Taurocast nació con el objetivo de ampliar la oferta de retransmisiones taurinas. Traía la bruma de la revolución. Ofrecía otras plazas, otros toreros, los lugares sagrados de Francia, el mundo que se queda detrás de las grandes ferias explotadas por Movistar +, y la posibilidad de verlo en cualquier parte. Los previsibles lo bautizaron como el Netflix taurino. El potencial estaba en el streaming.

La última vez que se supo del nuevo canal a través de las redes sociales, utilizadas estratégicamente como una extensión de la marca desde su presentación el ya lejano 8 de mayo, fue el 2 de octubre, con un tuit en el que se incluía el vídeo de una entrevista. Desde entonces, nada: un silencio preocupante que dejaba en el aire el futuro del proyecto, a clientes desconcertados y una salida precipitada de México, a donde se trasladó un equipo para expandir el producto y que sólo estuvo al otro lado algo más de una semana. ¿Qué está pasando con Taurocast?

“Estamos negociando para adquirir nuevos derechos en 2018. Intentamos cerrar un calendario de ferias a varios años. No puedo decir todavía cuáles”, responde Javier Tebas, responsable, impulsor y dueño de la idea, hijo del presidente de LaLiga. “A nivel de derechos el mundo de los toros es muy complejo. No hay un interlocutor único, una federación, una liga. En todos los deportes sí, es más fácil así. El sector taurino tiene complejidades, una idiosincrasia, cosas específicas propias”, analiza.

La parálisis se mantiene en la página web de la plataforma. No ha cambiado el diseño desde su estreno. Las ferias, el contacto, explicaciones técnicas. Ninguna línea sobre la continuidad o no del proyecto. “A los clientes se les ha informado de que seguiremos en 2018”, señala Tebas, “pero nada más”, reprocha uno de los que contrataron Taurocast.

Javier Tebas, Carmelo López y Molés durante la presentación de Taurocast J.D.M

Algunas fuentes del sector audiovisual vieron el desembarco del streaming con cautela. “Parece precipitado. Lo que se cuenta de algunas reuniones no da precisamente sensación de seriedad”. “En la fase 1 hemos aprendido muchas cosas", sale al paso Tebas. "Estamos intentando solucionarlo. No se han dado las circunstancias para que sea posible mantener lo que veníamos haciendo”. Confirma la precipitación sin querer: “Si todo hubiese sido más sencillo, como creíamos, no habríamos tenido que parar en septiembre y replantear la estructura”.

Proyecto viable; funcionamiento caótico

¿A qué se refiere cuando habla de las características del mundo del toro? “Hay muchos interlocutores, intereses, las ferias se contratan como si fuesen ligas independientes las unas de las otras, es muy difícil hacerlo así”. ¿Cuál es la solución? “No se puede trabajar de esa forma, tarde a tarde, día a día. Hay que garantizar una adquisición de los derechos a largo plazo. Si no es un trabajo tremendo: requiere llegar hasta un punto en el que sea viable, con garantías jurídicas para los inversores. La dinámica que hemos tenido hasta ahora no eran lo suficientemente garantista”. ¿Los inversores están satisfechos? “Sí, sí, pero nadie va a seguir para perder dinero. Ni yo mismo. Tenemos que darles garantías”.

La afición es el colchón, claro. “No se puede hablar de abonados en PPV, son clientes. Los datos son buenos. No, no puedo dártelos. Sí te digo que con los números encima de la mesa sería una pena que el proyecto no siguiera. A nivel de mercado digital un proyecto como este en el mundo de los toros es viable”.

La plataforma da la posibilidad de acceder desde cualquier lugar. Taurocast nació para aprovechar el vacío que deja Toros en el mercado internacional. “En Francia nos hemos encontrado con muchas ganas de transmitir la fiesta. Ha sido una experiencia muy buena, corridas con personalidad diferente. Ellos no piensan tanto en el corto plazo. Tiene lógica, porque son comisiones de aficionados. El empresario español está sujeto a un pliego limitado y necesita cuadrar las cuentas. El francés quiere trabajar contigo y explorar contigo”.

"En el caso de seguir..."

La espantá en América “no fue una cuestión de presupuesto porque se captó gente con talento y la técnica necesaria”, aclara, aunque algunos rumores señalaran lo contrario. “Volvimos antes de tiempo porque no cubríamos estándares de calidad. Nos aventuramos a intentarlo, desplazamos equipo, pero bajar la calidad no merecía la pena; era mejor pararse y aprovechar el invierno para mejorar la estructura profesional”.

Además de la retransmisión en directo de corridas de toros, dirigidas por el incombustible y cuestionado Molés, “parte fundamental del proyecto”, Taurocast proyectaba la posibilidad de avanzar con producciones propias. “En el caso de seguir queremos ir al campo, hacer otros productos que funcionen bien”, hay un documental sobre Víctor Barrio por estrenar.

El directo es la base. “Es una de las características del pago por visión. Hay que ofrecer directo. El contenido complementario es muy importante”. ¿En el caso de seguir? “Sí, bueno. Creo que lo más probable es que lo consigamos. Por pasar, puede pasar de todo. El objetivo ahora es solventar errores y problemas. Las garantías deben ser para todos: quienes tienen los derechos, intervinientes...”.

La senda estaba inexplorada. ¿Necesita madurar la industria taurina? “El fútbol vivió su momento de madurez. Antes hubo clubes endeudados por los derechos, negociaciones caóticas: nos hemos comido huelgas de fútbol muchos años. Todos los sectores tienen un proceso de madurez y profesionalización. Al sector del toro le va a pasar lo mismo. Se ordenará. Tendrá que vivir ese proceso con el que se beneficie el sector al completo. Llegará seguro. Ojalá formemos parte de ello”, reza Javier Tebas.