el presidente ya se veía acogotado por las encuestas que reflejaban el llamado efecto Feijóo, los servicios de Moncloa dieron la orden de pasar al ataque contra el Partido Popular. Y a Sánchez se le colaron unos "piolines".

Toda la política se convirtió, desde entonces, en combate dialéctico. Y en el afán de afearle la conducta al partido conservador, en una sesión de control -como la de este miércoles- el presidente del Gobierno quiso sacar pecho de sus indultos, de su Mesa de diálogo, de que en Cataluña ya hay menos independentistas...

El presidente quiso ejemplificar que su política de "concordia" estaba siendo más efectiva que la beligerante del PP: "Ustedes mandaban piolines a Cataluña, y con nosotros la selección española de fútbol puede jugar en Cataluña sin ningún problema o polémica", dijo dirigiéndose a la portavoz popular Cuca Gamarra.

Ya en verano, hace sólo dos meses, se cumplían 25 años del secuestro y asesinato de Miguel Ángel Blanco. Y mientras la oposición le afeaba al Gobierno sus pactos con Bildu como motivo de que a la hermana del concejal víctima de ETA no se la hubiera invitado a participar -cosa que luego se arregló-, Sánchez también dio un resbalón citando dos "países" en su discurso, en Ermua.

El presidente aseguró, en defensa de su teoría de que la página de ETA ya ha sido pasada, que "hoy Euskadi y España son países libres y en paz", delante de Felipe VI, de los representantes de las víctimas del terrorismo y del resto de invitados. 

"Si hoy Euskadi y España son países libres y en paz", proclamó leyendo un discurso escrito y revisado por los servicios de la Moncloa, "es gracias a todos los que apostaron por la unidad de los partidos políticos frente al terror y el odio".

Polémica frase de Sánchez

Porque a Sánchez no sólo le acusan desde Podemos de "apropiarse" de sus ideas -hasta el PP lo hace, a veces-, sino que la facilidad para decir una cosa y la contraria le viene de lejos.

Fuentes del PSOE admiten que el nombramiento de Patxi López como portavoz parlamentario tiene, entre otros motivos, esta explicación: que el presidente quiere contrarrestar públicamente su tóxica -electoralmente hablando- mimetización con Bildu.

Pero hay que recordar que el mismo López, que le compitió las primarias hace ya cinco años, llegó a afearle esa capacidad que tiene el hoy presidente para contagiarse de la terminología ajena: "Pero vamos a ver, Pedro, ¿tú sabes lo que es una nación?", le espetó en un debate celebrado en Ferraz.

Otros deslices

En todo este tiempo, el Gobierno en general, y Sánchez en particular, han sufrido otros deslices en su relación con la españolidad. Desde el mismo día en que aceptó el "conflicto político" como concepto hasta la pasada cumbre de la OTAN.

Pedro Sánchez y Quim Torra, junto a unas plantas rojas y amarillas.

Pedro Sánchez y Quim Torra, junto a unas plantas rojas y amarillas. Efe

En el primer caso, Moncloa se sintió obligada a añadir una planta de hojas rojas entre las que el equipo del Govern le había puesto detrás, sobre la mesita auxiliar, en un amarillo indepe.

En la celebración del cónclave de la Alianza Atlántica, el presidente dio su pequeño discurso inaugural, sentado junto al secretario general, Jens Stoltenberg, acompañado de una banderita española mal puesta... que de inmediato provocó los comentarios, aunque la misma OTAN reconoció la autoría del error.

Reunión de Sánchez con Mohamed VI en Rabat.

Reunión de Sánchez con Mohamed VI en Rabat.

Si se habían expandido los memes rápido en las redes fue porque, en realidad, el error tenía antecedente, esta vez más intencionado, y atribuible -como reconoció en off una fuente de Presidencia- a un fallo de protocolo (que nadie se fijó a tiempo, vamos).

Después de un año largo de crisis diplomática, Mohamed VI por fin recibió a Sánchez en Rabat. Y en la cena que le ofreció, sentados los dos junto al príncipe heredero, una gran bandera española flanqueaba a Sánchez... puesta del revés.