Desde la logia central de la Basílica de San Pedro, el Domingo de Pascua, el Sumo Pontífice se despidió, casi que, con el simbolismo propio de un acto de última voluntad, con la bendición “urbi et orbi”, de la ciudad de Roma al mundo entero.

Dejando como legado más próximo el Año Jubilar de la esperanza y la reconciliación, que inauguró con el rito de la apertura de la Puerta Santa de la Basílica de San Pedro en el Vaticano, con la antífona.

“Esta es la puerta del Señor. Por esta puerta entran los justos. Entraré en tu casa, Señor. Me postraré ante tu templo santo. Ábranme las puertas de la justicia. Entraré para dar gracias al Señor”.

Y, con la misma sobriedad con la que vivió estos doce años de papado, los ritos eclesiásticos convergen entre el cumplimiento del protocolo del Vaticano y las peticiones expresas del Santo Padre.

El próximo sábado se celebrará la Misa exequial, presidida por el Decano del Colegio Cardenalicio, el Cardenal Giovanni Battista Re, que también será sobre el que pese toda la organización del cónclave del que saldrá el nuevo Papa.

Pero esto vendrá en la segunda quincena del mes de mayo. Ahora todas las miradas, especialmente por lo que al ámbito político se refiere, están puestas en la asistencia o ausencia, que muchas veces resulta más analítico, al funeral del Papa Francisco el próximo día 26 de abril en la Plaza San Pedro.

La representación española irá encabezada por los Reyes de España, y el Gobierno acudirá, huérfano de líder, por la vicepresidenta María Jesús Montero, la vicepresidenta segunda Yolanda Díaz, que visitó en más de una ocasión al Papa Francisco; y Félix Bolaños, ministro de Presidencia. También los acompañará el líder de la oposición, Alberto Núñez Feijóo.

La falta de presencia del Sr. Sánchez no puede ser justificada por analogía comparativa con tomas de posesión latinoamericanas en las que acude el Jefe del Estado y no el presidente del Gobierno, como se ha comunicado desde Moncloa.

De entrada, ni siquiera estamos en el mismo supuesto; pero, ante la duda protocolaria, siempre teniendo presente, que duda cabe, de la voluntad del presidente del Gobierno de acudir al funeral, nada mejor que consultar los antecedentes porque Zapatero, militante en el mismo partido socialista, sí que acudió, junto con los monarcas, al funeral del Papa Juan Pablo II.

Para los disidentes en cuanto a los ritos del catolicismo se refiere, cabe recordar la representatividad que ostenta el Sr. Sánchez y que con el cargo vienen dadas precisamente estas obligaciones representativas, igual no le dedicó suficiente tiempo a este tema cuando se tomó cinco días para evaluar si merecía la pena o no seguir ejerciendo el cargo. El resto del mundo el sábado despedirá al Papa Francisco, siervo de los siervos de Dios.