Pep Saborit es licenciado en Ciencias de la Comunicación. Fue antes matador de toros. “Tomé la alternativa en 2002, en San Miguel de Allende. Empecé en el bombero torero, que tenía una forma muy divertida de involucrar a los niños”. Lleva un año al frente de Tauromaquia Mexicana, la entidad que agrupa a los profesionales mexicanos e intenta ahora involucrar a los aficionados para la defensa y promoción del toreo. “Me invitaron a colaborar los ganaderos. Tenemos la obligación de adaptar nuestro mensaje a este siglo”. Tiene familia en España, “en Murcia y Castellón y voy de vez en cuando”, y eso le permite poseer una perspectiva clara de la situación actual del toreo a un lado y otro del Atlántico.

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Los antitaurinos han protestado dentro de la plaza de toros de México. En España se les ha denunciado y hay varios procesos abiertos contra ellos. ¿Qué medidas se están tomando en vuestro país?

Se metieron en la plaza México en una novillada el año pasado. No se tomó ninguna acción legal aquella vez. Ahora sí estamos preparando futuras acciones legales. En realidad no infringieron ninguna ley. Se metieron a protestar pero no se les podía hacer nada por eso. No está tipificado en el código penal de aquí. Y es lo que hacen muchas veces los antis: están muy bien asesorados y saben hasta donde pueden hacer algo y hasta donde no. Eso es lo que tenemos que hacer nosotros, ir conociendo todos las leyes.

 

¿Este tipo de acciones antis son recientes?

No, siempre ha habido. Es verdad que sí se han incrementado en los últimos 10 años. Han empezado a financiarse, a tener recursos, que aplican en cualquier ámbito, en las redes sociales, por ejemplo. Se ve que son gente pagada para hacer ruido y humo, que es lo que hacen los antitaurinos. Hay grupos muy organizados en México. También pasa un poco allá, que no son muchos pero hacen ruido. Saben donde atacar. Lo hacen muy grande. Nosotros tenemos el problema interno de que la plaza de toros de la México es enorme [tiene capacidad para 42000 personas]. Llenarla es imposible. Aún así, la entrada de algunos domingos, en los que parece que está vacía, es mayor que algunas manifestaciones antitaurinas. Hace cuatro o cinco años tras meses de convocatoria sólo reunieron a 1000 personas. Una entrada en una novillada tiene más gente. Pero ellos aprovechan la imagen y tienen un discurso muy fácil de comprar. La moda animalista se está siguien en las grandes ciudades, algo que no ha pasado en los pueblos. Allí no entienden sus fiestas sin festejo taurino.

 

¿Son violentos?

Sí, son violentos desde que van a la plaza sólo para molestar. Eso es violencia. Agresiones físicas no ha habido, nos hemos salvado de esto. En otros lugares sí se enfrentan directamente. Aquí no.

 

En Europa hay una corriente animalista que viene de los países anglosajones y que intenta imponer un modo de vida y una visión del mundo. ¿Está pasando eso en América?

Sí, igual, porque lo que sucede en Europa sucede acá igual. Vienen y aquí lo aplican. Las asociación Animal naturalis o la fundación Franz Weber, por ejemplo, tienen representación en Europa y América. Es la globalización, estamos exactamente igual. Vienen hasta acá muchos anglosajones a hacer ruido. No con la frecuencia con la que sucede en España, pero sí llegan y es el ejemplo de que en México sucede lo mismo que Europa o EEUU. Es el reflejo. La información fluye rapidísimo y todo este movimiento es muy similar.

 

 

¿Tienen fuerza los antitaurinos mexicanos?

Es reflejo de lo que ocurre en Europa y hay organizaciones internas, de reciente creación. Tienen recursos nacionales. Cuando se les acaba la financiación, desaparecen un tiempo. Se ve esa fluctuación.

 

¿Hay alguna entidad en México como el Observatorio de las Culturas Taurinas o la Fundación Toro de Lidia?

Sí, se llama Tauromaquia Mexicana. Es muy similar. Está integrada por las asociaciones de profesionales. La asociación de ganaderos, de matadores, la unión de subalternos y la agrupación de empresarios. Estos son los entes profesionales. Después se han ido afiliando peñas taurinas, porque lo que necesitamos es hacerlo popular, que todo el mundo esté integrado. Se divide en capítulos regionales porque México es grande. Hay representantes a nivel regioal. Las leyes dependiendo del lugar. A veces en alguna comunidad igual hay un movimiento anti que a lo mejor no lo hay en otro lado. Y las leyes federales se trabajan también. Es un movimiento que en realidad es una red de defensa. Se atienden los casos de cada región y hay reuniones estatales periódicas. A nivel organizacional existe un consejo ejecutivo formado por los fundadores. También hay tres comités de trabajo: el jurídico y de relaciones de gobierno, que trabaja con más discreción, de bajo perfil, un comité financiero para ver cómo se mantiene Tauromaquia Mexicana y recaudar fondos y hacerlo transparente de cara a profesionales y aficionados y otro de comunicación, que es importante para adaptar el mensaje a los nuevos tiempos. Tenemos la obligación de comunicar hoy en día, de explicar la fiesta.

