Las ciudades modernas tratan de alcanzar el cielo. Pero, solo unas pocas poseen los edificios más altos del planeta. Un título efímero que será arrebatado por otra construcción más elevada e innovadora. Y, aunque los pioneros fueron los americanos y Europa se sumó a la moda, Asia ostenta el título de manera indiscutible, en este siglo.

Vistas de Shanghái.

Vistas de Shanghái.

Los rascacielos nacieron con el siglo XX. Fue, y aún es, la forma de construcción ideal para conseguir el máximo aprovechamiento de un terreno escaso. Urbes con poder económico suficiente para afrontar la edificación de altísimas construcciones, ofrecen nuevos retos a la ingeniería y la arquitectura más avanzadas. Toda una competición por desafiar a las leyes del equilibrio, pero también, una demostración de superioridad frente al resto del mundo.

Dubái, Burj Khalifa

Todo en el Burj Dubái lleva añadido el lujo. Hotel, restaurantes, residencias privadas, suites, oficinas y miradores cohabitan en este rascacielos en el que, para llegar hasta lo más alto, se utilizan los ascensores más rápidos del mundo. Ha cumplido nueve años contemplando la ciudad de Dubái desde sus 828 metros de altura.

Ahora, es adorada por todo un barrio, Downtown Burj Khalifa. Dispone de todo tipo de edificios, además del centro comercial más grande del mundo y un lago artificial. El Lago Burj se ve surcado, frecuentemente, por cruceros y taxis acuáticos repletos de pasajeros que acuden a la llamada de un gran espectáculo, la iluminación de fuentes de Dubái Mall. Una impresionante atracción acorde con la exhibición propia de la magnífica Dubái, la ciudad en la que el edificio más alto del planeta ya tiene competencia. En 2020 está prevista la finalización de The Tower, que medirá más de 1.100 metros. Dubái ha decidido seguir ostentando el título de poseer el edificio más alto del planeta. Todo un alarde de poder en la metrópoli ganada al desierto.

Dubái, que comparte nombre con la capital, es uno de los siete Emiratos Árabes Unidos. Un país que se asoma al Golfo Pérsico con la misma arrogancia petrolífera que se adentra en el desierto de Arabia. El maravilloso mar de dunas que ningún visitante debe perderse. Pocos abandonan el país sin disfrutar de un atardecer entre dunas rojas y un final de safari nocturno, cenando y contemplando las estrellas en medio del desierto. Un lujo más, cerca de la poderosa y altísima ciudad.

Torre de Shanghái

Es el edificio más alto de China y el segundo del mundo. Dicen que los 632 metros de la Torre Shanghái tienen “doble piel”, porque entre la capa exterior y la interior florecen nueve jardines verticales. El diseño es espectacular, la parte superior gira al ir elevándose los pisos. Esa peculiaridad arquitectónica, de espiral, además de belleza encierra una ingeniosa aplicación; recoge el agua de lluvia que se utiliza para el aire acondicionado de la torre y los sistemas de calefacción.

Espectacular y moderno edificio de Shanghái.

Espectacular y moderno edificio de Shanghái.

Shanghái es la gran ciudad financiera de China y una de las más pobladas del mundo. El símbolo del progreso y la tecnología ultramoderna de los altísimos edificios de Pudong, se observa mejor desde el Bund, el distrito conocido como la antigua Wall Street de Oriente. La zona continúa exhibiendo, con orgullo, sus construcciones de estilo gótico, neoclásico o renacentista.

En la gran ciudad del delta del mítico río Yangtsé, las mega construcciones verticales conviven con edificios menos altos y más tradicionales. En medio de un barrio de rascacielos se alza el color rojo del Templo del Buda de Jade. En su interior reposan las tres toneladas de un Buda sentado, de casi dos metros, realizada en una sola pieza de jade y adornada con multitud de piedras preciosas. Otro símbolo imponente para la ciudad más alta de la República Popular China.

Los rascacielos de Nueva York

El continente asiático posee las torres más altas del mundo. Emiratos Árabes y China construyen las nueva pirámides del planeta. Sin embargo, seguimos conociendo a Nueva York como “la ciudad de los rascacielos”. De hecho, el primero continúa allí. El Empire State data de 1931 y “tan solo” mide 381 metros, pero siempre será recordado como el gran símbolo. El Chrysler Building, un poco más bajo, es la construcción de ladrillo más alta del planeta y dicen que es la más visitada de una ciudad que recibe a millones de turistas. Sus rascacielos continúan siendo fantásticos miradores sobre la gran capital de Occidente.

Skyline de Moscú.

Skyline de Moscú.

Al atardecer, el Skyline de Manhattan, con sus altísimas torres, es toda una atracción. Las vistas desde el Puente de Brooklyn resultan espectaculares y es, entonces, cuando la iluminación de Times Square atrapa a todos visitantes. Carteles y luces de neón que muchos turistas se sientan a admirar con un café entre las manos. En Nueva York es imposible no alzar la vista.

Los inesperados de Rusia

Europa también posee grandes alturas, pero es Moscú la que se alza con el triunfo. Sin embargo, en 2020, la capital rusa será desbancada por San Petersburgo con su distrito de negocios, Lakhta Center.

Rusia.

Rusia.

Actualmente, Moscow City es la ciudad europea de los rascacielos y su Torre Vostok, con 374 metros, es la más alta de Europa. El impresionante Centro Internacional de Negocios moscovita combina la actividad empresarial con espacios habitables y de entretenimiento, incluido un spa muy cerca de las nubes. Las mejores plataformas de observación sobre la capital rusa se encuentran en dos de sus altas torres, la Torre Imperia y el complejo OKO. La atractiva ciudad de negocios se ha convertido también, en centro turístico internacional.

Como contraste a las edificaciones que rozan el cielo se alza otro monumento arquitectónico, tan importante como el Kremlin. Las Galerías Gum, en la mismísima Plaza Roja, son el centro comercial más importante de Moscú y el más conocido de toda Rusia. La belleza de esta edificación ha superado los 125 años y sus majestuosos interiores lo convierten en una auténtica galería de arte repleta de tiendas, cafés, restaurantes y una pista de patinaje. La hermosa pretensión de alcanzar el cielo no resta belleza a los atractivos más clásicos de las grandes ciudades.