El Cultural

Daniel Verbis

9 mayo, 2001 02:00

Galería Max Estrella. Santo Tomé, 6. Madrid. Hasta el 9 de junio. De 90.000 a 2.000.000 de pesetas

Para esta, hasta ahora su individual madrileña de mayor fuste, ha elegido Daniel Verbis mostrar distintas variantes de su trabajo, que tienen un triple denominador común: su desarrollo conjunto en el transcurso de los últimos años, su investigación o experimentación sobre las posibilidades pictóricas de materiales ajenos a la práctica tradicional de la pintura y su relectura o aplicación de la lección de las vanguardias, tanto de aquellas más remotas como de las que se han extraído en la posmodernidad.

Una impresionante instalación a la manera de los muros de Sol LeWitt abre la exposición. Las impecables franjas y líneas de color que, a modo de papel pintado cubren las paredes, se ven interrumpidas o encharcadas por formas biomórficas, muy habituales en su pintura, de papel de aluminio. Acrílicos sobre lona y material plástico -con títulos sugerentes, Tiburón de loza, Globo ocular, Anunciación total, Cielos de uso doméstico-. Cuadros hechos mediante hilos de coser de colores que componen las series Hila Hilo, Lía, Lío, Hila lío, Lía Hilo y Las peceras de Santo Tomé. Plastilinas sobre madera que conforman la serie El artista camuflado. Por último, una pintura de gran tamaño sobre la pared y unas proyecciones de luz, a modo de ojos, de dimensiones inferiores a las que le son frecuentes, componen la muestra.

Le interesa a Verbis la perdurabilidad del proceso de metamorfosis de las materias que acabarán siendo pintura y, también, las variantes lógicas o congruentes inducidas por la naturaleza misma del material escogido. De ahí las diferencias inmediatamente apreciables entre los cuadros de hilos, las plastilinas o las lonas. Heterogeneidad no solamente formal -lo que implica una cromía singular para cada grupo o el aprovechamiento de las diferentes texturas-, sino, también, en el pronunciamiento de los contenidos específicos de cada serie.

A mi modo de ver, ha perfeccionado y dado mayor calado a sus obras pintadas, especialmente a las lonas, que me resultan ahora mucho más adecuadas a la complejidad de sus integrantes -tocantes unos al propio Verbis, procedentes otros de esas visitas que abarcan desde el cubismo centroeuropeo hasta la lectura posposminimal de las tendencias minimal y posminimal precedentes-. Vibrantes de organicidad se ofrecen hilos y plastilinas, que procuran una síntesis del expresionismo y de las propuestas conceptuales críticas con la pintura. Del mismo modo, me atraen las dos instalaciones. Es esta, así lo creo, la mejor presentación que artista y galerista podían haber hecho de un trabajo en progreso creciente.