La Haya es el centro administrativo de los Países Bajos y la sede del famoso Tribunal Internacional, pero es mucho más que eso. Se trata de una ciudad bastante pequeña, no llega a los 500.000 habitantes, pero es una ciudad hermosa, repleta de edificios históricos y otros modernos que le otorgan un ambiente curioso y diferente, en el que predomina la elegancia y la majestuosidad.

Es, con casi toda probabilidad, la ciudad más limpia y verde de Países Bajos y una de las que mejor calidad de vida tiene, de ahí el dicho de ‘A Rotterdam se va para trabajar, a Amsterdam se va a comprar y a La Haya a vivir’. En La Haya viven y trabajan los monarcas, además de ser la sede del Parlamento holandés.

También sorprende por su amplia gama de paisajes, desde largas y anchas playas desde donde se pueden vivir preciosos atardeceres, un bosque en el interior de la ciudad y una amplia variedad de museos, donde se encuentran cuadros de pintores como Rembrandt o Rubens. En su centro histórico se pueden apreciar huellas de la Segunda Guerra Mundial ya que fue fuertemente bombardeado.

El monumento más importante y representativo de la ciudad es el Castillo de Binnenhof del siglo XIII. A lo largo de los años fue ampliándose con una plaza y el famoso Ridderzaal, un precioso edificio que terminó siendo el Hall de los Caballeros. Hoy en día, esta construcción alberga la sede del Parlamento de Países Bajos y la oficina del primer ministro. Detrás se encuentra un gran lago, conocido como el Manantial de la Corte, lugar desde donde se ofrece una de las vistas más representativas de La Haya.

El Palacio de Justicia de La Haya es otro de los emblemas de la ciudad. Se trata de una obra típica del neorenacentismo construida en el siglo XIX. Es la sede del Tribunal de La Haya y destaca el pequeño camino construido con piedras proveniente de 196 países distintos, conocido como El Camino de la Paz.

Holanda es una monarquía, aunque su realeza es un poco particular. Su Palacio Real se encuentra en plena ciudad, en la calle de compras más importante donde se encuentran las tiendas más exclusivas y elegantes. La realeza holandesa destaca por ser considerada la más campechana de la nobleza europea, por eso es habitual encontrarse a los monarcas montando en bicicleta o llegando o saliendo del Palacio Real.

En frente del Palacio Real se encuentra la estatua del rey William de Orange, rey que mandó construir el palacio aunque nunca llegó a vivir en él porque fue asesinado. La calle Noordeinde es la vía donde se encuentran las marcas internacionales más exclusivas, así como sus edificios con la arquitectura típica del país, aunque también hay algunos construido bajo el estilo art nouveau.

El bosque de Scheveningse es el auténtico pulmón de la ciudad, lugar perfecto para desconectar del bullicio de la ciudad y disfrutar de un grato paseo. Es en este bosque donde se encuentra el museo de miniaturas Marudoram, un parque en el que los lugares más emblemáticos de los Países Bajos están construidos en una escala 25 veces inferior que los originales.

Otros museos que destacan en la ciudad son el Museo Mauritshui, lugar imprescindible para los que les gusten las obras de Vermeer, Rembrandt o Jan Steen. Este museo alberga una potente colección de pinturas holandesas del siglo XVII. El Museo de Escher, situado en el antiguo palacio de la reina, ofrece una de las mejores colecciones de M. C. Escher, pintor de mundos y figuras imposibles. El Museo Meermanno es uno de los mejores museos de Europa dedicados al libro y al documento y es donde se pueden ver manuscritos medievales, libros y obras de arte.

Entre otros, otro museo que merece una visita es el Museo de ilusiones ópticas Escher in het Paleis eb, un pequeño centro donde se encuentra una colección permanente en ilusiones ópticas, con cuadros y fotos que juegan con la percepción sensorial.

Esta ciudad también cuenta con playa, siendo la playa de La Haya la más conocida de Países Bajos. Es ideal para tomarse un baño y tomar el sol, pero es conveniente pasear por la zona portuaria de Scheveningen y las hermosas vistas del océano Atlántico. No hay que olvidar pasear por los Canales de La Haya, la calle Graventraat o por el centro comercial The Passage.

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