La empleada doméstica Aleyda “Yeny” Rodríguez, de East Palo Alto, California, fue detenida por agentes del Servicio de Control de Inmigración y Aduanas (ICE, sigla en inglés) en Estados Unidos mientras dejaba a su esposo en casa de un familiar. Durante el arresto, Rodríguez se desmayó y fue trasladada al Stanford Medical Center, donde quedó bajo custodia federal. Días después fue dada de alta y trasladada a un centro de detención, aunque su médica de cabecera advirtió que seguía en un “estado catatónico”, según publicó The Mercury News.
Una empleada doméstica es dada de alta aún en estado catatónico
La doctora Yusra Hussain relató a The Mercury News que, al visitarla en el hospital, Rodríguez “apenas podía levantar los brazos para sostener mi mano. Estaba empapada en sudor. No podía hablar. Estaba literalmente en un estado de catatonia. Apenas podía mover los ojos y responder con un gesto de cabeza”. A pesar de este cuadro, el hospital autorizó el alta y la entregó a custodia del ICE.
La familia criticó la decisión de los médicos del Stanford Medical Center. “Se siente un poco como una traición", expresó su prima Issy Tovar, sobre su entrega a los agentes pese a la gravedad de su estado.
El padre de Rodríguez también agradeció el apoyo recibido en las vigilias realizadas fuera del hospital.
Protestas por la entrega de una migrante en "estado catatónico"
Según The Mercury News, Rodríguez, de 47 años, había ido a dejar a su esposo en la casa de su cuñado en East Palo Alto, cuando aparecieron los agentes del ICE. Su esposo logró correr hasta el patio de un vecino, ya que sin orden judicial los federales no pueden realizar arrestos en espacios privados, aunque sí en la vía pública si tienen sospecha de que alguien no es ciudadano estadounidense.
Tras su arresto el 25 de agosto, Rodríguez se descompensó al ser esposada y se desmayó. En una protesta frente al hospital, la doctora Hussain acusó a Stanford de “ceder ante el ICE” y denunció que a la familia casi no le permitieron visitas. Tampoco fueron informados cuando se concretó el alta. Además, la mujer padece trombocitosis, un trastorno en la sangre que ya había sido tratado en Stanford.
En un comunicado, Stanford aseguró que “continuará brindando atención clínica de la más alta calidad a todos nuestros pacientes y cumpliendo con las directivas de las autoridades federales de seguridad”.
