Pintorescos pueblos, villas medievales, los mejores restaurantes, las mejores palmeras de chocolate... A lo largo de su extensión, Cantabria reúne algunos de los encantos y paisajes más destacados. En nuestra exploración por esta región del norte, es imprescindible incluir una visita a una de las localidades más renombradas en la costa cantábrica.

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Hablamos en este caso, de un pueblo con una profunda vocación marinera y en la que tanto su historia como su gente siempre han estado ligados a la mar. De él, destaca su impresionante paisaje natural, con marismas incluidas, también las anchoas más famosas y deliciosas de España y un impresionante legado histórico que une esta villa con el mismísimo Napoleón Bonaparte. Un destino obligado para cualquiera que se anime a visitar la región cántabra.

Un pueblo cántabro y marinero que es destino obligado

El municipio cántabro al que esta vez te trasladamos es un municipio de profunda vocación marinera, de hecho, su puerto ha sido históricamente uno de los más destacados de toda Cantabria. Y es que, su volumen y su importancia fueron utilizados incluso en 1774, en un pleito con Santander para ostentar la capital de la región. 

Pueblo marinero de Santoña.

Además de ese importante puerto, esta villa cuenta también con extraordinarias playas que ofrecen al visitante un ambiente tranquilo, un impresionante legado histórico con sus fortificaciones, una ubicación y entorno natural privilegiados, también populares fiestas con los tradicionales carnavales marineros (uno de los festejos más coloridos de la región) y todo ello sin olvidar su deliciosa gastronomía, con la gran calidad de sus anchoas como protagonista.

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Una villa que en la actualidad está considerada como el primer puerto conservero del Cantábrico y que además posee el récord mundial de pesca. Hablamos por si aún no lo has adivinado de Santoña.

Un pueblo con fortificaciones construidas por Napoleón Bonaparte

Pero más allá de su paisaje, sus gentes, su puerto o su gastronomía, si algo destaca de este pueblo marinero es un aspecto muy concreto: se trata del pueblo español con más fuertes históricos. Una característica que tiene mucho que ver con su posición estratégica y defensiva que tenía en el pasado.

Fuerte de San Carlos (Santoña).

Pero de todos los fuertes que podemos encontrar en esta villa cántabra hay uno que destaca sobre todos los demás, a pesar de ser el más pequeño de todos: el Fuerte del Mazo o de Napoléon.

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En 1810, Napoleón Bonaparte supervisó la construcción de este fuerte en Santoña, una estructura estratégica que dominaba los puntos clave al norte y oeste, evitando posibles ataques desde la playa de Berria o por tierra. La ubicación estratégica requería la eliminación de parte de la peña sobre la que se levantaba, lo que implicó una considerable inversión económica y de recursos.

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Construido con la piedra extraída del acantilado, presenta una estructura amurallada rectangular y aún conserva las ruinas de dos edificios destinados al alojamiento de oficiales y tropa, así como una posición artillera llamada "Batería Rouget", erigida en 1811 por orden de Napoleón.

A pesar de no haber sido completamente terminado, esta sólida obra fue supervisada por el Conde Cafarelli, Comandante General de las tropas napoleónicas en el norte de España. Durante la "Guerra de la Independencia", los franceses construyeron dos fortificaciones para defender el acceso norte a Santoña: el Fuerte Imperial o de Napoleón y el del Mazo. El Fuerte Imperial, también conocido como la plaza de armas, fue demolido en los primeros años del siglo para dar paso al penal del Dueso, transmitiendo su apodo de "Napoleón" al fuerte del Mazo.

Vive una experiencia napoleónica en Santoña

Visitar el Fuerte del Mazo es también una gran oportunidad para disfrutar de las impresionantes vistas panorámicas que abarcan Santoña, su bahía, el puntal de Laredo, el Parque Natural de las Marismas, el barrio de El Dueso y la playa de Berria. Este lugar te transportará a la época de Napoleón, ofreciéndote una experiencia única.

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Pero si además, deseas sumergirte completamente en la época napoleónica y vivir la experiencia como un auténtico soldado de Napoleón, te recomendamos participar en el Tour teatralizado por la Santoña napoleónica.

