Museo Galego do Xoguete e da Marioneta

Museo Galego do Xoguete e da Marioneta Turismo Rías Baixas Lalín

Cultura

El singular pazo a una hora de Pontevedra en el que habitan marionetas y juguetes clásicos

El Museo Galego do Xoguete e da Marioneta, ubicado en el histórico Pazo de Liñares, es un auténtico santuario dedicado a los juegos tradicionales y la fantasía en Lalín

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Cada rincón de Galicia guarda secretos que esperan a ser descubiertos: historias, artes y tradiciones que forman parte del alma de esta tierra. Para quienes desean explorar toda esta riqueza cultural, el terrritorio despliega una fascinante red de museos y espacios temáticos que convierten cualquier escapada en una experiencia inolvidable. Desde pequeños talleres que reviven oficios olvidados hasta grandes centros que celebran la vanguardia artística y tecnológica, todos estos espacios narran una parte de la historia de Galicia y la hacen sentir y vivir con cada detalle. 

Entre estas joyas culturales, destaca un lugar que es pura magia y nostalgia: el Museo Galego do Xoguete de Marionate, enclavado en las entrañas del histórico Pazo de Liñares en Lalín, declarado Bien de Interés Cultural. Situado a tan sólo una hora en coche de la ciudad de Pontevedra, este curioso refugio da vida a un universo donde los juguetes clásicos y las marionetas nos transportan a tiempos de infancia y fantasía. Entre sus muros: cabezudos, máscaras de carnaval, carteles, trenes de juguete y figuras de circo se entremezclan en una colección que supera las mil piezas. 

Cada sala de este museo es un portal temático que invita a descubrir los entresijos detrás del mundo antiguo del cine, el transporte y hasta el reino animal. Se trata, sin lugar a dudas, de una exposición única plagada de objetos capaces de despertar la imaginación del visitante sin importar sus gustos o edad. 

El museo gallego de la fantasía

Sala circense del museo

Sala circense del museo lalin.gal Lalín

El renovado Museo Galego do Xoguete encuentra su hogar desde 2021 en el majestuoso y restaurado Pazo de Liñares. En su interior se atesoran más de mil piezas que dan forma a una cautivadora exposición permanente, distribuida en salas temáticas que exploran la evolución detrás del mundo del juegute y su profundo impacto en la sociedad. Desde hace varios años, la excepcional colección firmada por Antonio Chaves, dedicada principalmente al juguete español, ha sido el alma de este espacio, invitando a sus visitantes a soñar, recordar y redescubrir el mundo del ocio infantil.

Además, el museo también trasciende fronteras, pues entre su colección se encuentran piezas emblemáticas de países como Francia o Portugal, que enriquecen la experiencias con figuras que acompañan a distintas piezas del mundo del circo, ingeniosos mecanismos centenarios e icónicos objetos repletos de historia. Una sala especial rinde homenaje al séptimo arte, con proyectores, linternas mágicas y zootriopos infantiles que transportan al visitante a los inicios del cine. La música también tiene su rincón, donde instrumentos y partituras despliegan la magia de las notas. Incluso el transporte cobra vida en este museo, destacando entres sus tesoros el mejor coche de hojalata del mundo: un exquisitio Bugatti de Payá de 1932.

Breve historia del palacete

Vista exterior del Pazo de Liñares

Vista exterior del Pazo de Liñares Turismo Rías Baixas Lalín

El Pazo de Liñares, una de las grandes casas solariegas de la Tierra de Deza en su época dorada, es en el presente un verdadero palacio del recuerdo y la fantasía. Su historia está íntimamente ligada al relato de vida de la familia de los Taboada, que lo habitó durante más de cuatro siglos. Este palacete de estilo barroco alza su imponente silueta en la parroquia de San Martín de Prado, rodeado de ondulantes penillanuras que conectan las sierras centrales de la Dorsal Gallega con las tierras de Santiago. Su arquitectura, dividida en dos cuerpos ―uno rectangular y otro de menores dimensiones en forma de L―, conserva la esencia de su noble pasado. 

El primer propietario documentado de este linaje fue Alonso Taboada, sacerdote y señor del Casal y Torre de Liñares, según consta en un escrito fechado en 1512. El palacete alcanzó su apogeo en el siglo XVIII de la mano del matrimonio entre Alonso Taboada Mosquera y María Andrea Gil Taboada, cuya unión endogámica fortaleció su patrimonio al integrar dos influyentes linajes del Deza. Ya en el siglo XIX, el Pazo de Liñares se transformó en un auténtico símbolo de la nobleza gallega, con esmerados jardines y una atmósfera que atrajo consigo a intelectuales y políticos de la época, entre ellos el poeta cambadés Ramón Cabanillas. 

A principios del siglo XX, escritores como Emilia Pardo Bazán encumbraron su importancia y lo situaron entre los pazos más destacados de Galicia. El último propietario de la familia Taboada fue Amalio Taboada Bugallo, diputado provincial y figura clave de la nobleza gallega, aunque la mansión pasó por curiosas visicitudes antes de acabar convertido en el Museo Galego do Xoguete e da Marioneta, como su pérdida en una partida de cartas en el Casino de Santiago a favor de Rafael Otero, familiar del que heredó la propiedad don José Cano Otero, último habitante del Pazo de Liñares y presidente de la Academia de Medicina y Cirugía de Galicia. Tras varios cambios de manos y titularidad, Rafael Latorre lo vendió al ayuntamiento de Lalín en 2002, asegurando así la conservación de este testimonio vivo de la historia gallega.