La autoestima es una orientación positiva o negativa hacia uno mismo. Esta autopercepción está relacionada con la calidad de vida subjetiva y con otros parámetros personales como la autovaloración y la autoprotección. Presentar altos niveles de autoestima, al menos en la cultura occidental, forma parte de la receta del ansiado éxito en el ámbito escolar y profesional. Y si no, solo hay que ver la infinitud de libros autoayuda dedicados a mejorarla.
Pero, ¿lo es realmente? Un estudio, elaborado por los psicólogos Ulrich Orth y Richard W. Robins y publicado en la revista American Psychologist en 2022, revisita la literatura científica que aborda este rasgo humano. Y concluye que gran parte de las investigaciones sobre autoestima sugiere que "una alta autoestima ayuda a los individuos a adaptarse y tener éxito en diversos ámbitos de la vida, como tener relaciones más satisfactorias, rendir mejor en la escuela y el trabajo, disfrutar de una mejor salud mental y física, y abstenerse de conductas antisociales", concluyeron Orth y Robins.
Además de esto, los investigadores también observaron la causalidad y la magnitud de los efectos, así como la diferencia entre la alta autoestima y narcisismo. La autoestima, en todos los distintos grupos étnicos, grupos de edad y etapas de la vida, se relacionó positivamente con tener relaciones sociales satisfactorias, éxito en la escuela y el trabajo, mejoras en la salud física y mental y se relacionó negativamente con el comportamiento antisocial.
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Con este conocimiento, se arroja luz sobre una de las cuestiones más exploradas por las ciencias de la conducta: tener la autoestima es algo muy positivo. Asimismo, amainan las teorías que reflotaban la idea de un "lado oscuro" de la autoestima.
Sin encharcarse en la cuestión de si existe un lado oscuro de la autoestima, algo que ya han tirado por tierra Orth y Robins, hay que saber que el conocimiento científico diferencia entre dos tipos de autoestima: una explícita (o 'yo real'), que se juzga por lo que decimos de nosotros mismos, y una implícita (o 'yo ideal'), la forma en la que asociamos palabras que tienen connotaciones favorables o desfavorables con nosotros mismos.
Tal como explican en una publicación del Consejo General de la Psicología (COP), lo idea es que ambas coincidan o se asemejen mucho. Esto es lo que se denomina autoestima congruente. Cuando así sucede, señalan, "tiene efectos beneficiosos en el funcionamiento psicológico, confirmados en la investigación".
En cambio, si no coinciden y ocurre lo que se conoce como autoestima discrepante, se puede originar problemas de perfeccionismo, factores situacionales y experiencias adversas —en el caso de bajas autoestimas—, o formas problemáticas como la autoestima inestable y la narcisista —en el caso de altas autoestimas—.
El lado oscuro de la autoestima
Los especialistas que han sugerido, a partir de la observación de ensayos clínicos, que existe un "lado oscuro" de la alta autoestima dicen que en algunos contextos la persona 'con muchos humos' tiende a comportamientos potenciales desadaptativos. Cuando un individuo con una elevada estima de sí mismo ve cuestionada su opinión por una crítica o un comentario negativo, puede arremeter con agresividad contra la fuente de la amenaza.
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Así, se desafía la creencia de que las personas con baja autoestima son las más proclives a utilizar una respuesta coactiva ante una crítica. Lo cierto es que la ciencia predice que en las personas narcisistas —las que tienen la autoestima patológicamente alta— se puede predecir cierta hostilidad en respuesta al feedback negativo.
El psicólogo y presidente de Fundación Psicología Sin Fronteras, Guillermo Fouce, ante la pregunta de si existe alguna contrapartida a una excesivamente alta autoestima es claro: "Tener una imagen excesivamente positiva sobre ti mismo y tu comportamiento es peligroso". Y aclara que podría "llevar al narcisismo u otros trastornos de la personalidad".
La fina línea entre autoestima y narcisismo
La definición más conocida del narcisismo se relaciona con la etimología de la palabra. Hunde sus raíces en el mito de Narciso, un joven de apariencia bella que cautivaba a quienquiera le viera, que como castigo de Némesis se enamoró tanto de su propio reflejo en un estanque de agua que era incapaz de hacer otra cosa que admirarse a sí mismo. En el ámbito de la psicología el narcisismo se asocia a niveles excesivamente altos de autoestima.
"El narcisismo es un rasgo de la personalidad caracterizado por un sentimiento de superioridad y un deseo de respeto y admiración por parte de los demás", definen en un estudio publicado en 2016 en la revista Current Directions in Psychological Science. En el mismo, tres investigadores se aventuran a dar con la línea que separa el narcisismo de la alta autoestima.
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Descubrieron que existen matices en torno a su desarrollo, orígenes, consecuencias y resultados. De entrada, ambas empiezan a desarrollarse a edades muy tempranas —en torno a los 7 años—. Y mientras que la alta autoestima va aumentando desde la adolescencia, el narcisismo está en su pico durante esta etapa y después van descendiendo sus niveles con la edad.
En otra investigación que trata de arrojar luz sobre esta cuestión, se afirma que "es fácil imaginar cómo un individuo narcisista prototípicamente grandioso (es decir, arrogante, con derechos, excesivamente autopromocional) podría ser interpretado como poseedor de una autoestima particularmente alta". La diferencia fundamental que encontraron tiene que ver con cómo se responde en contextos sociales: los narcisistas tienden a ser menos agradables cuando se les lleva la contraria.