Afueras de Bratislavský Hrad

Afueras de Bratislavský Hrad Cedido

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Un viaje que fascinará al descubrir uno de los países más bonitos del viejo continente: Eslovaquia.

Eslovaquia es un destino infravalorado que esconde verdaderas joyas arquitectónicas llenas de historia y encanto, dignas de una bonita visita.

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F. J. R.
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Actualizada

Eslovaquia es quizás uno de los países más desconocidos de Europa del Este y también uno de los de menor tamaño. Este pedacito de la vieja Europa, situado entre el caudaloso Danubio y los espléndidos montes Cárpatos es, sin duda, uno de los territorios más hermosos del continente.

Este país lo tiene todo, bonitas ciudades medievales muy bien conservadas, imponentes castillos, regiones vinícolas y varios lugares de interés turístico, declarados Patrimonio de la Humanidad por la UNESCO.

También tiene unos paisajes de ensueño, con montañas, lagos y frondosos bosques. Bratislava conserva su encanto especial, con comercios históricos. El monumento que más destaca en Bratislava. Es una ciudad pujante con opciones culturales, históricas y gastronómicas ideales, y ajena al ajetreo que caracteriza a otras ciudades de su entorno.

Bratislava conserva su encanto especial, con comercios históricos y tiendas que conservan su esencia en el casco histórico y cuenta con bares y restaurantes perfectos para disfrutar de sus bienes más preciados, el vino y las cervezas artesanales.

El Bratislavský Hrad domina la ciudad desde lo alto de una colina y así, ofrece unas espectaculares vistas que caracterizan muchas de las imágenes de la ciudad. En la antigüedad fue sede de los gobernantes y hoy día acoge al Museo de Historia. A las afueras de la ciudad también se encuentra otro castillo, el Castillo Devin, del cual se ofrece una vista derruida ya que fue destruida por el ejército de Napoleón.

Teatro Nacional Eslovaco

Teatro Nacional Eslovaco Cedido

La Catedral de San Martín es una de las Iglesias más antiguas de la ciudad y el lugar donde se celebraban las coronaciones del Reino de Hungría entre 1563 y 1830. Se sitúa justo debajo del castillo y junto a los pocos restos que quedan de las antiguas murallas. Otro templo religioso destacado de la ciudad es la Iglesia Azul, obra de Ödon Lechner, uno de los mejores arquitectos Art Nouveau de Hungría.

Pasear a pie por el casco antiguo de Bratislava es una de las mejores cosas que hacer en la ciudad. Callejeando sus calles se descubrirán lugares fascinantes, entre los que se encuentra la Puerta de San Miguel, la única puerta que se conserva de las fortificaciones medievales que rodeaban la capital eslovaca. Se trata de uno de los edificios más antiguos y hoy alberga en su interior una exposición de armas del Museo de la Ciudad de Bratislava.

El Palacio del Primado, de estilo neoclásico, fue en su día la residencia del arzobispo József Batthyány y hoy es la oficina del alcalde de la ciudad. En su interior destaca la Sala de los Espejos, donde se reúne el pleno del Ayuntamiento.

Por su parte, el edificio del Ayuntamiento Viejo recuerda a la arquitectura y estilo de Budapest o Viena. Con un aspecto exterior delicado, compacto y elegante, está coronado con una imponente Torre del Reloj y con un patio interior en el que dominan unas puertas protegidas por animales, como dragones o murciélagos. Parte del edificio está ocupado por el Museo Municipal, ya su torre se puede subir para observar las mejores vistas panorámicas de Bratislava.

Bandera de Eslovaquia

Bandera de Eslovaquia Cedido

Pasear por las calles Kapitulska, Prepostka, Farska y Navisku apreciando los edificios que se plantan en sus laterales es otro buen paseo por la ciudad. A pesar de que muchos de estos edificios se encuentran en un no muy buen estado de conservación, es un lugar para respirar paz y tranquilidad a pocos metros del bullicio del centro.

La Plaza Hlavne Namestie es una elegante plaza que supone el punto de encuentro y lugar de celebraciones de la ciudad, en la que destaca la bonita Fuente de Maximiliano, en honor al primer emperador coronado en la ciudad. También destacan en ella dos edificios de estilo modernista, en los que en sus plantas bajas se encuentran cafeterías y restaurantes icónicos de Bratislava.

Un recorrido por Bratislava no puede terminar sin apreciar las célebres esculturas callejeras que se encuentran a lo largo de la ciudad. Saludar al famoso Cumil que se asoma por una alcantarilla, hacerse una foto junto al soldado napoleónico en la Plaza Hlavne Namestie o admirar la efigie del simpático local Schöne Naci que se quita el sombrero de copa para saludar son solo algunas de estas esculturas que se reparten por Bratislava.

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