“Lo vi por casualidad en AliExpress y dije, ¿por qué no?”. Así comienza la andadura de la profesora Verónica Duque (43) con su llamativo traje con el que enseña anatomía a sus alumnos. Esta maestra de Valladolid se ha unido a los profesores que triunfan forma inesperada en las redes sociales. En su caso, por su atuendo en el que se ven los pulmones, el estómago, intestinos y demás órganos vitales. El tuit que dio a conocer esta peculiar lección lleva más de 39.000 me gusta

Fue el pasado 13 de diciembre cuando Verónica acudió a clase de ciencias naturales para tercero de primaria con su traje anatómico. Los alumnos del Colegio María Teresa Íñigo de Toro, donde enseña, no daban crédito. “Siempre veo que tienen complicaciones en aprender esto. No tienen muy claro cómo somos por dentro”, explica la maestra. 

Verónica asegura que llegó hasta este disfraz por pura casualidad: “No lo estaba buscando, me saltó”. Pero cuando lo vio supo que le iba a funcionar. “Podemos ponerles [a los alumnos] tropecientosmil vídeos, pero no es lo mismo ver a la profe con sus órganos internos (risas). Creí que les iba a gustar”.

A quien realmente le ha gustado es a Twitter. El tuit de Michael Moratinos, su marido, que dio a conocer esta historia lleva 7.000 retweets, más de 39.000 me gusta y su correspondiente hilo de respuestas, que se mueven entre el humor y la aprobación. “Ha tenido mucha repercusión, no me lo esperaba para nada. Hay compañeras que me han preguntado dónde lo he conseguido, que quieren hacerlo también”.

Esta no es la primera vez que usa un disfraz para sus clases. Antes, se ha disfrazado “de pirata, de romano, de campesina de la edad media...”, cuenta. Los disfraces de época son algo recurrente en sus clases, y también en su colegio: “Hay muchos otros profes que se disfrazan como yo, lo que pasa es que no lo cuelgan”. 

Verónica disfrazada de colmena junto a una compañera que va de apicultora.

¿Y funciona? ¿Los alumnos se quedan mejor con la lección?

Sí, porque están mucho más motivados. El aprendizaje es fundamentalmente motivación. Hay quien me dice ‘es que hay gente negada para los idiomas’. No, no hay nadie negado para los idiomas. Una prueba de ello son nuestros antepasados. Muchos tuvieron que emigrar y aprendían el idioma, incluso siendo analfabetos, porque tenían una motivación. 

Verónica es profesora desde el año 2005. Es licenciada en Filología Inglesa y Magisterio. Antes de la dedicarse a la docencia, fue azafata de vuelo. En cuanto tuvo oportunidad dejó ese trabajo para dedicarse a su pasión. “Yo soy muy vocacional”, asegura. Como suele ocurrir en este gremio, Verónica adora su trabajo: “Es el mejor del mundo. Te realizas mucho”. Eso sí, solo en primaria, que “los mayores son más complejos (risas)”.  

Una profesora de Valladolid pone en marcha una divertida iniciativa para enseñar Anatomía

Nativos digitales en analógico

Esta profesora asegura que lo niños nativos digitales son más impresionables con algunos métodos analógicos. “Tenemos aplicaciones para gestionar el aula. Cada uno tiene un avatar y recibe recompensas digitales. Yo este año he descubierto que ponerles un sello de tinta les hace mucha más ilusión que uno digital. Luego, colectivamente lo hago con canicas. Vamos echando a un bote y cuando está lleno hay 15 minutos más de recreo, por ejemplo”.

Verónica enseña Lengua, Arte, Ciencias Sociales y Naturales, estas tres últimas, en inglés. El colegio público donde enseña, el María Teresa Íñigo de Toro, obtuvo este año uno de los premios nacionales Francisco Giner de los Ríos a la Mejora de la Calidad Educativa por un proyecto desarrollado el curso pasado en el segundo ciclo de Educación Infantil, titulado Grandes artistas con pequeñas manos.

Este centro bilingüe siempre le ha dado carta blanca para que desarrolle sus clases como considere. Ya sea disfrazada de colmena o como si se hubiese arrancado la piel para mostrar sus órganos vitales. “Mi directora estaba encantada”, afirma. 

Los talentos de Verónica van más allá del aula. Esta maestra nacida en Alicante, criada en Extremadura y residente en Valladolid también practica danza oriental desde hace años. En sus ratos libres, además, pinta acuarelas y personaliza sus propios muebles.

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