Tipo: Privado.

Formación: Desde los tres hasta los once años. 

Alumnos: 28

Profesores: 4

Magea Escuela Activa nació en 2014 por iniciativa de un grupo de familias que no encontraban en Burgos una oferta educativa que satisficiera sus necesidades. Con el objetivo de conseguir una educación más integral para sus hijos, crearon una cooperativa de familias, buscaron un espacio acorde y contrataron a un equipo pedagógico.

Sin embargo, no fue hasta el curso 2017-2018 cuando la escuela pasó a estar gestionada por el actual equipo docente. Ibone es la directora, Arantxa es la jefa de estudios, Lorena se encarga de la administración y Sofía, incorporada en 2020, maestra. No obstante, todas hacen funciones pedagógicas y gestoras pues trabajan en un proyecto educativo común: “Ibone es la creadora del Método Magea. Se trata de una filosofía de vida, ya que no solo abarca la parte de contenidos académicos, sino también la forma en la que las niñas y niños interactúan con el entorno”, explica Sofía E. Mugüerza a EL ESPAÑOL.

En la actualidad, la escuela tiene 28 alumnos repartidos en tres grupos. Los colibrís: 12 niños de tres a cinco años; los cocos: ocho alumnos de seis a ocho años; y los koalas: ocho niños de entre ocho y once años. Esta baja ratio de alumnos por profesora es la que, en opinión de Sofía, facilita la educación individualizada: “Permite generar vínculos más fuertes con ellos”.

El Método Magea fue el fruto de cuatro años de trabajo donde los avances en neuroeducación resultaron fundamentales para la concreción final. También está inspirado en diversas metodologías (“Montessori, Amara Berri, Reggio Emilia, Waldorf, Aprendizaje Basado en Proyectos…”). Así, entre las características más destacables de este innovador método está, por ejemplo, la agrupación multinivel que Sofía explica así: “Niños y niñas de diferentes edades comparten tiempo y espacio. De esta forma, a través de las neuronas espejo, los pequeños adquieren conocimientos gracias a la interacción con los mayores, y estos últimos desarrollan su responsabilidad”.

Además del respeto a los distintos ritmos de aprendizaje o el acompañamiento emocional, otro de los puntos fuertes es la relación de los niños con la naturaleza. Magea dispone de 3600m² de terreno exterior con jardín, huerta y frutales. “El espacio para movimiento libre, permitiendo la interacción con fauna y flora, genera cambios fisiológicos que aumentan la capacidad de atención y concentración, y acaba mejorando los resultados académicos del alumnado y su motivación”, cuenta Sofía.