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Las claves

Dentro de los diferentes desayunos de la cultura española, uno de los más icónicos son los churros con chocolate.

Un producto sencillo pero muy popular, presente en bares y puestos de todo el país y capaz de generar largas colas a primera hora del día.

En este contexto destaca Juan Alpuente, uno de los churreros más reconocidos de España, que ha relatado el gran sacrificio que supone sacar adelante una churrería cada día.

El churrero de TikTok

Las churrerías ocupan un lugar especial en la cultura gastronómica española, donde el churro no es solo un producto, sino una tradición ligada al desayuno, a las fiestas populares y a la vida de barrio.

Sin embargo, detrás de cada churrería hay un trabajo intenso y poco visible, con jornadas largas que empiezan de madrugada, un oficio transmitido de generación en generación y una dedicación constante para mantener la calidad y la clientela.

Justo el caso de Juan cuando heredó la churrería de su padre. No obstante, después de tantos años al frente del negocio, Juan sigue disfrutando el día a día dedicado a su churrería.

De hecho, en su visita al podcast Negocios en acción (@taclia), compartió su perspectiva sobre si no se había planteado contratar a alguien para que le ayudase.

"Procuro hacerlo solo", afirmaba." He tenido épocas en las que he intentado introducir elementos, como por ejemplo, una persona que me ayude a pelar patatas. Porque a mi me gustaría tener a alguien que me ayude y realmente en un futuro tendré que delegar".

Pero, a pesar de su intención, el gran costo de mantener un empleado suele ser uno de los grandes peros del churrero. "¿Para qué voy a tener a alguien si lo puedo hacer yo? Soy como un panadero, se levanta a las 3 de la mañana, hace todas sus masas, hace las pastas y abre", afirmaba.

Además, no dudaba en rememorar el gran esfuerzo que le puso a su churrería en sus inicios: "Siempre recomiendo que cuando inicias un negocio, hay que meterle muchas horas. Luego poquito a poco especificas las horas imprescindibles".

"Estuve como 10 años abriendo desde las 6 de la mañana hasta las 9 de la noche ininterrumpidamente", recordaba Juan. "En 10 años me hice un mapa de las horas estadísticamente de las horas clave. Ahora hago un horario partido a medias".

Actualmente su horario es de 6 de la mañana a 13 de la tarde; a esa hora para para comer y descansar. Luego continúa desde las 16:30 hasta las 19 o 19:30, en función de la clientela.

"Hoy en día todo el mundo lo quiere fácil pero no hay una fórmula mágica. Te tienes que establecer tus horarios, el potencial que tienes y hasta dónde puedes llegar también", indicaba.

Por ello, el churrero hacía especial mención a cómo hay gente a la que le cuesta madrugar, pero él nunca ha tenido problema.

"Me gusta madrugar. A las 3 de la mañana se me despierta el cerebro y empieza a funcionar. Lo malo es que a las 13 ya estoy muerto pero claro he tenido casi 10 horas dale que te pego", apuntaba. "Luego la tarde la hago para complementar las horas muertas que puedo pasar por la mañana".

A pesar de todo el esfuerzo y sacrificio, Juan ha encontrado confort y alegría preparando churros y porras cada día. "Estoy a 20 minutos de la Sagrada Familia y a 5 minutos del centro, así que la gente viene a tomarse unos churritos y luego a caminar", señalaba.

Pero claro, los clientes a los que tiene especial cariño son a los de toda la vida. "Tengo una familia de clientes muy guay que están siempre conmigo, son mi gran apoyo", aseguraba.