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Un viaje hasta principios del siglo XIX, tendrás la oportunidad de acompañar al propio Napoleón Bonaparte por las calles de Santoña, descubriendo de una manera original y divertida el pasado de esta encantadora villa cántabra.

Otros fuertes que pueden encontrarse en Santoña

Entre las fortificaciones defensivas que podrán encontrar en Santoña, destacan además otras como:

  • Fuerte de San Martín: En 1639, este fuerte resistió un asedio de las tropas inglesas, holandesas y francesas, siendo incendiado y posteriormente reconstruido en 1668. Experimentó ataques nuevamente entre 1713 y 1725 por el ejército inglés, pero fue reconstruido por la armada francesa. Su diseño en forma de V abarca dos pisos superpuestos, con la destacada Casa de Oficiales.
  • Fuerte de San Carlos: Construido en 1668 por Diego de Zaldíbar, este fuerte se compone de dos partes, ambas apoyadas en la ladera del monte. La parte inferior es compacta, construida con sillares de piedra caliza, mientras que la parte superior alberga edificaciones de planta rectangular que servían como vivienda.
  • Fuerte Imperial del siglo XIX: Estratégicamente ubicado en el monte Buciero para defender la ciudad y como barrera frente al mar, el Fuerte Imperial, construido en el siglo XIX, se destaca como uno de los baluartes defensivos más importantes del litoral.

Qué ver y hacer en Santoña

Algunas de las visitas imprescindibles que encontrarás en esta villa de Santoña son:

  • Iglesia de Santa María de Puerto: Con una historia que se remonta a mediados del siglo XIII, esta iglesia fue uno de los primeros monasterios de Cantabria. Su arquitectura y encanto histórico la convierten en un sitio fascinante para explorar.
  • Palacio de Chiloeches: Construido por Antonio Ortiz de Santelices, marqués de Chiloeches, en los primeros años del siglo XVIII, este palacio en el barrio de La Cosa tiene una rica historia. Sirvió como hospital militar en el siglo XIX y más tarde como cárcel durante la Guerra Civil Española.
  • Casa palacio del marqués de Manzanedo y jardín: Mandada construir en 1864 por Juan Manuel de Manzanedo y González de la Teja, marqués de Manzanedo y duque de Santoña, esta casa palacio es un testimonio de la elegancia de la época.
  • Faro del Caballo (recordatorio): Para los aventureros dispuestos a explorar a pie, el Faro del Caballo ofrece una experiencia única. Sin embargo, ten en cuenta que el recorrido puede ser exigente, con un tiempo de ida y vuelta de más de 3 horas y media. Para una alternativa más cómoda, puedes disfrutar de las vistas desde los barcos locales.
  • Playa de Berria: A unos 3 kilómetros del centro, esta impresionante playa, rodeada por el Monte Buciero y el Brusco, ofrece un paisaje excepcional. Es un lugar tranquilo y espléndido para disfrutar de un día de sol y mar.
  • Puerto deportivo: A lo largo del Paseo Marítimo, el Puerto Deportivo de Santoña es el epicentro de la actividad económica. Observa cómo las embarcaciones pesqueras descargan especies marinas, especialmente bocarte para las famosas anchoas. Además, cuenta con un mirador con forma de barco que ofrece vistas a las Marismas del Parque Natural
  • Plaza de San Antonio: En el corazón de Santoña, esta plaza es el centro de la actividad comercial. Con una amplia y arbolada área, es pintoresca, animada y llena de coloridas fachadas. Es el lugar perfecto para sumergirse en la vida local, disfrutar de bares y terrazas, y saborear la auténtica atmósfera del lugar..

Famosa también por sus anchoas

Durante los últimos 150 años, esta encantadora localidad cántabra ha encontrado su sustento en un manjar único, cuya elaboración fue introducida a finales del siglo XIX por varias familias provenientes del sur de Italia: las anchoas.

Este exquisito manjar, no sólo ha enriquecido la tradición gastronómica de la villa, sino que también ha sido una parte fundamental de su identidad y economía a lo largo de los años. La fusión de las técnicas culinarias italianas con los sabores locales ha dado lugar a una deliciosa tradición que perdura en el corazón de Santoña y que podrás saborear en muchos de sus restaurantes y bares.