 

¿Desde cuándo existe?

Tauromaquia Mexicana existe desde hace siete u ocho años. Sólo desde hace uno tiene esta estructura organizacional.

 

¿Cómo se financia?

Hay un sistema de domiciliación de tarjetas. Puedes aportar voluntariamente como aficionado. Las agrupaciones de profesionales dan un donativo mensual. Sigue siendo ahorita una cantidad muy baja que no cubre los gastos mínimos. Tauromaquia Mexicana ha sobrevivido con dos corridas de toros benéficas. Una corrida de toros en Monterrey y otra en Zacatecas con seis toreros mexicanos. Esta es la mejor fórmula. Es una cuestión de ganar credibilidad. Este es un sector muy vanidoso, con mucho ego. Hay que ir ganado confianza para que los profesionales y aficionados aporten más. Mucho aficionado opina que él no tiene porque defender la fiesta, que bastante tiene con acudir a la plaza. Piensan que los que tienen que hacerlo son quienes viven de esto. Por eso esta fórmula funciona: los ganaderos no cobran por el toro (hay 260 ganaderías registradas, si cada uno cede un toro al año, tendríamos de sobra), los toreros ceden sus honorarios y pueden torear cada uno una corrida al año de este tipo. Los subalternos están muy castigados económicamente. Así tenemos diseñado el proyecto para mantener el movimiento. Tauromaquia Mexicana no es una moda que va a pasar en un par de años, va a seguir, tiene la vocación de ser una organización sólida que se mantenga en el tiempo.

 

¿Cuentan con presupuesto público?

Nada. Cero presupuesto público.

 

¿Existe en México la fractura del sector con la afición como en España o la situación se parece a la que vive Francia?

Un término medio. Hay un cierto recelo del aficionado al profesional. Lo que estamos haciendo es unirlo sin llegar al nivel de Francia pero sí con más unión de la que hay en España. Tiene que ser más popular, más de los aficionados para que sean los que promuevan esto. Si ven que hay que defenderlo porque es de una élite, a los políticos les va a dar igual, aunque en México no está tan politizado como en España. Sí queremos hacerlo muy popular para que la fiesta se defienda sola. Está claro que si un político tiene la noción de que es algo popular es muy difícil que se meta con eso.

 

 

¿Cree en la alianza internacional entre las asociaciones de defensa de los toros?

Sí, va a servir. Es muy similar el asunto en todos los países. Sobre todo de cara a la salvaguarda del patrimonio cultural inmaterial. En México son nueve estados en los que la tauromaquia está declarada como patrimonio cultural del Estado. Falta esta consideración a nivel nacional. Estamos trabajando en eso. Las naciones taurinas tenemos que trabajar juntas y hacer músculo mundial.

 

 

¿Y entre el resto de países americanos taurinos?

No hay nada concreto. Un miembro de nuestro consejo ejecutivo es empresario de la plaza de Acho y ha habido algún contacto con Perú. Con Colombia se ha intercambiado información pero no de manera institucional. Europa nos lleva la delantera en esto. Fíjate que aquí muchos países están en vías de desarrollo y no hay un marco adecuado en la sociedad para crear este tipo de asociaciones. Es que en Bogotá fue el empresario, Felipe Negret, quien defendió solito la plaza. No existen asociaciones profesionales como en México, que tienen ya una antigüedad de 70 u 80 años algunas. México lleva una ventaja fuerte taurinamente hablando al resto de Sudamérica.

 

Siempre que se piensa en la tauromaquia mexicana, viene a la cabeza la Monumental. ¿Cuál es el mapa del toreo allí?

Es verdad. A la Monumental se suma Guadalajara, Aguascalientes, que es más pequeña pero taurinamente pesa mucho, o Monterrey. Como feria, la feria de Aguascalientes es la más importante en México, país en el que se hace temporada con festejos en los domingos. No existe el concepto de feria. Los dos núcleos taurinos importantes son Aguascalientes y Tlaxcala, que tienen escuelas taurinas y ganaderías. Cuando voy por allí se lo digo. Viven en una burbuja. Tienen niños que quieren ser toreros, no hay antitaurinos, no tienen ningún problema. Por eso es tan importante cuidar la plaza México. Lo que sucede allí se repite como efecto dominó en el resto de ciudades. También son importantes Guajanato y Jalisco.

 

 

¿Existe la tauromaquia popular en México? ¿Encierros o toros en la calle?

Muchísimo, muchísimo, la tradición taurina comenzó en 1526 con Hernán Cortés. Todavía no se hablaba español y ya había toros. Hay un montón de variantes de esos festejos. Se sueltan toros en la calle y se corren aunque no tienen el valor mediático de Pamplona. Existe el jaripeo, las vaquerías de la zona de Yucatán, muchos eventos con caballos y toros. Son espectáculos con muchas variantes. Alguna cultura prehispánica siguen haciendo sacrificios con toros bravos. El mestizaje que hay se ve en la cultura taurina. Hay muchas actividades en los pueblos que tienen que ver con el toro. Y todo esto es más antiguo que el culto a la virgen de Guadalupe.

