En menos de 10 años el precio de los alquileres en Valencia ha aumentado más de un 50%, y la oferta se ha reducido en el mismo o mayor porcentaje, por lo que se está creando un grave problema.

Un problema para las familias, un problema para quienes quieren separarse, un problema para quien sufre un traslado laboral o un problema para los jóvenes que se quieren independizar. Sea como sea, el alquiler puede suponer una auténtica condena.

Y el caso es que Valencia aún es una ciudad asequible si la comparamos con otras grandes ciudades españolas, pero es prácticamente imposible cumplir ese porcentaje del reparto de tu sueldo que recomienda no gastar más del 30% o 35% en el alquiler o la hipoteca del hogar.

Las poblaciones del área metropolitana están recibiendo cada vez más población y más joven, buscando unos precios más económicos compensados con una buena comunicación con el puesto de trabajo y la comodidad de vida que te ofrecen estas ciudades más pequeñas que la urbe principal.

Deberían estudiar con más cariño las promotoras de viviendas sus posibles proyectos en estas poblaciones del área metropolitana valenciana, porque aún hay más de una que rechaza cualquier propuesta que no sea en Valencia ciudad sólo por el hecho de no conocer el nombre del pueblo o ignorar que hay ciudades como Burjassot, Sedaví o Alboraya que son prácticamente barrios periféricos de Valencia.

Las líneas ferroviarias parece que nos marquen el camino del crecimiento urbanístico de nuestra ciudad. Estamos hablando de tardar entre 20 o 30 minutos para llegar al centro de Valencia, algo que sorprende, por ejemplo, a quien tiene que vivir en Toledo trabajando en Madrid.

Es necesario ampliar la oferta en el mercado de alquiler si el acceso a las hipotecas se sigue dificultando y topar los precios no es la solución, por si alguno se ha aventurado en pensarlo al leer el principio del párrafo. Reformar la legislación para incentivar la puesta en el mercado de los pisos que están vacíos sí es una solución. Quitar el miedo de los propietarios a la indefensión frente a la okupación, sí es una solución.

Bueno…aumentar hasta el infinito y más allá los salarios de todo el mundo también podría ser una solución, pero entiendo que menos factible y más irreal que las que he propuesto anteriormente, aunque seguro que a los que habían pensado en limitar los precios máximos del alquiler también tendrían esta posibilidad como segunda opción.

Acceder a un hogar no puede suponer un esfuerzo tan descomunal para los jóvenes, las familias o quien sea que necesite un nuevo domicilio. Hay que ampliar la oferta, ya sea con obra nueva o con rehabilitación, pero se tienen que implantar soluciones a corto plazo o la situación se hará insostenible.