Pablo Aguado debutó en Olivenza como a cualquiera, con cinco o seis referencias, le habría gustado hacerlo. No me refiero sólo a los toreros o los vídeos que cada cual lleva encima, sino a una forma de mirar al mundo generada por el entorno: Despeñaperros es más que una frontera física. El Guadalquivir produce toreros buenos que son mejores. Este ataque de chovinismo está justificado porque todos quieren torear como si les meciera la desembocadura de Sanlúcar. Las leyendas están contorneadas por un territorio concreto. Las escuelas taurinas terminaron empatando el resultado.

Aguado esbozó el concepto que provoca envidias entre los compañeros y recelo en esos aficionados adictos a la dureza. Quiero decir que hace falta ser muy buen torero para que en algunos ambientes no utilicen la palabra artista, título que cae mejor en la retirada. En la Maestranza y Las Ventas se le vio cosa a Aguado, más allá de la efervescencia. Entró en la categoría de posible torero de Sevilla. Eso se nota por los cuchicheos, destacando entre un puñado de paisanos consentidos que hicieron el viaje del revés: el apellido les valió para torear. Aguado viaja de boca en boca por los esquinazos.

El domingo de Resurreción torea en Madrid junto a David Galván y Juan Ortega, otros dos tipos que buscan lo mismo. El cartel marca una generación de toreros templados, una buena idea de Plaza 1, que funciona mejor cuando no hay tanta producción detrás. Coinciden en un momento idóneo, con el público rumiando las Puertas Grandes de López Simón, las ferias en las que se paladeaba a Morenito de Aranda. Ya está bien. En fin. Es difícil, en el sector no cabe la paciencia que requiere mantener el talento.

Pablo Aguado cortó una oreja en la pasada Feria de Otoño Plaza 1

¿Se siente presionado por el ambiente que hay alrededor suya?

Hombre, más que presionado, responsabilizado. Bendita responsabilidad, también te digo. Esa sensación te hace tener que estar a la altura.

¿Cómo afronta Madrid? ¿Hay alguna diferencia con Sevilla en la forma de plantearlo?

Lo intento afrontar igual porque son las dos primeras plazas del mundo. Lo intento afrontar igual, hay que ir partido a partido, como dice el Cholo. En Madrid, pase lo que pase, siempre tiene repercusión. 

¿Está vacante el puesto de torero de Sevilla?

Es verdad que siempre ha habido un torero de Sevilla. No considero que haya una vacante porque está ocupada por el maestro Morante.

¿Siente cerca la posibilidad de ocupar el puesto? En Sevilla lo esperan.

Lo veo lejos, muy lejos. En Sevilla se me trata de forma especial. Siento el cariño y las ganas por verme toreando. De ahí a ser torero de Sevilla... Son palabras mayores. Se requiere un curriculum mucho mayor. Le tengo mucho respeto a esa categoría y se me hace grande.

El cartel del domingo de resurrección ha levantado mucha expectación. Sois toreros con gusto.

Ha despertado mucha expectación, es verdad. Es de alabar que tres toreros jóvenes despierten esa sensación. Tenemos un concepto parecido. La gente va a disfrutar si la corrida embiste y podemos torear como nos gusta.

Le brindó un toro a Curro Romero en Sevilla. ¿Lo conoce, han podido hablar alguna vez?

No tengo la suerte de tener relación con él. El brindis fue un poco casualidad. Se dio que estaba en la plaza el día que toreo en Sevilla. Consideraba que el toro que tenía delante era propicio para el brindis. No he podido hablar con él, no he tenido esa oportunidad. Tengo como referencia esa tauromaquia. Aunque veo difícil volver a acostumbrar al público a esa forma de estar en la plaza. Hay que ser muy buen aficionado para aguantar las tardes en las que no hay suerte. Es difícil pero no imposible, ojo. Si se torea así es cuando se pone de acuerdo a todo el mundo.

Bueno, pero ahora el público parece que está receptivo para ese tipo de toreros.

La verdad es que se valora cuando un torero intenta seguir esa línea de concepto clásico. No lo digo por nosotros, el cartel de Madrid. Se nota que hay mucha afición a la que le cae bien, que intuyen algo que están deseando ver.

¿Ahora o nunca?

Hombre, no hay que ser tan tajante. Sí es un momento muy propicio para terminar de romper.

¿Se considera un torero frágil? En Madrid y Sevilla hizo un esfuerzo.

No, hombre, paso el miedo lógico, claro. Los toreros del concepto clásico son aparentemente frágiles pero interiormente han tenido más valor que la mayoría.

¿Qué pasó? Después de la oreja en Sevilla apenas toreó.

