“Vox va a sacar 90 escaños, ya verás”, decía un abonado de Las Ventas en la puerta de La Tienta el pasado domingo de Resurrección, un par de horas antes de la corrida. “Ya verás, Abascal presidente”, repetía convencido. “Está la gente como loca”. Nunca se había visto a tanto taurino hablando de política. Ni a tanto político merodeando la tauromaquia. Dentro del mismo restaurante, la zona cero de las previas taurinas, en una mesa apartada comían Isabel Díaz Ayuso, candidata a presidir la Comunidad, y José Luis Martínez-Almeida, aspirante a la alcaldía de Madrid, escenificando cómo el PP cogió el rebufo de Vox en la defensa de los toros, tratando de recuperar a una parte del electorado que abandonaron.

Con la imagen de Abascal cabalgando en La Puebla del Río, acompañado por Morante, empezó todo. Fue en invierno, y ahora en primavera, tras años en la trastienda cultural del país, la tauromaquia vuelve a ser protagonista del debate público. Este domingo, el sector se la juega, en un contexto en el que hasta el Pacma, el partido animalista minoritario, está siendo protagonista.   

“Obviamente, había que tirar de política. Hay una invasión del espacio público con los políticos, si no hacíamos algo rompedor no llamaría la atención”, explica Joserra Lozano, responsable de comunicación en Plaza 1, la empresa de Las Ventas, la campaña de publicidad de la Feria de San Isidro. “‘Vota San Isidro’ significa ven a los toros seas del partido que seas. Queríamos despolitizarlo: la tauromaquia no pertenece a nadie”, que es el mensaje que caló en la industria cuando la izquierda empezó a coquetear con la idea de prohibir la tauromaquia y ahora con la derecha confirmando el cliché que persigue a una actividad sospechosa de ser sólo para ricos.  

Campaña de San Isidro

El cartel gigante de un torero con el culo al aire ocupó la fachada principal de la estación de Príncipe Pío en Madrid. 'No dejes la tauromaquia con el culo al aire'. “La campaña tiene como objetivo que la gente se abone a Las Ventas. Sí tiene el trasfondo de que la tauromaquia está en juego, por decirlo de alguna forma. Con la plaza llena podemos mantener mejor el pulso a cualquier partido político”.

Algunas píldoras de información sobre lo que genera la industria taurina salpican la idea de Joserra Lozano. Hugo Martínez Abarca, de Podemos, miembro de la Asamblea de Madrid, se sintió ofendido. Mintió en Twitter sobre la procedencia de la campaña. “Fíjate, si un partido antitaurino reacciona así con la campaña es porque funciona. Pone en evidencia a mucha gente que no tiene argumentos pero ataca la tauromaquia”. La polémica, en realidad, reconforta. “Sabíamos que nos iba a complicar la vida. Pero la publicidad taurina debe ser disruptiva, provocar. Hay que dirigirse a la sociedad general para que de alguna manera despierte”.

Objetivo: "despolitizar la tauromaquia"

¿Vox ha llegado en el peor momento? “Bueno, que haya un partido que defienda los toros de manera absoluta y sin fisuras es bueno siempre. Ocurre que el resto de partidos, con tal de oponerse a ellos, hacen todo lo contrario”, responde Fernando Gomá, notario y vicepresidente de la Fundación Toro de Lidia, entidad que hasta el momento mantenía un diálogo fluido con todas las formaciones interrumpido, en parte, por la irrupción de Abascal. Nadie quiere estar a su lado. “El PSOE está más reticente desde hace unos meses”, dicen fuentes de la organización que prefieren mantener el anonimato. La estrategia de la FTL iba encaminada a naturalizar la relación del sector con todos los partidos, “despolitizar la tauromaquia”.

Sin embargo, “la defensa de Vox borra los matices, la letra pequeña, es trazo grueso. A la tauromaquia le vienen mejor los matices, no el blanco o negro. Es difícil de entender y explicar y eso requiere línea fina. Ya dijo Victorino en el Senado que hemos de superar el debate folclórico, de ‘sí’ o ‘no’, e ir más allá”, advierte Gomá.

Abrazar Vox sería apostar a corto plazo el trabajo desarrollado hasta el momento que, como muchas veces ha deslizado la FTL, requiere una visión “a largo plazo”. “Nuestra estrategia”, dice su vicepresidente, “no cambiará el lunes. No asumimos un planteamiento político. No somos partidistas, hemos conseguido ya que nos vean con seriedad, que los políticos confíen en nosotros”. Por eso, el rumbo, dicen, se mantiene: “multiplicar fuerzas” con los capítulos –divisiones provinciales– y la defensa jurídica y la promoción.

