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Las claves

Ahora que se acercan las fiestas navideñas, es momento de reuniones familiares, reencuentros y momentos todos juntos alrededor de la mesa.

Sin embargo, aunque muchos encuentran alegría, confort y felicidad en estos momentos, otros no corren la misma fortuna y experimentan mayor dificultad a la hora de afrontar estas situaciones.

Por ello, para poder lidiar con estos momentos de reencuentros en familias difíciles, resulta interesante y útil reflexionar y conocer la opinión de un experto como Álex Rovira.

La vida entre familias difíciles

Álex Rovira (56) es un reconocido escritor, conferenciante y experto en desarrollo personal y liderazgo, autor de numerosos libros con gran éxito en España y América Latina.

Su trayectoria combina la divulgación de herramientas para el crecimiento personal con reflexiones sobre la psicología de las relaciones humanas y la gestión emocional.

Sus reflexiones combinan experiencias prácticas con análisis basados en estudios sobre comportamiento y relaciones, lo que hace que sus observaciones sobre dinámicas familiares y vínculos afectivos den un marco de referencia sólido para aquellos interesados en comprender situaciones complejas en su entorno.

Así, en uno de sus vídeos publicados en redes sociales (@alexroviracelma) analizaba cómo se puede lidiar con familiares difíciles, especialmente durante este contexto de reuniones y reencuentros.

"Tener hermanos de sangre, primos de sangre, o incluso padres y madres que te están drenando y chupando la sangre, el hecho de que tú hayas nacido de ellos no quiere decir que les debas la vida", aseguraba Rovira.

El escritor era claro con su afirmación: "La vida no se la debemos a nadie".

"Podemos honrarla y podemos agradecerles, pero no tenemos por qué sostener relaciones que nos acaben matando, más si tenemos hijos", indicaba el experto.

"Podemos romper una cadena y podemos mostrar a nuestros hijos que hay maneras de vivir desde la conciencia, el respeto y el amor, que no pasan por la manipulación, aunque sean familia".

La reflexión que deja Rovira con esta explicación básicamente significa que tener un vínculo biológico con una persona, es decir, que sea tu familiar, no tiene por qué obligar a una persona a que se vuelva sumisa o acepte ese sufrimiento.

Aunque haya sangre o un vínculo directo de por medio, alejarse o distanciarse de aquellos familiares que te hagan daño es igual de válido que hacerlo de amigos, vecinos o compañeros de trabajo.

Lo que viene a decir el escritor es que, incluso con padres o madres, aunque su papel sea vital en el nacimiento y crecimiento de sus hijos, si la relación se basa en sufrimiento y dolor, se puede esquivar.

Al mismo tiempo, este distanciamiento no tiene por qué convertirse en rencor o resentimiento. Se puede sentir gratitud o respeto por un familiar, más aún por un padre o madre, pero no hay obligación alguna de mantener relaciones si no se siente cómodo, respetado o valorado en esos entornos.

En pocas palabras, Rovira defiende colocar límites incluso con la familia, priorizar el bienestar propio y, especialmente si hay hijos de por medio, dar ejemplo y enseñar que se puede cortar esos ciclos de toxicidad, aunque implique distanciarse de personas cercanas.

Es decir, nadie te obliga a aguantar los comentarios de tu cuñado en la cena de Nochevieja.