El acusado de matar a su compañero de piso en agosto de 2017 en León ha sido declarado este jueves culpable de asesinato por un jurado popular que ha acordado su veredicto por unanimidad.

El acusado, de 32 años, reconoció los hechos que se le imputan durante su declaración en pasado lunes, si bien precisó que no recordaba nada debido a que ese día ingirió gran cantidad de alcohol y sufrió un fuerte golpe en la cabeza al caerse en los baños de un local de alterne, según ha recogido Efe.

Tras el veredicto del jurado, la fiscalía ha solicitado una pena de 17 años y 15 días de prisión para el acusado, que compartía con la víctima y otras personas una vivienda tutelada para enfermos mentales, mientras que la defensa ha reclamado quince y que la condena sea cumplida en un centro psiquiátrico penitenciario.

Según las calificaciones del fiscal, acusado y víctima compartían piso en León capital y la madrugada del 13 de agosto acudieron juntos a un local de ocio nocturno de la calle Federico Echevarría.

Tras protagonizar varios incidentes en el interior, los dos hombres fueron expulsados del establecimiento y se digirieron a la avenida de Mariano Andrés, donde iniciaron una discusión a la altura del número 8 y el acusado agredió a la víctima, a quien rompió la nariz y le produjo diversas contusiones en la cara.

Después, "con el ánimo de acabar con su vida", le agarró fuertemente del cuello hasta provocarle una lesión en la laringe y con una navaja le provocó tres heridas mortales.

La agresión fue grabada por una cámara de seguridad de una carnicería de la zona y de un taxista.

Como consecuencia de las heridas sufrida, el hombre, de 53 años, falleció a las 5.55 horas del 13 de agosto de 2017 en plena calle.

Según el relato de la Fiscalía, la agresión fue "violenta y totalmente inesperada, por lo que la víctima no puedo ejercer defensa alguna".

Además, la Fiscalía destaca que el acusado sufre un trastorno esquizoafectivo de tipo depresivo, pero que no le altera sus capacidades volitivas y cognitivas por lo que es consciente de sus actos y sus consecuencias.

El acusado reconoció los hechos y aunque asegura no recordar nada precisó que ha visto las pruebas que le incriminan.

"Recuerdo que me despertó la Policía al llegar a mi casa y que tenía la ropa manchada de sangre, pero no sabía si era mía o de otra persona", señaló ante el tribunal el acusado el pasado lunes.