Una persona leyendo en una tablet el diario 'New York Times'.

Una persona leyendo en una tablet el diario 'New York Times'. iStock

Salud ADICCIONES

Las personas obsesionadas con las noticias sufren más estrés, ansiedad y problemas de sueño

Una investigación ha demostrado que el consumo constante de noticias provoca malestar tanto mental como físico en nuestra salud.

26 agosto, 2022 02:09

Estar pendientes a que periódicos, telediarios o radios dieran la cifra diaria de fallecidos por Covid-19 es, sin duda, una de las escenas que más se ha repetido en el imaginario español de los últimos dos años. Esta necesidad obsesiva de consultar de manera constante las noticias puede tener graves repercusiones al hacernos sentir temporalmente impotentes y angustiados.

Sin embargo, uno de los primeros estudios, realizados en 2021 y publicado en la revista Health Communication, que se centraba en la relación entre la pandemia y las consecuencias del consumo de información planteaban que se había producido una moderación en este sentido. Hacia una conclusión opuesta apunta un reciente estudio que ha aparecido en la misma publicación científica, pues asegura que el consumo de noticias no solo produce problemas mentales sino también físicos.

Eso sí, esta última investigación advertía de que era más propenso que los efectos se produjeran en aquellas personas que se consideran "adictas a las noticias". Y es que por si no hubiera suficiente con la pandemia del coronavirus, se produjo la invasión de Rusia en Ucrania, que vino acompañada posteriormente con tiroteos, protestas a gran escala e incendios forestales masivos.

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Con este "ciclo de noticias de 24 horas con acontecimientos que evolucionan continuamente" se terminan produciendo incidencias graves "aquellos que tienen un alto nivel de adicción a las noticias". Las personas que necesitan estar informadas de forma obsesiva son más propensas a sufrir estrés, ansiedad y mala salud física, según la investigación publicada en la revista Health Communication

Un círculo vicioso

El consumo de noticias trágicas, como las ocurridas durante estos años, "provoca un estado de alerta constante en algunas personas, poniendo en marcha sus motivos de vigilancia y haciendo que el mundo parezca un lugar oscuro y peligroso", afirma uno de los autores del estudio, Bryan McLaughlin

Este profesor asociado de publicidad en la Facultad de Medios y Comunicación de la Universidad Tecnológica de Texas reconoce también que "para aliviar su angustia emocional" los adictos a las noticias "pueden desarrollar un círculo vicioso en el que, en lugar de desconectarse, se sientan más atraídos". Tanto es así, que la obsesión por las noticias les lleva a estar continuamente "pendientes de cualquier tipo de actualización".

Sin embargo, tal y como asegura el propio McLaughlin, esta obsesión "no sirve para nada", pues "consultar más noticias provoca cambios en otros aspectos de su vida". Así lo ha comprobado, junto con sus compañeros, la doctora Melisa Gotlieb y el doctor Devin Mellis: analizaron los datos obtenidos de una encuesta realizada a 1.100 adultos estadounidenses.

A los participantes se les preguntaba acerca de su nivel de conformidad con respecto a afirmaciones como "mi mente está constantemente ocupada pensando en las noticias" o "no me resulta fácil dejar de leer o ver las noticias". También querían saber si había quienes "no prestaban atención en sus estudios o trabajos por estar pendientes de las noticias".

Los resultados revelaron que 16,5% de los encuestados mostraban signos de consumo de noticias "gravemente problemático". A menudo, estas personas se implicaban tanto en estar informadas que les afectaba al tiempo que pasaban con su familia y amigos. Además, eran incapaces de dormir o, al menos, tenían problemas para ello. Y sobre todo les resultaba difícil concentrarse en sus lugares de estudio o de trabajo.

Los investigadores consideraron, en este sentido, que quizás no fuera sorprendente que las personas con unos niveles más altos de consumo permanente de noticias fueran más propensas a experimentar malestar mental y físico que las que contaban con unos niveles de adicción más bajos.

Sin embargo, cuando se les preguntó a quienes consumían más noticias si habían tenido síntomas de algún problema de salud mental durante el último mes, los 'adictos' reconocieron que sí, concretamente, el 73,6% de estos. Una cifra aplastante si se tiene en cuenta que, de quienes no consideraban estar tan pendientes a los acontecimientos del día a día, tan solo el 8% de todos ellos habían notado algún problema de este tipo.

Por su parte, la salud física de este último grupo apenas se había visto afectada en un 6,1% de los encuestados, mientras que el 61% de las personas con problemas de adicción informativa declararon haber notado un malestar físico "bastante" o "muy" grave.

Alfabetización mediática

McLaughlin aclara, en primer lugar, que no pretenden que la gente deje de estar informada, ni mucho menos. Pero sí que "tengan una relación más sana con ellas". Es por este motivo por el que cree "necesario realizar campañas de alfabetización mediática" que ayuden a controlar esa adicción informativa.

"En la mayoría de los tratamientos de adicciones, la solución suele ser eliminar por completo la conducta compulsiva", asegura McLaughlin. Sin embargo, una resolución como esta en el caso de las noticias puede tener efectos colaterales como la existencia de "una sociedad desinformada y una democracia para nada saludable".

Es por esto por lo que apunta a "una relación sana" como la situación ideal. De hecho, la investigación ha demostrado que los individuos eran capaces de decidir en qué momento dejaban, o al menos reducir de forma drástica, su consumo de noticias si percibían que estaban teniendo consecuencias negativas en su salud mental.

"Por ejemplo, investigaciones anteriores han demostrado que los individuos que se dieron cuenta [de su problema de adicción a las noticias], tomaron la decisión consciente de desconectarse", dice McLaughlin, quien también advierte que estos casos se han repetido con más frecuencia desde la llegada de la Covid-19.

El estudio, que reclama la necesidad de un debate más amplio acerca de la industria periodística y su implicación en este problema, contaba con la limitación de que los resultados fueron recogidos en un momento dado, por lo que los autores no pudieron establecer la relación exacta entre el consumo problemático de noticias y el malestar mental y físico.