Las claves
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Hay un dicho en España muy popular que dice que hay que ‘renovarse o morir’. Eso es lo que ha hecho Paco Maqueda (65 años), un empresario de reformas que a la edad de 65 años ha decidido dar una vuelta de tuerca a su experiencia laboral.
Una vida laboral que no es lo que se dice corta, precisamente, porque arrancó cuando tan solo tenía 14 años. Y lo hizo en el taller de mármol que regentaba su padre. Ahora, con 65 años, considera que es momento de dar paso a un proyecto personal, como él mismo lo define.
“He comprado cuatro casas y un terreno en Sacedón [Guadalajara] que ya hemos empezado a arreglar”, confesó en el podcast Sector Oficios Podcast, en Youtube.
“Comprar el pueblo entero”
Ante este salto, desde las chapuzas hasta el inmobiliario, el presentador no duda en preguntarle si tiene en mente comprar el pueblo entero. “No, no. Me encantó el pueblo, a una hora y pico de Madrid, y tiene mucho turismo en verano”, afirmó. Turismo porque tiene a ‘tiro de piedra’ el embalse de Entrepeñas.
Una situación a la que ha llegado tras, como se ha dicho, empezar muy joven a trabajar en el taller de su padre, en Villaverde (Madrid). En el mismo pudo apreciar cómo el cambio estaba a la orden del día en un negocio tradicional que tuvo que adaptarse del trabajo manual a las máquinas automatizadas.
“Hoy en día, el mármol no es como antes. Antes se ponía muchísimo, natural. Ahora es como un impuesto de lujo. Y luego vinieron las imitaciones a la par que las canteras se agotaban”, se lamenta Paco.
Allí estuvo durante 34 años, cuando decidió que era el momento de caminar por su cuenta. Entonces, fundó varias empresas. Algunas de ellas tan curiosas como una especializada en la restauración de iglesias. También obtuvo muchos encargos basados en licitaciones públicas. Otros 20 años más al zurrón.
Luego dio un nuevo giro a su vida, con un negocio de reformas integrales y la gestión de una tienda de cocinas. Hasta ahora, donde ha puesto el foco en la inversión inmobiliaria.
Cuatro casas que, dos de ellas, tienen como objetivo el turismo vacacional. Las otras dos, una será para él, y otra para su hijo. A dos de ellas les tuvo que cambiar el tejado; y a las otras dos, reformarlas por dentro “para ponerlas a mi gusto. En la que me voy a quedar yo tengo una bodega que flipas”, subrayó en la entrevista.
Pese a que ha cumplido ya los 65 años, no piensa en jubilarse. “Mi idea es seguir haciendo obras y que alguien se quede con mi empresa y la tienda. Con 65 años, empieza a vivir otra vez”, concluyó.
