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Sanxenxo: el origen y el porqué del topónimo más famoso de las Rías Baixas

La polémica en cuanto al nombre de Sanxenxo es una constante que nunca desaparece, no tanto por su etimología (ya que se sabe que tiene su origen en el santo francés, "Sanctum Genesium") sino por sus múltiples designaciones en castellano pese a que la única forma oficial es la gallega
Atardecer en Sanxenxo.
Atardecer en Sanxenxo.
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Si hay un municipio en Galicia que ha dado qué hablar debido a su topónimo ese es Sanxenxo. La polémica en cuanto al nombre de esta conocida localidad de las Rías Baixas no viene dada tanto por su etimología ―para la que existe cierta unanimidad― sino por su designación en la "traducción" al castellano: "Sangenjo o Sanjenjo", así como otras múltiples formas que se han podido ver y escuchar en diferentes redes sociales y medios de comunicación. 

El debate en cuanto a su pronunciación resurge cada cierto tiempo como el ave fénix, aunque sobre la oficialidad del topónimo cabe recordar que la "Ley 3/1983, del 15 de junio, de normalización lingüística, dispone en su artículo número 10 que los topónimos de Galicia tendrán como única forma oficial la gallega". Más allá de estas líneas, el fondo de la cuestión debería quedar zanjado: la forma correcta es Sanxenxo y no "Sangenjo".   

Un santo francés como origen del topónimo

Iglesia de San Xinés de Padriñán, Sanxenxo. Foto: Wikipedia

En lo que respecta al origen topónimo de la villa marinera de Sanxenxo, se sabe que este proviene del acusativo del nombre del santo a quien está dedicada la parroquia de Padriñán: Sanctum Genesium. Para ser más exactos, se correspondería a Sanctus Genesius de Arlés, un mártir francés que murió a principios del siglo IV.

Además, Sanxenxo es un topónimo único en el Nomenclátor de Galicia, pues el nombre de este santo es mucho más frecuente a partir de la forma del genitivo, Genesii, que ha dado lugar a las formas "Xens", en la zona más occidentales del territorio, y "Xes", en la parte oriental. Algunos ejemplos de estos derivados gallegos son: San Xes de Vilariño (Lobeira), San Xes (Paderne de Allariz) o San Xes da Peroxa (A Peroxa).

En el caso de la parroquia de Padriñán, existen documentos que atestiguan el uso de estas formas ya a principios del siglo XII, concretamente en un documento de una donación de doña Urraca, firmado en Poio en el año 1116: "uillam scilicet Padrignam cum ecclesia Sancti Genesi" (villa conocida como Padriñán con la iglesia de Sanxenxo). La designación del santo en cuestión fue variando entre las formas procedentes del genitivo y del acusativo durante toda la Edad Media, hasta que definitivamente se asentó la forma terminada en -o, tal y como aparece documentada ya a finales del siglo XV.  

La evolución del topónimo de Sanxenxo

Playa de Silgar, en Sanxenxo.

El debate sobre la designación del nombre de Sanxenxo podría decirse que es tan atemporal como polémico entre los vecinos y turistas que llegan a este rincón de la comarca do Salnés. La última discusión, que convirtió a "Sanxenxo y Sangenjo" en trending topic nacional en Twitter hace unas semanas, surgió a raíz de un suceso que implicaba a varios militantes de Vox y el municipio gallego en cuestión. 

Entre los defensores de la versión "castellanizada" del topónimo, podían leerse referencias a la existencia de textos que citan "Sangenjo" en escritos de Emilia Pardo Bazán, así como también que el uso del mismo fue oficial desde 1877. Y es cierto, aunque con matices. La lengua evoluciona y el nombre de Sanxenxo, de igual manera, ha tenido sus propias variaciones a lo largo del tiempo. 

La pérdida de la oposición entre los fonemas palatales sordo (<x>) y sonoro (<g> y <j>) a favor del primero se dio en el gallego durante la Edad Media. De ahí que en el transcurso de estos siglos, y también en los posteriores, existan muchos testimonios del topónimo en sus múltiples grafías: Sanxenxo, Sangenjo, Sanjenxo, San Ginés... A pesar de ello, tal y como nos recuerda la Real Academia Galega, se tiene la certeza de que la pronunciación tanto en gallego como en castellano durante aquellos años era similar a la actual de Sanxenxo. 

Textos antiguos con las diferentes grafías de Sanxenxo. Foto: Real Academia Galega

De hecho, no es hasta el siglo XVII cuando se empieza a consolidar en castellano la realización velar actual del sonido que representaba a las grafías <g>, <j> y <x> (ej.: caxa pasa a ser caja). El propio Fray Martín Sarmiento remarcó esta diferencia de pronunciación usando como ejemplo el topónimo de Sanxenxo, y otros, en la Demostración Crítico-apologética del Theatro Crítico Universal (1732). En el libro escribió que "la pronunciación que los gallegos dan a la J, G, X (casi al modo de los franceses) jamás se halló en la castellana; y hoy se burlan de ella los que sólo tienen por crítica su lengua".

Por lo general, en los textos literarios posteriores a la Edad Media recogidos en Tesouro Informatizado da Lingua Galega (TILG), la forma gráfica más extendida en su uso desde la época del Padre Sarmiento es Sanxenxo, que se llega a citar hasta en 115 ocasiones, frente a las 3 de Sangenjo y otro par de la fórmula Sanjenjo. En cambio, en los textos castellanos fuera de Galicia no existe una larga tradición escrita de una forma adaptada al idioma, a excepción de escritos oficiales como los Nomenclátores de España en que figura Sanjenjo (1842,1857 y 1860) y Sangenjo (1877 a 1981). Después de esta última edición, el Nomenclátor oficial pasó a ser el gallego, es decir: Sanxenxo. 

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