Ciudadanos coquetea con el animalismo

“El foco está puesto en el animalismo. Tenemos que hacer ver que las corridas es sólo uno de sus objetivos”, comentan desde dentro. El posible escaño de Pacma no preocupa demasiado. “Primero, habría que aceptar la voluntad de algunos españoles. Y después, como ya hacemos cuando debatimos con ellos, mostrar qué significa esa ideología. Su programa habla 50 veces de prohibir, por ejemplo. Son ultras y prohibicionistas. La gente se está dando cuenta. Hace tres meses era un partido que rescataba perros y gatos y ahora genera antipatías. Quiere imponer un animalismo antihumanista”, aclara el jurista.

La tendencia al alza de Pacma ha hecho que tanto Podemos como Ciudadanos se posicionen cerca de los animalistas. Para arañar algún voto, en el caso de Albert Rivera, al que se le vio acompañado de mascotas en un mitin. Para frenar la fuga de votantes, Pablo Iglesias pide un referéndum. “Lo de Ciudadanos es una fase beta del animalismo. Compran parte del discurso. Nosotros tenemos que hacerles ver que el animalismo no es una actitud cariñosa y simpática con las mascotas, como tenemos todos, sino una ideología totalitaria y prohibicionista. El referéndum sólo tiene sentido cuando los que votan están todos implicados en el tema. Éticamente es discutible el planteamiento de Podemos. ¿Qué legitimación moral tiene un señor cualquiera para mandar al paro a cientos de miles de personas que tienen en la tauromaquia su modo de vida, su ser vital?”.

Rivera estuvo, por un tiempo, al lado de los aficionados taurinos catalanes. “Ciudadanos es un partido con problemas de definición. Es una opinión personal. Contradicen su propia esencia con la tauromaquia. El otro día, Rivera dijo que no lo prohibiría pero que tampoco daría ninguna subvención. Cs viene de Cataluña, donde defiende la legalidad, el Estado de Derecho, a veces de forma heroica. Eso debería aplicarlo siempre. La tauromaquia está considerada por la ley como cultura y por tanto debe ser protegida, promovida y fomentada. No hacerlo es no aplicar la ley”, reflexiona Gomá, al que no le parece mala idea que los toreros entren en el Congreso. “Son profesionales como el resto, albañiles, abogados o empresarios. ¿Por qué no iban a poder estar? No se me ocurre ninguna razón. Esa pregunta tiene sesgo ideológico; sólo tiene sentido si no te gustan los toreros”.

En el campo bravo también ha decepcionado Ciudadanos. “No nos ha contestado”, explica Carlos Núñez, presidente de la Unión de Criadores del Toro de Lidia. Hace unos días, enviaron varios mails y cartas a las distintas formaciones para que emitieran por escrito sus planes respecto a la conservación del toro de lidia. “Unos se implican totalmente. De derecha a izquierda la implicación baja gradualmente”, un gráfico que demuestra cómo la izquierda abandona posiciones para que las ocupe la derecha.

“Vox se compromete por completo, el PP también, además nos recuerda las cosas que ya hicieron al respecto, el PSOE se mantiene en una ambigüedad que nos produce inseguridad y Podemos reconoce nuestros planteamientos ecologistas pero ignoran, por falta de conocimiento e información, que si acaban con la lidia acaban con esta especie única”, señala Núñez, ganadero del encaste que lleva su apellido.

¿Está comprometida la supervivencia del toro bravo?

Las preocupaciones de los ganaderos son dos: “primero, la incertidumbre política, que conlleva una incertidumbre económica. Producir el toro es muy costoso. Es fundamental que haya interés por parte de los españoles, demanda, que su capacidad adquisitiva no se vea afectada. Y segundo, la posibilidad de que los planteamientos radicales contrarios a las corridas encuentren hueco en elParlamento, tanto en el nuestro como en Europa. Eso comprometería la supervivencia de la tauromaquia y de la raza del toro de lidia, que es una maravillosa variedad genética”.

Tras mucho insistir, lograron el objetivo. “Nuestras preguntas son muy claras. Estamos en elecciones, cuando el político tiende a ponerse de perfil. Les hemos obligado a que den un paso adelante. Era nuestra obligación ofrecer a los asociados y al mundo taurino el posicionamiento de los partidos políticos en cuanto al toro, el campo y la gente del toro. La caza ha hecho la mismo, la federación de pesca también. Todo el mundo está inquieto por el futuro”.

Mañana, en parte, se decide. “Los ganaderos nos jugamos existir. Tratamos de poner en valor el medio bravo pero las elecciones pueden agravar el problema”. ¿Entonces, han aconsejado a sus socios qué votar? “Siempre hemos dicho que somos apolíticos”, cambia el tono Carlos Núñez, arrastrando las palabras. “La UCTL está para beneficiar al colectivo. Lo que opinen en su esfera privada los hombres y mujeres del campo, los mayorales, los ganaderos, los transportistas, no nos importa. Eres bastante listo y tomarás tus propias conclusiones. No me lo preguntes a mí”.