Salud Fertilidad

El desafío de Lina Álvarez: ¿es irresponsable ser madre a los 62 años?

La autorregulación desaconseja la reproducción asistida a partir de los 50, pero no es obligatoria. Una clínica madrileña ha implantado un embrión a una mujer 20 años después de su menopausia. 

16 septiembre, 2016 01:19

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Los medios la han presentado como madre coraje, la mujer luchadora que ha triunfado, la que no se cansa de pelear por cumplir sus deseos. Pero la opinión científica no es tan benévola con el caso de la médica lucense Lina Álvarez, la mujer de 62 años que en poco menos de un mes tendrá una hija en el Hospital Universitario Lucus Augusti de su ciudad. 

El feto es consecuencia de una técnica de reproducción asistida, la implantación de un embrión fruto de la fecundación in vitro (FIV). Ella misma ha aclarado que el óvulo a partir del cuál se formó el embrión no es suyo. No hacía falta que lo hiciera: hace más de 20 años que sus ovarios dejaron de funcionar al entrar en la etapa que se conoce como menopausia.

Manuel Fernández, director del Instituto Valenciano de Infertilidad (IVI) Sevilla, quiere aclarar en primer lugar que la mujer le ha parecido "simpática y sensata" en las entrevistas que ha visto de ella. Pero tiene claro que el caso es, desde el punto de vista científico, "una aberración" y sólo se explica por lo que él considera "un fallo" de una "muy buena legislación sobre reproducción asistida", una regulación legal que comenzó con el Real Decreto 415/1997 y se mejoró con el Real Decreto 906/2007. "Aunque se regula la edad mínima, que se establece en 18 años, no se establece un límite superior; en lo que a la Ley se refiere, a una mujer de 95 años se le podría implantar un embrión", apunta exagerando el especialista. 

Autorregulación desde 1997

Ante esta posibilidad, fueron las propias clínicas de reproducción asistida, bajo el auspicio de la asociación científica que las agrupa, la Sociedad Española de Fertilidad (SEF), las que desarrollaron un código de autorregulación que desaconsejaba llevar a cabo procedimientos de este tipo en mujeres mayores de 50 años. "No existe un límite legal de edad para ser receptora de embriones, si bien la mayoría de los centros consideran los 50 años como el máximo aceptable para la transferencia", se puede leer en el Manual de buena práctica clínica en reproducción asistida, publicado por la SEF. 

Dentro de esa mayoría, al menos hay una clínica que no está. No se sabe el nombre, ni el médico que está detrás. Álvarez, que ha contado su caso con todo lujo de detalles, ha omitido este dato. Tan sólo que lo "encontró por internet". Diez años antes, la médico localizó una clínica similar: la primera vez que se implantó un embrión también superaba los 50 años. Su hijo Samuel, de 10 años, fue el resultado. En esta ocasión, sí se sabe el nombre del centro. Según explicó Álvarez al diario ABC, fue la clínica privada La Esperanza de Santiago de Compostela, que se negó a repetir el proceso dos años después. "Ahora ha sido un ginecólogo de una clínica de fertilidad madrileña, cuyo nombre me impiden desvelar, la que me ha permitido el tratamiento, nuevamente con un embrión donado", relata al periódico.

No es la primera vez que esta mujer está en los medios: hace 27 años dio a luz a su primer hijo, al que llaman Chiquito y que tiene graves daños cerebrales. Durante mucho tiempo, Lina luchó porque la justicia reconociera que la enfermedad había sido causada por una amniocentesis mal realizada. El Tribunal Supremo le quitó la razón en 2010. 

Salud de la madre y del feto

El director del IVI Sevilla aclara que llevar a cabo técnicas de reproducción asistida en mujeres mayores de 50 años "no es ilegal". "Desde el punto de vista médico no es una buena práctica y por eso creo que el médico que lo ha hecho no quiere que se sepa", añade, antes de puntualizar: "La inmensa mayoría de los que estamos en este campo somo muy honestos y muy éticos; desde luego que este caso se está comentando". 

Para Fernández, hay una razón para la autorregulación y no es otra que la salud de la madre. "Aunque luchemos contra la fisiología humana, a partir de esa edad hay más riesgo de infartos y otros problemas cardiovasculares", resume el experto que, no obstante, apunta a ciertas excepciones a la norma en su centro. "Cuando una mujer ha tenido hijos con embriones congelados y le han sobrado algunos, podemos implantarlos entre el 50 y el 51 cumpleaños", comenta.  