No tuvo reflejo el triunfo en cuanto a contratos. Lo que se suele decir: no nos ponían. No sonó el teléfono. Y cuando sonaba, ofrecían cosas que no considerábamos oportunas. La verdad es que no ofrecieron gran cosa para torear, después de Sevilla. La única forma de navegar es triunfar en Madrid.

¿Cómo consigue entrar en la Feria de Otoño?

Cuando surgió la sustitución del maestro Ureña nos llamaron para ver si estábamos dispuestos a cogerla. Hay que decir que la empresa, en un principio, sí tenía la intención de confirmar mi alternativa en Otoño. Después, con el bombo, ninguno quisimos que la confirmación la decidiera el sorteo. Y en cuanto surgió la posibilidad de la sustitución, nos llamaron.

Ha dicho que para funcionar hay que triunfar en Madrid. ¿Es culpa del sistema?

El sistema es complicado, como se dice, sí. Nunca me ha gustado, ni cuando me dejaron en casa sentado, llorar ni replicar que el sistema está muy mal. Está complicado, y más cuando vas de independiente. Pero hay una cosa clara: si se hacen bien las cosas y a la gente le gusta, el toreo te pone en su sitio.

¿Cómo valora el momento político que vive el toreo?

Que se politice la tauromaquia es tan dañino como falso, no se puede politizar porque pertenece a la gente, no a ningún partido. Sí considero que la politización actual viene como consecuencia de la defensa. Primero, se utilizó la política para atacarla y ahora, gracias a partidos como Vox, y otros que se suman al carro, se politiza la tauromaquia porque había que defenderla.

Pero Vox mantiene el mito de que el toreo es sólo de derechas. ¿Lo ve así?

No, no, me parece bien que un partido como Vox defienda la tauromaquia. No es por Vox, ojo, sino porque crea un efecto en los otros partidos. Gracias a eso se han dado cuenta de que existe un gran número de votantes que se decantan por Vox sólo por proteger los toros. Eso ha sido positivo.

¿El mundo rural está en juego en estas elecciones?

Tanto como que esté en juego el mundo rural... ¿Como para que vaya a desaparecer mañana? No. Sí para que haya mayores o menores incentivos económicos o ayudas.

¿Cómo ve desde Sevilla lo que está pasando en Cataluña? ¿Le interesa el juicio al 'procès'?

Sí, hombre, claro, me interesa. Lógicamente, estés en Sevilla o estés en la parte de España que estés, son cosas de las que uno debe estar informado porque forma parte de la actualidad. No se puede estar encerrado en los toros, hay que conocer las circunstancias de tu país. El problema de Cataluña se estudiará en los libros de historia.

No se puede estar encerrado en los toros, ¿pero cuál es su otra afición?

Mi otra gran afición es la caza. Me gusta mucho esa relación con el campo. Aunque el toreo te limita mucho la posibilidad de practicarlo.

¿Es más difícil explicar la caza o los toros?

No me he encontrado en la situación de tener que explicar la caza. Políticamente, están mucho más atacados los toros que la caza. Está más de moda ir contra los toros que la caza. Pero si acaban con una cosa, acabarán con la otra. Su principal objetivo antes que la caza son los toros porque congrega a más gente y tiene ese acento nacional o ideológico que algunos ven en las corridas.

¿Cuál es el último libro que ha leído?

Releyendo, más bien. Qué es torear, de Gregorio Corrochano. Es una biblia del toreo. Hay pasajes que me gustan mucho, como la parte en la que habla sobre lo que es el temple, que lo clava. Leo normalmente cosas de toros. No soy gran lector, no soy lector activo.

¿Y película? ¿Va al cine?

Hasta el último hombre. En casa. Al cine no suelo ir. Y la última serie La casa de papel. Me la recomendaron y empecé a verla y, la verdad, me enganchó en los primeros capítulos.  

¿Qué candidato le cae mejor?

Uf. Es que no sé qué decirte. Estoy todavía en periodo de reflexión. Primero, a ver si pasa Madrid y una vez que pase Madrid, pensaré en la política. Votaré a cualquiera que defienda la tauromaquia de forma radical. Hay más cosas en España, pero es algo fundamental para mí.

¿Alguna vez ha estado hasta las trancas, deseando irse de la plaza?

Parece que no, pero esos momentos llegan. Inmediatamente uno se repone, cuando sale el toro ya no lo piensas. Pero claro que llegan esas circunstancias en las que no desearía estar vestido de luces. No sé si cuando se abren los chiqueros se pasa porque te vienes arriba o es porque ya no tienes escapatoria.