El puente románico de La Ramallosa

El puente románico de La Ramallosa Shutterstock Val Miñor

Cultura

El puente románico de La Ramallosa: un tesoro medieval único sobre el río Miñor

Esta pasarela del siglo XIII que une las localidades de Nigrán y Baiona destaca en su punto medio por un precioso cruceiro con la imagen de San Telmo y un peto de ánimas que se alza a sus pies como símbolo de historia y devoción

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Val Miñor, una de las comarcas históricas más fascinantes de las Rías Baixas, reúne en sus paisajes la esencia más genuina de Galicia. Formada por los municipios de Baiona, Nigrán y Gondomar, este mágico rincón del sur gallego es un auténtico mosaico de contrastes, donde el océano Atlántico acaricia una costa salpicada de pintorescas villas marineras, mientras los valles verdes y bosques centenarios se inclinan ante las sierras que emergen en su cara más interior.  

En este enclave único de las Rías Baixas, Baiona, la joya costera de la comarca, destaca por su legado histórico ―fue el primer puerto europeo en recibir la noticia del regreso de Colón―, pero también por su compromiso con la sostenibilidad, reconocida con el prestigioso Quality Coast Gold Award. De hecho, este galardón sitúa a la localidad pontevedresa como uno de los mejores destinos sostenibles del mundo. Además, la histórica villa también es un punto clave en el itinerario del Camiño Portugués da Costa, atrayendo a peregrinos de todo el mundo con su perfecta mezcla de tradición, belleza y hospitalidad. 

Uno de los elementos más singulares que atraviesa esta ruta de peregrinación es precisamente el puente románico de La Ramallosa, un importante lugar de paso y encuentro en la comarca natural del Val Miñor. Sus orígenes se remontan al siglo XIII, aunque algunas de sus piedras datan de épocas posteriores, fruto de su reedificación siglos más tarde. En cualquier caso, este tesoro medieval evoca tiempos remotos, cuando una antigua calzada romana, identificada por la Diócesis de Tui-Vigo como la famosa vía Per loca maritima o Vía XX, trazaba su recorrido sobre esta pasarela. 

Patrimonio histórico en Baiona

Puente románico de La Ramallosa

Puente románico de La Ramallosa Concello de Nigrán Val Miñor

En río Miñor encuentra su nacimiento en las alturas de la Serra do Galiñeiro, a más de 400 metros sobre el nivel del mar, y serpentea por el valle homónimo hasta encontrarse con el Atlántico, donde las parroquias de Santa Cristina da Ramallosa y San Pedro da Ramallosa franquean su desembocadura. En esta pequeña bahía se alza uno de los grandes tesoros del patrimonio histórico de las Rías Baixas: el puente del románico tardío de La Ramallosa que conecta los municipios de Baiona y Nigrán. Como detalle singular, en su extremo norte se encuentra una vieira de peregrino tallada en piera, obra del escultor nigranés José Antonio Villaverde. 

También conocido como el puente de San Telmo, las raíces de esta obra de la ingeniería antigua se remontan al siglo XIII, aunque su estructura actual refleja las reconstrucciones realizadas en 1598 y 1926. Según narra la tradición popular, el puente habría sido erigido sobre los restos de una pasarela romana destruida en el siglo X durante las incursiones de Almanzor.

En la actualidad, su elegante diseño incluye diez arcos ligeramente apuntados y un doble sistema de tajamares que desafían la fuerza del río Miñor. Con una longitud de 90 metros, el puente pontevedrés también conserva en su parte central un llamativo cruceiro con una mesa de piedra, donde se encuentra un pequeño retablo con tres ánimas, que antaño sirvió como lugar para bautizar a los niños que estaban por nacer.

Entre el mito y la realidad

Vista del cruceiro y el peto de ánimas en el puente románico

Vista del cruceiro y el peto de ánimas en el puente románico Shutterstock Val Miñor

La historia sobre la reconstrucción del puente tras ser dañado por las tropas de Almanzor trae consigo una de las leyendas más conocidas del puente de la Ramallosa. Se dice que fue el propio San Telmo quien ordenó levantarlo nuevamente en el lugar donde habría obrado uno de sus milagros. Según la Diócesis de Tui-Vigo, el puente en cuestión fue reconstruido por iniciativa del santo entre los años 1232 o 1235, en una época en la que ocupaba el cargo de Obispo de de Tui, lo que explica su estilo tardorrománico. 

El cruceiro de piedra, símbolo de esta historia mítica, se sitúa en el lado oriental de la pasarela, entre los arcos tercero y cuarto desde su extremo sur. A sus pies se encuentra una imagen pétrea de San Telmo, patrono de los navegantes y supuesto impulsor de la reconstrucción. La leyenda cuenta que, mientras predicaba en la zona, una gran tormenta amenazó a la multitud reunida para escucharlo. Según el relato, San Telmo logró disipar la tormenta, desviando la lluvia hacia las orillas y manteniendo seca la zona intermedia en la que estaban congregados. 

Existe asimismo otra tradición añade un aire místico al puente, vinculando su estructura a antiguos rituales de fecundidad. Se dice que las mujeres embarazadas que hubieran sufrido pérdidas anteriormente debían acudir al altar situado al pie del cruceiro para realizar un bautismo símbolico con las aguas del río. Este rito, celebrado a medianoche y únicamente tras haber completado tres meses de gestación, buscaba asegurar el éxitos de los embarazos y aleja la desgracia de estas mujeres.