Las claves
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Independizarse hoy en día no es nada fácil. Los alquileres no paran de subir, los contratos apenas garantizan unos pocos años de estabilidad y gran parte del sueldo se va en pagar una vivienda que nunca llegará a ser tuya.
Y es que para quienes dan el paso a independizarse, la situación es cada vez más dura. "Un apartamento cuesta como mínimo unos 700 euros al mes en casi cualquier lugar de España", comienza explicando Antonio Costa a EL ESPAÑOL, un joven experto inmobiliario de 26 años, que, además, ya tiene cuatro pisos en propiedad.
Antonio aclara que no habla de Madrid o Barcelona, donde los precios son mucho más altos, ni de las zonas rurales donde hay pisos por menos de 300 euros al mes, sino al panorama general que se repite en la mayoría de provincias del país.
"No pongo como ejemplo Madrid o Barcelona, pero tampoco las zonas rurales donde puedes alquilar una casa por 200 euros; no todos quieren irse con las cabras y sin wifi", señala con humor.
Y es que la mayoría de jóvenes quiere tener su propio espacio sin alejarse demasiado del trabajo ni renunciar a servicios básicos.
Haciendo cálculos, Antonio aclara que "si pensamos en una situación intermedia, unos 700 euros mensuales es una cifra bastante realista. Y al final, eso son 8.400 euros al año, que en cuatro, ya se han convertido en más de 30.000 euros que has pagado en alquiler por algo que no es tuyo".
Costa detalla que es importante que los jóvenes entiendan que todo ese dinero se va sin dejar nada a cambio, haciendo hincapié en que para él, "quieras o no el dinero del alquiler se tira a la basura".
Pues, aunque reconoce que el alquiler tiene ventajas, como la flexibilidad de mudarse por trabajo o estudios, también advierte de sus límites.
"El alquiler sube cada año y los contratos solo te garantizan estabilidad durante un máximo de cinco años", comenta Antonio, destacando lo difícil que resulta ahorrar o planear una compra con ese nivel de incertidumbre.
Por eso sugiere que, dentro de lo posible, conviene ahorrar antes de marcharse de casa.
Y aunque admite que "es complicado, y que quizás habría que intentar ahorrar más de lo que uno piensa durante el tiempo que aún estás con tus padres", también comprende que muchos jóvenes no tienen alternativa porque "hay personas que, por trabajo, tienen que vivir en Madrid o mudarse a otra ciudad, donde aunque la oportunidad laboral es mejor, los sueldos son iguales y el nivel de vida es superior, y eso complica mucho las cosas".
