Las claves
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58268. Ese fue el número que cantaron las dos niñas del colegio de San Ildefonso Nerea Pareja y Guadalupe Higuero aquel 22 de diciembre de 2011 a las 9:57 de la mañana. Su emoción de cantar un número ganador se hacía realidad. Los 720 millones de euros que entregaba el primer premio ya tenían dueño.
La gente saltaba de alegría en el Salón de Sorteos de Loterías y Apuestas del Estado en Madrid al ver el número ganador. Sin embargo, la verdadera celebración estaba a 397 kilómetros de allí. Más concretamente en la localidad de Sodeto (Huesca), donde cerca de 200 vecinos habían comprado ese mismo número.
Cada décimo comprado significaba un premio de 400.000 euros. La euforia estaba desatada. Pero el verdadero misterio estaba a las afueras del pueblo, donde Costis Mitsotakis estaba descansando apaciblemente en su casa, alejado del resto de sus vecinos.
Sobresaltado con el ruido que provenía del pueblo y una llamada de su amigo, Costis se acercó a ver qué estaba ocurriendo con los otros residentes. Al llegar allí el hombre se enteró de la historia: había sido el sorteo de la Lotería de Navidad y él era el único que no había comprado un décimo o participación.
Todos se habían hecho ricos. Ya sea con décimos o con participaciones de la Asociación de Amas de Casa del pueblo, a cada uno de los 215 vecinos de Sodeto les había caído un premio...menos al bueno de Costis. Se podía decir que, en ese momento, era el hombre con menos suerte del mundo.
El hombre con menos suerte
"Para mí, como griego que soy, la Lotería no es algo tan importante como para un español", aseguraba Costis al Periódico de Aragón. "No sabía casi ni que era el día del sorteo de Navidad. Me enteré porque un compañero me llamó desde el tren y me dijo que el nombre de Sodeto sonaba mucho en la radio".
Al parecer la Asociación de Amas de Casa había ido casa por casa vendiendo décimos y participaciones. Sin embargo, se olvidaron de tocar la puerta de Mitsotakis.
Pero frente al sentimiento que compartirían aquellos que ven como todos sus vecinos han tenido suerte menos él, Costis no se sintió de esa manera: "Me dolería si hubiera tenido la intención de comprar lotería, pero ni se me pasó por la cabeza. Me fastidiaría si no hubiera comprado una participación por falta de tiempo, pero no fue el caso".
No obstante, Costis no lo perdió precisamente todo. De hecho ganó algo más que dinero y que él valoró aún más: poder inmortalizar el momento. Como cineasta y dueño de la productora Bold Bald, que hace documentales, el hombre no perdió el tiempo y salió a la calle con su cámara para grabar lo ocurrido.
"Tuve la suerte de ser la primera persona que pudo filmar aquella explosión de júbilo", recordaba el vecino griego. "Cuando los vecinos se dieron cuenta de lo que había pasado, de que era verdad que les habían tocado tantos millones fue el caos".
"El caos se desató en todas partes. Había champán, gente bailando, gritando...", rememoraba Costis al medio norteamericano ABC. Cada vecino se llevó como mínimo 100.000 euros de premio. Pero a pesar de esta inyección de dinero, Costis no vio mucho cambio en la vida diaria de esta localidad rural.
"La gente es como era antes, solo que más feliz", contaba a ABC. El vecino griego reconoce cómo los otros sodetenses aprovecharon su fortuna lejos de lujos y riquezas, "lo aprovecharon para reformar las casas y amortizar préstamos de la modernización".
"Si vienes hoy en día y no supieras nada diferente, no notarías nada", afirmaba. "No ves autos lujosos en las calles".
La noticia no tardó en llegar a los medios, despertando curiosidad por la singularidad. Al fin y al cabo, pocas veces se ve que un Gordo de la Lotería caiga en todo un pueblo, y menos aún que un único vecino no se lleve el premio.
Por esa razón, con su visión de cineasta, Costis decidió aprovechar lo grabado junto a su experiencia y juntarse con su socio Lars Sorensen para ponerse manos a la obra con hacer lo que mejor sabe hacer: un documental.
Su obra se llamó Cuando tocó, una película documental que se estrenó en 2015 y trata sobre el día que fue el Gordo de la Lotería, las reacciones del pueblo y cómo caló la noticia en los vecinos a través de imágenes espontáneas y testimonios.
Al final todos encontraron una alegría con lo ocurrido en aquel 22 de diciembre de 2015. "Creo que no cambiaría nada, aunque en el momento no me sentía de esa manera", apuntaba. "No me gusta pensar la vida en términos monetarios, y amo lo que hago; es como mi hobby, hacer películas me genera placer". Incluso él pudo encontrar su propio premio.
