Viñeta de 'Pulse enter para continuar' (Apa Apa Cómics, 2018), de Ana Galvañ. Una de las imágenes que ilustran  'Viñetaria'

Viñeta de 'Pulse enter para continuar' (Apa Apa Cómics, 2018), de Ana Galvañ. Una de las imágenes que ilustran 'Viñetaria'

Letras

'Viñetaria', el territorio donde se reivindica a las grandes autoras de cómic

Un libro recoge tres siglos de historietas firmadas por mujeres, desde las primeras ilustradoras a las actuales autoras de impulso feminista.

7 mayo, 2024 01:44

Mucha tinta ha caído sobre las viñetas del cómic realizado por mujeres hasta encontrar los niveles actuales de calidad y sofisticación, ya sea desde el underground, el indie o el mainstream

Viñetaria

Elisa McCausland y Diego Salgado. Cátedra, 2024. 568 páginas. 39,85 €

Nombres de españolas como los de Carla Berrocal (La tierra yerma, Reservoir Books, 2024) o Emma Ríos (Anzuelo, Image, 2024) culminan una larga trayectoria que, como en otras áreas, se ha impuesto el canon masculino.

A nombres como Marjane Satrapi (autora de Persépolis y reciente Premio Princesa de Asturias de Comunicación y Humanidades) se añaden Alison Bechdel (Fun Home), Isabel Franc y Zuz Martín (Alicia en un mundo real), Julie Doucet (Dirty Plotte), Tove Jansson (de la que Salamandra Graphic acaba de editar las tiras de Mumin), Kyoko Okazaki (Pink) y Megumi Igarashi, también conocida como Rokudenashiko, con Obscenidad, que han construido un edificio en el que conviven desde la fantasía de Ghibli y Disney al manga adulto y los videojuegos.

El cómic alcanza así la plena legitimidad como medio expresivo, capaz de convertirse en altavoz de cualquier colectivo y sensibilidad social. Es el diagnóstico que realizan Elisa McCausland y Diego Salgado en el monumenal y riguroso Viñetaria. Historia universal de las autoras de cómic (Cátedra), ensayo que presentarán en el Salón del Cómic de Barcelona.

El libro recoge la evolución del noveno arte desde sus primeros pasos en el siglo XVIII, con los trabajos de la grabadora, impresora y escritora inglesa Mary Darly, hasta la tendencia feminista de la citada Rokudenashiko.

El avance imparable de las autoras ha ido de la mano de su incorporación a tareas editoriales, de crítica y de divulgación

En medio de sucesivas corrientes de expresión como la tira de prensa, el comic book, los webcomics o la ya asentada novela gráfica, la genealogía de la historieta llega hasta nuestros días dejando a un lado la grapa y los modos analógicos para caer de lleno en la edición digital.

Sin embargo, como se expone en Viñetaria, los blogs y las redes sociales han auspiciado sus propias reglas pero no han terminado de cuajar por el arraigo del papel entre creadores y comunidad fandom.

El avance imparable de las autoras en la última década ha ido de la mano de su incorporación a las tareas editoriales, a la crítica y la divulgación. 2013 y 2014 fueron años decisivos. Se creó el Colectivo de Autoras de Cómic, una iniciativa que reúne ya a más de un centenar de historietistas.

Coincidía ese periodo con la publicación de Enjambre (Norma) y Todas putas: Los cuentos gráficos (Dibbuks), recopilaciones de historias coordinadas por Zuz Martín y Carla Berrocal, respectivamente, con nombres como Ana Galvañ, María Herreros, Cristina Durán, Pupi Herrera, McCausland, Natacha Bustos, Andrea Jen, Ana Pez y Mamen Moreu, entre otras autoras.

Viñeta de 'La tierra yerma' (2024), de Carla Berrocal, que publica en nuestro país Reservoir Books

Viñeta de 'La tierra yerma' (2024), de Carla Berrocal, que publica en nuestro país Reservoir Books

El fenómeno de autoras de cómic se ha rubricado en recientes exposiciones. El Museo de Historia de Cataluña acogió Ilustrísimas, mujeres que dibujaron el siglo XX; Núria Pompeia: ayer, hoy y siempre, realizada gracias al Instituto Quevedo del Humor; ¡Mujercitas del mundo entero, uníos! pudo verse en el Reina Sofía; Perdona, estoy hablando se montó en CentroCentro; y Constelación gráfica en el CCCB. Precursoras de todas ella fue la que Felipe Hernández Cava y Marika Vila realizaron en 1988 bajo el título Papel de mujeres.

Una de las incuestionables virtudes que exhibe Viñetaria es la forma en la que dibuja el horizonte de sucesos que ha provocado su progresiva expansión. No se olvida el tándem McCausland-Salgado de la seminal generación Blanco y Negro, con nombres como Laura Albéniz y Ana María Smith, ni de la formada por el movimiento sufragista, encabezado, a principios del siglo XX, por la estadounidense Edwina Dumm.

[Aquelarre gráfico en el Salón del Cómic de Barcelona]

No podía faltar en Viñetaria la tradición de la tira cómica en la prensa de Estados Unidos con Grace Drayton, Inez Townsend, Marjorie Organ, Gladys Parker , Dale Messick o June Tarpé Mills (Miss Fury).

Los comic books fueron una revolución a mediados de la centuria, tanto como la creación de Señorita Río por Lily Renée y la llegada de la amazona Wonder Woman (Mujer Maravilla), considerado como uno de los personajes más feministas.

El viaje por Viñetaria para en la España del tebeo con pioneras como Ángeles Torner Cervera (que publicaba en Gente Menuda, el suplemento infantil de ABC), Francis Pitti Bartolozzi, que introduce los bocadillos en los diálogos en trabajos como Carrete va al África (1932) o, volviendo a Blanco y Negro, Viera Sparza.

En la coyuntura posterior creada por cabeceras como Tío Vivo, DDT y Pulgarcito veremos las firmas de Ángeles Felices y Patty Klein. Poco a poco irán llegando autoras como Trini Tinturé (creadora de Emma es encantadora y a la que homenajeó la pasada edición del Salón del Cómic de Barcelona) y Purita Campos, la responsable de uno de los fenómenos de la historieta española en toda su trayectoria: Esther y su mundo.

[El cómic español por fin tiene libro blanco]

A partir de los 70, cabeceras como Tótem, Trocha, El Víbora, Madriz, Rambla o 1984 contarán con Annie Goetzinger, la citada Marika Vila o Laura Pérez Vernetti.

El pulso está echado y las autoras se han consolidado por derecho propio. Como las cultivadoras del manga. El cómic ya no podría entenderse sin las mangakas surgidas de la II Guerra Mundial.

Entre las mujeres que lo han cultivado están Machiko Hasegawa, Masako Watanabe (impulsora de la “estética tierna” o kawaii), Hideko Mizuno, Moto Hagio, Keiko Takemiya, el Colectivo CLAMP, Rumiko Takahashi, la autora más vendida de la historia y una de las responsables del impacto del manga en Occidente desde la década de los noventa, y la mencionada Kyoko Okazaki, el puente entre el manga del siglo XX y el del XXI con obras como Helter Skelter (1995). El territorio Viñetaria derriba fronteras.