Opinión

¿Uno de los nuestros?

  1. Opinión

Por Jesús Bodegas Frías

Tras el tornado Trump, es mucho lo que hemos oído sobre su inesperada victoria. Que si los encuestadores deben volver al parvulario, que si el voto oculto, el miedo al qué dirán, que si la abstención (algo más del 40%), que si el voto católico, el femenino, el afroamericano, el latino. Desde nuestra perspectiva europea es imposible entender al americano medio de Arkansas, Oklahoma o Missouri.

La triste realidad es que el americano medio ha votado lo que siempre ha ansiado alcanzar, que es el sueño americano, es decir “que la prosperidad depende de las habilidades de uno y de su trabajo, no de un destino rígido dictaminado por la jerarquía social”. Aunque hoy en día el llamado sueño americano se entiende por la igualdad de oportunidades y libertad que permite que todos los habitantes de Estados Unidos logren sus objetivos en la vida únicamente con el esfuerzo y la determinación.

Es decir lo mismo que cuando votaron a Kennedy, Carter, Reagan, Clinton, Bush y Obama. Personas hechas a sí mismas, o nos los vendieron como tal.

Sin embargo el logro de Trump ha sido colarnos el mensaje de que es uno de los nuestros. Entendiendo por los nuestros, nosotros, a la nueva clase social el precariado (precario y proletariado), surgida como consecuencia de la crisis y la perdida de las clase media y trabajadora de su estatus.

Los precariados somos los que hemos sufrido deslocalizaciones, ERE´s, quedado en el paro, conseguido contratos en precario o trabajos dignos pero con menor salario del que teníamos y que ya no alcanzaremos.

Pero realmente Trump no es uno de los nuestros, es un millonario americano de segunda generación, su abuelo, alemán, daría el perfil de uno de los protagonistas de Hell on Wheels, además se americanizó el apellido o como dirían los jóvenes poligoneros a sus chonis se lo tuneó. Pero él no ha sufrido la crisis en sus carnes como nosotros, ir a la oficina del INEM o ver como tu casa se la podía quedar o quedaba una entidad financiera, buscar trabajo y ver como las puertas se cierran, los que antes te llamaban para ofrecerte un nuevo puesto ahora ni te saludan, pues eres un apestado.

Pero y los populistas a este lado del Atlántico ¿son uno de los nuestros? No parece que el adinerado hombre de negocios Le Pen, lo sea, además de que su partido se ha convertido en una especia de saga dinástica en donde su nieta ya ocupa cargos de importancia. Tampoco el descorbatado Yanis Varoufakis economista, catedrático universitario, activo bloguero y escritor de varios superventas de economía, al que le gustan la ropa de marca y las motos de gran cilindrada, sea otro de los nuestros.

Y ¿qué hay de Podemos? De entrada Pablo Iglesias, Iñigo Errejón y Juan Carlos Monedero, son profesores de Universidad, dándose la casualidad que en la universidad española en las últimas décadas ha primado una endogamia rayana en el “incesto académico/intelectual” y que para lograr plaza había que estar bendecido por el jefe del departamento. Vamos lo que se entiende vulgarmente por casta “manera particular de estratificación social al que se pertenece solamente a través del nacimiento y se caracteriza por tener un sistema sólido, rígido e inmóvil, en donde se impone la endogamia.”

Tampoco Carolina Bescansa, copropietaria heredera de una empresa farmacéutica, parece serlo. Ni Montserrat Galcerán, concejal de Madrid, dueña de hasta nueve inmuebles, con valor catastral de 483.593 euros, parece ser de los nuestros. Ni Laura Pérez, cinco veces consecutivas ganadora del concurso navideño de poesía en euskera y contratada para dar un taller de francés en el concejo de Artica, dándose la circunstancia de que sus padres son la presidenta y el vicepresidente. El más cercano es Ramón Espinar, que no pudo pagar un piso, al que accedió sin sorteo público y sin estar empadronado y cuya entrada se la dio su padre, imputado en el caso de las tarjetas black de Bankia, y del que sacó una plusvalía de unos miles de euros. El chico es listo y ahora quiere batir el record de Cospedal (PP) o Pajín (PSOE) ó Barkos (Nafarroa Bai) en ocupación de cargos y sillas, senador, y portavoz de su grupo en el mismo, diputado autonómico y secretario general de Podemos Madrid. Y que aplica la mítica frase de Alfonso Guerra el que se mueve no sale en la foto, que se lo digan a sus rivales, Tania Sánchez y demás; pero eso sí de buen rollito.

Visto lo visto parece que muchos se han apuntado a la palabra del año del prestigioso diccionario Oxford post-truth (post-verdad) que viene a significar: "Relativo a, o denotando, circunstancias en las que hechos objetivos son menos influyentes en la formación de la opinión pública que la apelación a la emoción y a la creencia personal". En definitiva que el que algo aparente ser verdad es más importante que la propia verdad.

Personalmente no me apunto a esta nueva moda, aunque no sea cool, ni in, ni fashion de la muerte, sino todo lo contrario, más bien un casposo precariado, a mucha honra, y gilipollas. ¿Y a usted se la han colado?