Nintendo ha decidido, una vez más, ponérselo difícil a su departamento de márketing. La innovación habitual de la compañía japonesa supone un reto a la hora de explicar sus productos. Más, si como en el caso de Labo, se aleja del videojuego tradicional para buscar un nuevo enfoque, el de utilizar las capacidades de Switch para fabricar juguetes de cartón personalizables.

Algunos de estos juguetes vienen en kits que se ponen a la venta este viernes en las tiendas listos para fabricar: de una caña de pescar a una armadura de robot gigante pasando por un piano. Otros, dependen de la imaginación del jugador, y ahí se abre un abanico de posibilidades al que sólo el tiempo marcará el límite.

Labo está enfocado a un público que disfrute de la creatividad. Su problema es la necesidad de probarlo para comprobar lo bien que funciona. Lo fácil que es cortar y doblar los cartones, menos delicados y más manejables de lo que pudiera parecer. También cómo la propia Switch guía a través del proceso.



No es mucho más complicado ingeniar nuevas posibilidades para Labo con su sección dedicada a la programación. Esta se basa en un principio de causa-efecto muy sencillo: si se mueve el mando así, la consola reacciona de tal forma. Si se toca en esta parte de la pantalla, el mando actúa de esta manera.

Con Labo Nintendo quiere que los usuarios sean como la compañía japonesa: creativos e innovadores. Si consigue contagiarles esas cualidades habrá cumplido su objetivo. Cuando lanzó Super Mario Maker no podían imaginar los niveles que iban a crear los jugadores y el de Labo será un caso similar.

Este vídeo de un cofre de cartón abriéndose y provocando que suene el clásico sonido de Zelda es un buen ejemplo de ello:



También esta máquina expendedora que entrega el caramelo si se toca correctamente la melodía de Mario:



Son sólo dos sencillos ejemplos de algo que irá a más. Poco le importa a Nintendo el éxito de su consola, que ha vendido casi 18 millones de unidades en algo más de un año, con estimaciones para distribuir 20 millones más hasta el 31 de marzo de 2019. La gran N sabe que el primer año de Switch sólo ha sido la punta del iceberg y que la consola da pie a experimentos.

Gracias a Labo Switch se convierte en una consola multiusos, algo que ya fomentaba su portabilidad. Ahora, la nueva utilidad dada a sus sensor de movimiento e infrarrojos permite a la híbrida de Nintendo tener una doble vida: laboratorio de día y consola de videojuegos de noche.