De derecha a izquierda: Roberto, Berta y Gloria, vecinos de O Calvario

De derecha a izquierda: Roberto, Berta y Gloria, vecinos de O Calvario S.P.

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Vecinos de O Calvario de Vigo: "Para mí el barrio lo es todo, de aquí no saldría para nada"

Desde que nacieron, Berta y Gloria han vivido en el barrio de O Calvario, disfrutando de su vida social y, sobre todo, de su comercio; Roberto, por su parte, llegó desde Ourense a finales de los años 60 y convirtió este barrio vigués en su casa

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Poca gente puede presumir de vivir toda su vida en uno de los mejores barrios de su ciudad. Solo veteranas vecinas como Berta y Gloria pueden presumir de vivir desde hace más de 70 años en lugares tan míticos y con tanta identidad como O Calvario, en Vigo.

Berta nació en los años 50 en lo que ahora se conoce como A Doblada, donde vivió durante su infancia junto a su padre, farmacéutico de profesión, y a su madre, que se dedicó muchos años al estraperlo: "Ella se buscó la vida, desde los cinco años estuvo sin padres, quedó huérfana y había que comer".

"Yo recuerdo O Calvario de toda la vida porque mi padre era de la zona de aquí, de Riomao", explica Gloria, que también nació en el barrio hace 70 años. Esta veterana vecina de Vigo recuerda que este río pasaba por la actual calle Aragón y que acabó engullido tras la edificación de la zona a partir de la década de 1960.

Gloria vivió sus primeros años en San Roque, pero en 1958 su familia se mudó a la actual peatonal de O Calvario, frente a la mítica cafetería Alaska. "Era el único edificio que había, además de un garaje para camiones, Barcia", recuerda Gloria, que señala que entonces se llamaba calle José Antonio, no Urzáiz.

Gloria, vecina de O Calvario

Gloria, vecina de O Calvario S.P.

"Mi casa era la última", añade para explicar que el resto era "todo fincas". "Todo era campo, todo era bosque", recalca; y es que ni Martínez Garrido ni la Avenida de Madrid existían. Tampoco la antigua estación de autobuses, hasta donde llegaban las fiestas de San Roque a mitad del siglo XX.

Una infancia en la calle

Gregorio Espino, Martínez Garrido, Urzáiz y Jenaro de la Fuente son algunas de las calles con más tráfico de Vigo. De hecho, O Calvario será una Zona de Bajas Emisiones cuando entre en vigor la normativa municipal y muchos vehículos no podrán pasar por estas importantes vías que hace 70 años eran caminos de tierra.

El tránsito continuo de coches no era lo habitual en la infancia de Gloria y Berta. Las calles eran propiedad de los niños y las niñas de O Calvario, que pasaban las horas jugando fuera de casa "a la cuerda y al trompo".

Berta recuerda, además, que entonces podía disfrutar de su hobby favorito sin salir del barrio: "A los seis años veníamos a los cines todos los niños de la calle. Entrábamos a las 15:00 y no salíamos hasta las 21:00 horas, era sesión continua y llevábamos la merienda", recuerda con morriña.

Berta, vecina de O Calvario

Berta, vecina de O Calvario S.P.

"Muchas veces tenían que venir los padres a buscarnos", añade sobre las antiguas salas que se ubicaban en la calle Sagunto. "Ahora hay una cosa de muebles", se lamenta. Gloria, en cambio, no era asidua a los cines, pero recuerda salas de baile como Cruz Blanca, donde conoció a su marido.

Una vida en el barrio más comercial de Vigo

Ambas estudiaron en el barrio, donde vivieron toda su vida. Gloria estudió corte y confección, mientras que Berta empezó a trabajar a los 18 o 19 años en Álvarez, en Cabral. Pero aquellos tiempos eran distintos y tuvieron que dedicarse al cuidado de sus casas e hijos.

"A los dos años de casada dejé de trabajar. Me quedé embarazada. No se podía pagar a alguien para que cuidara de ellos, entonces lo mejor era quedarte en casa y atender a los hijos", afirma Berta."En casa no me dejaron trabajar nunca", señala Gloria, que admite que "hacía de secretaria" en el negocio de muebles de cocina que tenía su familia.

En todos aquellos años, Gloria y Berta pudieron disfrutar de la vida comercial que se vivía en O Calvario. "Todo el mundo se conocía, ibas a comprar y conocías a todos", explica Berta, que reconoce que ya ahora no es igual: "Antes tenías un nivel, ahora no lo hay".

Mercado de O Calvario, en Vigo

Mercado de O Calvario, en Vigo S.P.

Gloria está de acuerdo con Berta: "Había buen comercio, no tenías que ir al centro ni al Corte Inglés, tenías todo aquí". De hecho, recuerda que O Calvario era el centro comercial de Vigo y que venían personas de toda la comarca. De hecho, hubo grandes problemas cuando quitaron los tranvías que cruzaban el barrio y que impedían a los vecinos de Barreiro acercarse a sus tiendas favoritas.

Convertir O Calvario en tu casa a través del deporte

Como recuerdan Gloria y Berta, O Calvario creció muchísimo en el último medio siglo. Ya en los años 70 comenzaron a llegar personas de otras partes de Galicia que buscaron una casa por la zona. Es el caso de Roberto, que llegó desde el centro de Ourense para trabajar en Citroën y, tras un tiempo en casa de su tía, conoció a su mujer en el Nova Olimpia y se fue a vivir a este histórico enclave vigués.

Desde bien pequeño destacó por ser una persona activa y deportista. Tanto que formó parte del Circo de los Muchachos. "Cuando era chavalote decidí salirme de ahí, aunque era uno de los fundadores. Me quedó pena, pero bueno... Era el delegado de deportes, como ahora aquí en la asociación de vecinos", explica.

Se fue a la mili y, al volver, echó una solicitud de Citroën. De aquel tiempo recuerda que se "apuntaba a todos los bombardeos". "Aunque no supiera, iba", asegura el veterano vecino de O Calvario, un barrio que lo recibió "de maravilla". Entonces, no existía la Avenida Martínez Garrido, la estaban construyendo y Roberto se dedicaba a practicar con la bicicleta por allí.

Roberto con su perro, Pitu

Roberto con su perro, Pitu S.P.

El deporte era una parte esencial de la vida en el barrio. Ni el Barcelona, ni el Madrid, ni incluso el Celta, solo había dos equipos que animaban los vecinos de O Calvario: el extinto Turista y el Gran Peña. Roberto recuerda ver gente paseando con banderas de ambas escuadras, así como las canchas de fútbol de playa que se encontraban por todo Vigo: "Era un boom, venían jugadores de Primera División en sus vacaciones".

Para Roberto, O Calvario es "lo más bonito": "Además, si viene un maremoto, estamos en lo alto", bromea. Un amor al barrio que también demuestran Gloria y Berta, que dice emocionada: "Para mí el barrio lo es todo, de aquí no saldría para nada".