Cuentas las leyendas que un ángel anuncio a la madre de Euquerio, embarazada de este, que el niño que engendraría sería una gran bendición para la Iglesia y el mundo. San Euquerio de Orleans nació en el año 690 en el seno de una familia noble. Era sobrino de San Severo, obispo de Orleans. Comenzó su educación a los siete años, abarcando todas las ciencias y disciplinas. A los 18 años de edad era considerado todo un sabio por su comunidad.

En el 714 tomó el hábito clerical y se retiró a vivir en soledad en el monasterio de Jumièges. Durante siete años dedicó su vida a la oración y el estudio, hasta el fallecimiento de su tío, quien ordenó que Euquerio le sucediese tras su muerte. La presión del clero obligó a aceptar el cargo, ostentándolo durante 16 años.

En el año 737 su vida dio un giro inesperado; unos nobles, molestos con Euquerio por negarse a cederles la recaudación de su iglesia, le acusaron ante Carlos Martel de oponerse a la política recaudatoria de los bienes de la Iglesia que ejercía el príncipe. Desde ese momento, Euquerio fue desterrado sucesivas veces, ya que en sus nuevos destinos conseguía hacerse con el cariño de la gente gracias a su caridad. En el final de su vida, su último señor le permitió retirarse a vivir sus últimos días en la abadía de San Trudo, como siempre quiso vivir.

San Euquerio y otras onomásticas son celebradas el 20 de febrero:

- San Eleuterio de Tournai

- San León de Catania

- San Serapión de Alejandría

- San Tiranión