Las claves
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La ilusión de tener un décimo premiado entre las manos puede hacer que los nervios y la emoción se apoderen de cualquiera.
Sin embargo, en medio de esa alegría, conviene frenar un momento y pensar con calma qué hacer para evitar problemas más adelante.
Lo primero es tratar el décimo como lo que es, un objeto muy valioso. No vale meterlo en el bolsillo sin más o llevarlo encima durante horas.
Así lo explica Román Cano Lumera, abogado de RZS, a EL ESPAÑOL, quien detalla que una vez se ha comprobado de manera oficial que tu décimo está premiado, "hay que guardarlo en un sitio seguro y si te vas a celebrar, no lo lleves contigo. Además hay que fijarse previamente que no esté dañado o estropeado".
Y es que un pequeño descuido, una mancha o una rotura pueden dar muchos dolores de cabeza después.
Otro paso clave es dejar claro quién es el dueño del décimo. En ese sentido, se recomienda que el ganador lo identifique cuanto antes.
Cano explica que "aparte de guardarlo, hay que firmarlo y poner en el reverso el nombre completo y el DNI".
Un gesto que aunque parece sencillo, puede ser decisivo si el décimo se pierde o si hay alguna discusión sobre su propiedad, ya que "es una muestra inequívoca" de a quién pertenece realmente.
Además, hoy en día el móvil puede ser un gran aliado. Hacer una foto al décimo es una acción rápida y útil. "Documentarlo con fotografía" permite tener una prueba adicional en caso de cualquier imprevisto, aunque siempre recordando que la foto no sustituye al décimo original.
Una vez superados estos primeros pasos, llega un tema que muchos pasan por alto. Y es que los impuestos también existen en esta felicidad.
No todo el dinero del premio llega limpio al bolsillo del ganador y aquí es donde conviene informarse bien.
En este punto, Román Cano deja claro que, en su caso, él siempre "recomiendo que busque asesoramiento jurídico, no tanto por los problemas que hay para cobrarlo, sino por las posibles implicaciones fiscales que puede conllevar el premio", confiesa.
Pues, aunque ganar un premio es motivo de alegría, también exige cabeza fría.
Por ello, es importante ser precavidos para evitar sorpresas desagradables. Así, la celebración será completa y sin preocupaciones innecesarias.
