CRÍTICA TEATRAL

'La necesidad del náufrago'

La necesidad del náufrago.

La necesidad del náufrago.

  1. Opinión

Crítica teatral a 'La necesidad del náufrago', escrita y dirigida por Pablo Canosales, en programación en el Teatro Alfil, de Madrid.

La necesidad del náufrago es una de esas sorpresas que esconde la cartelera teatral madrileña, siempre insospechadas, a veces agradables y otras no tanto, lo cual tiene que ver con las expectativas ante lo que se acude a ver en cada ocasión, y, por supuesto, de su calidad; desde grandes producciones, a modestas puestas en escena, en lo conocido como teatro off; del oropel de las compañías públicas, dirigidas a nivel estatal, autonómico o municipal, a loables aventuras privadas que vuelven a las esencias de lo que siempre fue la vida de los cómicos, recurriendo de nuevo a la multiprogramación, tanto en diferentes contenidos y diferentes espacios dentro de sus sedes (principal, hall, ambigú, etc…) a salas que componen su programación a base de dar visibilidad a compañías que para dar a conocer su talento, necesitan de lo esencial: público y oportunidad de programación.

La necesidad del náufrago es una de esas perlas que nos reconcilian con el teatro y con la sugerencia de historias, tramas y evoluciones de personajes, todo ello desde unas cifras que más allá de sus números, se convierten en emociones: cuatro actores, doce sillas, dieciséis historias y cuarenta personajes, todo ello contenido en ochenta trepidantes minutos.

Pablo Canosales es el autor, y director, de este espectáculo teatral, La necesidad del náufrago, que habla de las necesidades, que todas las personas sufrimos, más allá de cualquier otro aspecto: poder económico, raza, sexo u orientación porque “la vida va de eso, de necesitar” más allá de sus protagonistas, de sus limitaciones o de sus potencialidades.

Canosales lo realiza a través de dieciséis historias aparentemente no conectadas, pero el ripio del autor va más allá y lo que realmente propone al espectador es un puzzle, en el que éste debe elegir el orden real de las historias que se le presentan y si los personajes tienen continuidad a través de ellas o no. Mi opinión es afirmativa al respecto, lo cual incrementa el interés sobre el resultado final, donde cada persona que forma parte del público vivirá una experiencia propia y única.

La edad de Pablo Canosales, 27 años, hace que pase a formar parte de los potenciales protagonistas de las tablas teatrales en los próximos años, si no lo es ya en el presente. Recuerden su nombre y síganle la pista.

Los cuatro actores protagonistas (Carmen Valverde, Víctor Nacarino, Javier Prieto y Diego Cabarcos), se mantienen en escena durante todo el desarrollo de la trama, afrontando momentos de más o menos protagonismo, según cada situación, pero con un más que destacado resultado, especialmente en el caso de Carmen Valverde, con gran credibilidad, frescura y naturalidad, que borda una gran interpretación en la historia titulada Cuarteto de suelo, así como Víctor Nacarino en El café o Javier Prieto y Diego Cabarcos en Guerras y matices. Muy buen trabajo de los cuatro actores …y gran mérito, gracias a una herramienta indispensable en cualquier proyecto: entusiasmo.

Muy destacable también el trabajo de Tania Tajadura al frente de la escenografía, recibiendo a los espectadores con una casi imposible torre construida a base de sillas, que serán los instrumentos vehiculares que, en diversas posiciones y usos, serán los elementos que marquen el perfil visual de cada escena.

Las necesidades del ser humano, y el naufrago que todos somos ante el mundo que nos rodea, es una más que interesante metáfora que Pablo Canosales utiliza para este conseguido espectáculo, original desde su guión hasta su puesta en escena con unos modestos medios, pero consiguiendo un resultado sobresaliente. Acéptenme la recomendación y aprovechen una tarde de domingo en Madrid para acercarse hasta el Teatro Alfil y comprobar el joven talento que garantiza la salud de nuestro teatro.