Las claves
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Se estima que en torno al 40% de los jóvenes de entre 18 y 24 años tienen intención de opositar y hacerse funcionarios. Un porcentaje mayor frente al de jóvenes con intención de emprender, entre un 15 y un 20%.
Así, muchos acaban dando el salto y se animan a salir adelante con sus propias ideas o proyectos. En algunos casos cuando todavía ni siquiera tienen la mayoría de edad.
Un ejemplo de ello es el de los hermanos Pepe y Willy, de 14 y 13 años respectivamente, y cómo crearon su propia marca de ropa llamada El perro grosero.
Emprendiendo desde el colegio
En España, la cultura del emprendimiento ha crecido de forma significativa en la última década, impulsada por factores como la globalización, la digitalización y la expansión de las redes sociales.
Plataformas como Instagram, TikTok o YouTube no solo sirven para promocionar productos y servicios, sino que también inspiran a jóvenes y adultos a crear marcas propias, monetizar hobbies y explorar nuevas oportunidades de negocio.
Esta exposición constante a historias de éxito, influencers y pequeñas startups ha generado un entorno en el que emprender se percibe como alcanzable y atractivo, especialmente frente a modelos laborales más tradicionales y rígidos.
Además, cada vez es más común que algunos decidan lanzarse al emprendimiento a corta edad, incluso durante la adolescencia, motivados por la posibilidad de combinar creatividad con ingresos propios.
Justo el caso de Pepe y Willy, dos hermanos que estuvieron en Y Ahora Sonsoles para hablar de su experiencia creando su marca de ropa a los 14 y 13 años respectivamente.
"Todo lo que ganamos con la marca de ropa lo volvemos a invertir en crear más prendas de ropa, invertimos todo lo que ganamos", aseguraba Pepe sobre la facturación de su marca El perro grosero.
Willy, por su parte, no tenía reparos a la hora de hablar de números: "Por cada colección ganamos entre 2.000 y 3.000 euros que luego usamos para pagarles a los proveedores por las prendas para volver a fabricar".
Sin embargo, antes de empezar a facturar y vender su propia ropa, Willy y Pepe tuvieron que encontrar financiación con un método infalible: reventa de una bebida norteamericana en España.
"En un viaje a Estados Unidos, aprovechando que visitábamos a nuestra familia, decidimos financiar nuestra marca a través de Prime", apuntaba Willy. "Como allí valían 2 dólares y en España estaban por 30 o 40 dólares, decidimos coger cajas y llenar dos maletas cada uno con Prime para revenderlas."
"Sabíamos que había mucha demanda por esta bebida, todos los jóvenes estaban locos por ella, entonces sabíamos que se vendería muy fácil", recordaba Pepe. "Veía en ese momento que toda España quería esa bebida y se nos ocurrió la idea de traerla".
De ese modo, al traer la bebida y saber que tendrían un público, solo era cosa de moverlo y llegar a su clientela.
"Vendíamos a amigos, amigos de amigos y cuando empezaron a decírselo a la gente, llegó un padre que nos compró un montón para un cumpleaños", indicaba Willy. "Las vendíamos cada una a 20 euros".
De hecho, la venta de la bebida les llevó a tener problemas con el director de su colegio. "Nos pillaron y el director empezó a decir que empezábamos así y acabaríamos vendiendo droga", aseguraba Willy.
Con la llegada de Prime a España, su clientela desapareció dado que en lugar de pagar 20 euros por una botella, podían pagar un precio más asequible en los supermercados. No obstante, para cuando acabaron su venta ya habían reunido 4.000 euros.
Ya con una financiación, decidieron ponerse manos a la obra con El perro grosero, su propia marca de ropa.
Esta idea nació después de darse cuenta de que la ropa que les regalaban en Navidad era bastante simple y repetitiva. Ellos querían crear algo más original. "Yo soy el que hago los diseños pero las ideas son conjuntas", confesaba Willy.