Otra imagen de la futura madre

Otra imagen de la futura madre Eliseo Trigo EFE

En la misma línea se expresa el director del Departamento de Ginecología de la Clínica Universidad de Navarra (CUN), Juan Luis Alcázar, que destaca tres patologías asociadas al embarazo tardío, con independencia del método con el que se haya obtenido. En concreto, el obstetra habla de un mayor riesgo de diabetes gestacional, hipertensión arterial y la propia patología asociada al parto, aunque esta última no se contempla en el caso de Lina Álvarez: la niña nacerá en una cesárea programada. "Es una vía de parto más complicada que la vaginal", destaca Alcázar, que añade: "Empieza el partido con un riesgo casi garantizado". 

Con respecto al feto, si el óvulo hubiera sido de ella a este riesgo se sumaría el de defectos cromosómicos, que aumentan con la edad. Al tratarse de un embrión donado, el óvulo ha de ser por ley de una mujer menor de 35 años y además es previsible que se le haya hecho un diagnóstico genético preimplantacional antes de implantar el embrión, por lo que no sería el caso.

Pero el ginecólogo del centro navarro destaca sobre todo la posibilidad de que sufra retardo de crecimiento. "Suelen ser placentas más deficientes y hay mayor riesgo de este efecto". Las consecuencias de este retardo dependen del grado y varían mucho, pero pueden tener impacto en la calidad de vida del recién nacido.

Aunque Lina Álvarez ha declarado que tanto ella como su bebé están en perfecto estado de salud, Alcázar advierte: "La historia no se puede marcar con un caso" y concluye con un aviso a navegantes para mujeres que quieran imitar a la gallega: "Son gestaciones de alto riesgo tanto para la madre como para el feto".

El peligro del efecto llamada

El hecho es que la maternidad de esta médica lucense no será la más tardía registrada en España. En la mente de todos, el triste caso de Carmen Bousada, la mujer gaditana que acudió a un centro de fertilidad de EEUU para someterse a una FIV a los 66 años. Su ginecólogo americano declaró entonces que la mujer había mentido con respecto a su edad y la mujer dio a luz a los 67 años en un hospital de Barcelona. Tres años después moría a causa de un cáncer, dejando huérfanos a los pequeños. 

Pero la memoria es frágil a la hora de querer cumplir sueños y otros casos de maternidad tardía más exitosos han saltado a la palestra, siempre fuera de España. El último fue el de Daljinder Kaur, una mujer india de 70 años que dio a luz a esa edad tras someterse a numerosos tratamientos de reproducción asistida. "Aunque el útero se mantenga, cuanto más mayor es la mujer, más implantaciones se necesitan para obtener el embarazo, porque el órgano pierde flexibilidad y resistencia para recibir los embriones", señala el director del IVI Sevilla, que aclara que, antes de la implantación, la mujer ha de someterse a un tratamiento hormonal para "engañar al útero", porque el cuerpo ha dejado de producir los estrógenos y la progesterona asociadas al ciclo fértil natural de la mujer. 

En nuestro país, recientemente se ha anunciado el embarazo de Eva Cárdenas, la novia de Alberto Nuñez Feijóo, a los 51 años. Otras famosas que, sin pasarse del autolímite, han sido madres mayores mediáticas son Ana Rosa Quintana, Ane Igartiburu o Irma Soriano. 

"Cada vez que hay un caso de estos se produce un efecto llamada y lo esperamos para las próximas semanas", comenta Fernández. De hecho, el experto reconoce que es frecuente que tengan solicitudes de mujeres mayores de 50 años. "Les explicamos cuál es nuestra posición; algunas lo entienden y dicen que van a buscar otra clínica que se lo haga; otras, amenazan con denunciarnos", apunta. "Va a haber una avalancha" vaticina. 

Las técnicas de reproducción asistida no son baratas -oscilan alrededor de 6.000 euros por intento, aunque la protagonista de este último caso ha declarado haber pagado sólo 3.000- y en la sanidad pública están mucho más restringidas que en la privada. De hecho, un centro público no inicia un procedimiento de este tipo en una mujer que ya haya cumplido los 40, una tendencia similar a la de otros países europeos. Reino Unido aumentó a 42 años la edad máxima en 2013.