Vigo durante el apagón

Vigo durante el apagón Treintayseis

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Siete días después del apagón: así lo vivieron los negocios de Vigo

Se cumple una semana del apagón eléctrico sin precedentes que dejó a España incomunicada durante más de 16 horas

Más información: Así se vivió el apagón eléctrico en Vigo, en imágenes

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El 28 de abril de 2025 será un día que quede marcado para siempre en el calendario de los españoles. Al igual que el 15 de marzo de 2020 -día en el que se decretó el confinamiento por la pandemia del Covid-19-, el pasado lunes ocurrió un hecho sin precedentes en nuestro país: un apagón eléctrico que afectó a gran parte de Europa y dejó sin energía a las ciudades españolas durante más de 16 horas.

En el transcurso de más de medio día, Vigo, como muchas otras ciudades, retrocedió en el tiempo un par de siglos; cuando la luz y las telecomunicaciones todavía no existían. Todo ocurrió a las 12:33 horas, cuando la luz dejó de funcionar completamente en toda Galicia, y, poco después, le siguió la cobertura.

Las calles pronto se llenaron de rumores: “En A Coruña tampoco tienen luz”, “Madrid y Barcelona también están afectadas”, “dicen que llega hasta Francia y Portugal”. El alcance internacional del suceso se hizo evidente rápidamente, y con él, la certeza de que la normalidad tardaría en regresar.

Comercios cerrados y pérdidas millonarias

Así, la mayoría de empresas cerraron sus puertas por el día: sin electricidad, no se podían procesar pagos con tarjeta ni conservar alimentos. Solo algunos grandes establecimientos, como el Zara de Príncipe o el Alcampo del centro comercial Vialia, provistos de sus propios generadores, pudieron seguir operando.

Para muchos comerciantes, el apagón fue una pesadilla. "Lo perdimos todo", lamentaban desde la pescadería A Marea, en la rúa Oporto, donde los congeladores quedaron inservibles y los productos se echaron a perder. "Sin electricidad, el acuario se vació por completo. Esta mañana, estaba todo muerto", añadían.

En el sector de la restauración el panorama fue similar. "Tuvimos que cerrar a las 13:30. Fue un día lleno de incertidumbre, me recordó a los días de pandemia. Mi negocio depende totalmente de la luz", confesaba Pablo, dueño de Melitón Bocadillerías, en declaraciones a Treintayseis.

Largas horas de desconexión digital

El apagón en Vigo deja una jornada de contrastes en la hostelería: incertidumbre y terrazas llenas

El apagón en Vigo deja una jornada de contrastes en la hostelería: incertidumbre y terrazas llenas Treintayseis

La imposibilidad de trabajar llevó a que la mayor parte de los vigueses tuvieran un día libre y, ante las horas muertas que aporta estar desconectados de las redes sociales y de las distracciones de las pantallas y el Internet, los vigueses salieron a divertirse a las terrazas y los arenales de la ciudad.

La imposibilidad de trabajar y la desconexión digital forzosa convirtieron la jornada en un improvisado día de descanso para miles de vigueses. Muchos salieron a las terrazas y playas de la ciudad. En el bar Sete Portas, repleto durante todo el día, su encargada lo resumía con humor: "Mientras la cerveza saliera fría, seguimos trabajando sin luz".

Otros se acercaron a los arenales para aprovechar el sol, aunque se llevarían una desagradable sorpresa al día siguiente: el alcalde Abel Caballero anunció la prohibición temporal del baño en la ría debido al vertido de aguas residuales provocado por la parada de la depuradora (EDAR) durante diez horas.

También estuvieron quienes, con mayor cautela, prefirieron quedarse en casa ante un hecho tan excepcional. En un contexto internacional inestable, no faltaron las teorías conspirativas ni el miedo a un posible colapso más profundo.

Una odisea en los desplazamientos

Largas colas en la estación de autobuses de Vigo debido al apagón

Largas colas en la estación de autobuses de Vigo debido al apagón Treintayseis

Los viajeros fueron otros de los grandes afectados. Con la red ferroviaria completamente detenida, los autobuses se convirtieron en la única alternativa para desplazarse dentro de Galicia. La situación provocó que la estación de autobuses de Vigo se viera desbordada, con colas de más de dos horas.

Entre los viajeros, la frustración era general. Uno de los casos más urgentes fue el de un hombre de avanzada edad con una operación programada en Santiago. "Tenía un billete de tren, pero la única alternativa que me dieron fue coger un taxi. Es inaceptable", contaba, visiblemente angustiado.

A pesar de la magnitud del apagón, Vigo respondió con una notable calma. No se registraron incidentes graves, robos ni actos vandálicos. Cuando la electricidad regresó en la madrugada del 29 de abril, la conclusión era unánime entre vecinos y autoridades: Vigo estuvo a la altura de las circunstancias.