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Las claves

Se estima que actualmente el 25% de los jóvenes optan por carreras relacionadas a lo tecnológico y lo digital, un 20% a carreras de salud y un 18% a profesiones relacionadas a la creatividad y la comunicación, como diseño gráfico, arte o crear contenido digital.

Es decir, que profesiones como fontanero, albañil o churrero raramente son el sueño o aspiración en España hoy en día.

Por ello sorprende el caso de Héctor, un joven de 18 años que decidió trabajar en una churrería y donde ha encontrado felicidad en el día a día y el trato con los clientes.

De mayor quiero ser churrero

En las últimas décadas, los jóvenes han ido perdiendo interés por los oficios tradicionales, como la churrería, la carpintería o la panadería, en parte porque estos trabajos suelen requerir horarios exigentes, esfuerzos físicos continuos y márgenes económicos ajustados.

Además, muchos de estos negocios familiares no logran adaptarse al ritmo de vida actual ni a las expectativas laborales de las nuevas generaciones, que buscan mayor flexibilidad y oportunidades de crecimiento profesional.

Sin embargo, a su corta edad Héctor ya sabía lo que quería hacer con su vida después de crecer en una familia de churreros.

"Empecé aquí en octubre del año pasado, hará más o menos un año y dos meses. Empecé a trabajar porque vi que me gustaba", aseguraba el joven. "Estaba con mi familia y empecé a trabajar para ver qué se sentía y ganar un poco dinero".

Héctor es el nieto de Magdalena, la dueña de una churrería en Mallorca que mostró el funcionamiento de su negocio en el perfil de YouTube de Adrian G. Martín. A la mínima que pudo hacerlo de forma legal, el joven saltó al negocio familiar.

"Después de un año es bastante duro y más a mi edad porque ves que todos tus amigos salen de fiesta, se van por ahí y tú debes decir que no porque vas a trabajar", apuntaba Héctor. "Pero a mí me gusta estar aquí. Además estoy con mi familia, estoy muy bien".

En el momento del vídeo el joven tenía tan solo 17 años pero a día de hoy ya ha cumplido los 18 y sigue disfrutando de su experiencia haciendo y vendiendo churros a diario.

"La verdad que me veo trabajando aquí por un tiempo prolongado. Tenía pensado ser Guardia Civil por la familia, me gustaría haberme metido ahí pero es que esto me gusta", señalaba.

Con un caso tan diferente a los de muchos otros jóvenes, Héctor tuvo palabras para los de su generación: "Que hagan lo que a ellos les guste, lo que les haga felices, que no hagan caso a los demás".

"Siempre va a estar la familia diciendo que hagas tal porque está muy bien pagado, pero creo que tienes que hacer lo que te gusta porque vas a ser feliz. Vas a ser tú", reflexionaba el joven.

Asimismo, también tuvo palabras para aquellos jóvenes que ven las redes sociales e internet como su futuro laboral en lugar de mirar a oficios y profesiones más tradicionales.

"Hay mucha ideología de dedicarse a las redes sociales en lugar de buscar otros oficios", indicaba Héctor. "Por ejemplo, ves youtubers, tiktokers o a un instagramer de mi edad famoso y dices: "Joder, quiero ser como él. Quiero estar en mi casa cobrando y tal"".

"Pero es que la realidad no es así, es una población muy pequeña con mucha suerte. Para mí hay que trabajarselo y estar ahí siempre".

Así, con tan solo 18 años y cerca de dos años dedicados a la churrería, Héctor reconoce ser la excepción entre sus amigos, nadie más ha mirado hacia un oficio tan tradicional.

"Muchos están estudiando, otros han acabado los estudios y están buscando trabajo", afirmaba. "Por ejemplo, mañana se van de excursión y yo les digo que no porque tengo que venir a trabajar. Es un poco difícil a mi edad pero a mí me gusta".

El joven finalizó su participación explicando cómo considera que dedicándose a la churrería está "construyendo su futuro". Un joven con unos principios y mentalidad muy clara, pese a su corta edad.

"Me sacrifico ahora para en un par de años tener beneficios: para poder comprarme una casa, un coche...", concluía Héctor. "Si más gente sigue con la ideología de ser instagramer esto se va a perder.

"A mí me gusta esto, lo tradicional: hablar con la gente, tratar con mi cliente, preguntarle qué tal la vida, todo cara a cara y nada de internet, internet es algo falso".