 

México ha aportado mucho a la historia de la tauromaquia. ¿Cree que se la da la importancia real que tiene en Europa?

Creo que no. Se le sigue viendo como algo menor. Esa visión está influenciada por la distancia. Parece un país lejano del tercer mundo cuando en realidad la fuerza que tiene es muy importante. México es fuerte histórica y culturalmente. Ningún país tiene nuestro potencial de crecimiento. En España hay 46 millones de habitantes y aquí tenemos 100 o 120 millones. Puede ser el país con más fuerza por aficionados. No se le da la justa dimensión. Los aficionados no son tan sensibles a esto. Los profesionales que sí han venido, lo saben. Todos estos que se han paseado por los pueblos, que han recorrido la legua, lo saben.

 

¿Los jóvenes se interesan por el toreo allí?

Cada vez menos. Es un problema que tenemos. Tenemos que enfocarlo a la juventud. Las escuelas taurinas, excepto en Aguas y Tlaxcala, están vacías. No hay escuela taurina en México. Es increíble. Cada vez menos jóvenes se interesan por esto y hay una reducción evidente de las novilladas. No hay niños que quieran ser toreros. Estamos haciendo gestiones para apoyarlos mucho, como en la feria de Zacatecas, que hubo un festejo de niños toreros. Tienen algunos la técnica de matadores. Hay que obligar a todas las empresas a que en todas las ferias haya festejos menores. A potenciar las escuelas taurinas, que están desapareciendo. Los políticos no pueden dar dinero a los toros porque los antis los cacarean. Nos hemos reunido con ellos y nos dicen siempre que no los van a prohibir pero tampoco implicarse. “No voy a hacer nada, tengamos la fiesta en paz”, nos han dicho. Es importante que haya líderes de opinión que salgan a defender esto.

 

 

Siempre se ha hablado de que las figuras van a México de vacaciones. ¿Esa percepción es real?

Sí, ha pasado porque a veces ha habido abusos. Con y sin razón. Eso es otra polémica. Es culpa de ambas partes. No se han hecho bien las cosas. Los profesionales han ido a lo fácil. Eso está mal hecho. Obviamente si llega la figura española y aquí existe el toro regalo, el toro chico, pues claro que vengo y mato lo más cómodo, pensarán. Si se hicieran las cosas estrictas el español va a dar la cara porque están sobrados. Si se la ponen fácil se adaptan. Hay como un cambio en México para hacer las cosas bien. Han faltado figuras del toreo también que fuesen capaces de alternar al mismo nivel que los españoles como en los 40 o los 50 con los Arruza y los Armillitas. Si no hay toreros de este nivel la percepción allá es distinta.

 

¿Le ha venido bien a la Plaza México el cambio de gestión?

Sí, yo creo que sí. Hay ciclos en las organizaciones y en la vida. La otra empresa con sus errores y aciertos estaba ya agotada. Ahora hay que buscar una experiencia más allá de la corrida. La plaza está muy deteriorada, prácticamente igual que los años 30. Se ha intentado modernizar, hacer otras variantes. Desde las novilladas, los concursos, dar carteles por adelantado, es decir, otras fórmulas distintas a lo habitual. Intentaron dar corridas los sábados y no funcionó. Ha habido un cambio sin el éxito que esperábamos pero hay que intentarlo y llegará. El último gran lleno fue con la otra administración, cuando vino José Tomás. Aquello fue un cartel bueno. No vale con carteles para aficionados porque el aficionado viene aunque no haya baños y no tenga donde aparcar, pero no es suficiente. El público general es bueno que tenga más facilidades.

 

¿Está ayudando Bailleres?

Sí, está ayudando. Lleva las plazas más importantes de México. Es apoderado. Ha ayudado muchísimo a la fiesta y está integrado en Tauromaquia Mexicana. Trabajamos de la mano con ellos. Todas las semanas tenemos comunicación con su gente. Muy pensado dentro del movimiento. Está muy interesado y es parte del consejo. Me llaman y estamos en contacto.

 

En España no pudo hacerse con Las Ventas y a través de la FIT no termina de romper. ¿Se habla de esto allí?

Se conoce, los conocen los taurinos, los profesionales, el aficionado de calle no tiene ni idea. Los profesionales y taurinos leídos sí.

 

 

¿Qué diferencia a la afición mexicana de la española?

La mexicana puede ser mucho más sensible de emoción. La española siento que es más académica, hacia los cánones. El mexicano es de sentimiento, el reglamento se lo puede pasar por donde sea si ve algo que le gusta. Es más improvisado. En España cambia de una plaza a otra. En México mucha gente va para pasársela bien. Hay otras plazas en las que hay más rigor. Es similar. Algo que pasa lamentablemente es lo que cambia la gente del primer al sexto toro. Hablando de la capital, nadie recuerda un rabo en el sexto toro. En el quinto y sexto el público es muy distinto. No sucede eso en Madrid.

Pepe Saborit en su época de matador de toros Cedida

Lea las entrevistas anteriores de la serie La tauromaquia en la encrucijada: Helder Milheiro y André Viard.

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