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Un grupo de 19 inmigrantes detenidos en el centro de procesamiento del Servicio de Control de Inmigración y Aduanas (ICE por sus siglas en inglés) ubicado en la prisión estatal de Luisiana, conocida como Angola, inició una huelga de hambre que ya lleva más de 72 horas. La protesta busca visibilizar la falta de atención médica, medicamentos y necesidades básicas que enfrentan en las instalaciones, según denunciaron la Southeast Dignity Not Detention Coalition (SEDND) y el National Immigration Project (NIPNLG).

Reclaman atención médica y condiciones dignas

Los detenidos en el llamado “Louisiana Lockup”, instalado en el antiguo Camp J de Angola, piden acceso urgente a atención médica y de salud mental, además de medicamentos para personas con enfermedades crónicas. Las organizaciones SEDND y NIPNLG informaron que también reclaman artículos básicos como papel higiénico, productos de higiene y agua potable.

En un comunicado, las organizaciones aseguraron que no se están cumpliendo los estándares federales de detención que exigen servicios esenciales como biblioteca legal o programas religiosos. Además, señalaron que los inmigrantes solicitan reuniones con oficiales de ICE para plantear directamente sus preocupaciones sobre las condiciones del centro.

La verdadera emergencia es lo que ocurre dentro: a las personas se les niega medicación que puede salvarles la vida y algunas podrían morir por ello, denunció SEDND, que además advirtió que los huelguistas arriesgan represalias por parte de los guardias.

Un centro con historial de abusos

La prisión estatal de Luisiana, oficialmente llamada Penitenciaría Estatal de Luisiana, ha sido utilizada para otros fines, además de albergar a presos estatales. En 2022 se trasladaron menores detenidos a un pabellón de ex condenados a muerte, lo que derivó en denuncias por abusos y aislamiento prolongado, hasta que un juez ordenó su traslado.

Camp J, clausurado en 2018 por su historial de violencia y abusos, fue reabierto para detener inmigrantes durante la actual Administración de Donald Trump y rebautizado como “Camp 57” en honor al gobernador Jeff Landry. Para los defensores de derechos humanos, esta reapertura ha vuelto a exponer a los detenidos a condiciones inseguras y degradantes.

Bridget Pranzatelli, del National Immigration Project, sostuvo que “el hecho de que Angola no pueda proporcionar la atención médica y los suministros más básicos es otra razón por la que este centro debería cerrarse de inmediato”.

Actualmente, Luisiana alberga la segunda mayor población de inmigrantes detenidos en Estados Unidos, solo detrás de Texas. Además, el pequeño aeropuerto de Alexandria se ha convertido en el principal punto de salida de vuelos de deportación en el país durante el actual gobierno.

El Departamento de Seguridad Nacional (DHS) no respondió de inmediato a las solicitudes de comentarios sobre la huelga de hambre. Sin embargo, previamente había informado que más de 50 detenidos con antecedentes por delitos graves permanecen en el centro de Angola.