CUARTO PODER

La precariedad de los periodistas

El Periódico New York Times, Taller De Imprenta, 1942.

El Periódico New York Times, Taller De Imprenta, 1942.

  1. Opinión

Fue Thomas Jefferson quien dijo que prefería periódicos sin democracia que democracia sin periódicos. Salvo que se sea un sectario al servicio de su propio interés, difícil será argumentar en contra de lo que defendió el tercer presidente de los Estados Unidos. No obstante, más allá de las preferencias de Jefferson, corremos el riesgo de conformarnos con una aparente democracia y con unos medios de comunicación tan débiles que no pueden ocuparse de otra cosa que no sea sobrevivir.

¿Cuántos periódicos pueden dedicar muchas horas y suficiente dinero a la investigación? ¿Cuántos medios, por ciertas que sean, se arriesgan a publicar noticias que perjudicarían a la empresa que a cambio de publicidad les reporta una importante cantidad de dinero? ¿Cuántos periodistas se irían con su importante noticia a otro medio si su director se niega a publicarla? Si por fin logran publicarla en otro periódico, ¿cuánto tardarían en comprobar que también allí muchas informaciones son rechazadas por importantes que sean? ¿Cómo pueden servir a la verdad las tertulias en la que los colaboradores responden a las listas de afectos de los partidos políticos? ¿No basta con escuchar tres veces a los tertulianos para saber lo que van a decir? ¿Qué pueden investigar si pasan sus días en un plató de televisión?

Sería absurdo negar que en España vivimos bajo el poder de las cúpulas de los partidos políticos, casi todo, más o menos troceado, depende de ellas. Nada puede servir más a esas cúpulas que la precariedad en la que sobreviven miles de periodistas. Resulta casi imposible ser libre en un periódico cuando tu casi única preocupación es no volver a la cola del paro. ¿Quién se atrevería a culparte por no defender tu noticia? ¿Quién podría acusar a los cubanos de no organizarse en contra del tirano si para no morir de hambre tienen que pasar el día resolviendo? Salvando la mucha distancia, algo parecido ocurre en España con centenares de periodistas. Sus medios necesitan del favor del poder. Sin él no hay salvación, sólo miedo al hambre. Y el poder, insaciable, siempre te pide más, no tarda en encontrar una nueva amenaza que te haga callar.

Tiene razón García Márquez, el periodismo es el mejor oficio del mundo, pero sólo cuando puedes publicar lo que otros no quieren que se publique, no cuando asumes ser un peón de los que pretenden seguir controlando todo. Entonces no eres más que un eslabón de la cadena de la censura. Ni siquiera ha de mediar una amenaza, basta con tu miedo a ser despedido. Pero, cómo a millones de cubanos, ¿quién puede culparte? De tú miedo sabes tú, tú y el empresario que también depende del que puede quitarle lo que necesita su empresa para sobrevivir. Ojalá no se equivoquen los que dicen que están cambiando las cosas. Puede que ya en Internet se rompa la cadena del miedo, pero tardará en romperse, sigue siendo mucha la precariedad de lo que algún día y en algún sitio fue el cuarto poder.