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Una vez, otra vez, y otra vez más. Las llamadas telefónicas para conseguir clientes son abundantes, y hay personas que acaban hasta el gorro de ellas. Una de ellas es Miguel Ángel Díez, fundador y CEO de Startup Institute.

Así, en la red social LinkedIn, ha escrito una carta a una compañía telefónica en la que juega con la ironía e, incluso, con los sentimientos. Y, desde el primer párrafo, no duda en soltar indirectas muy directas, pero con un tono humorístico.

“No pretendo molestar (a diferencia de otros, ejem). Sólo os escribo para que me digáis qué tengo que hacer para que dejéis de llamarme”, comienza su particular misiva.

Un cliente "muy deseado"

En la redacción de su texto, el emprendedor se muestra agradecido por el interés mostrado por la compañía telefónica: “Veréis, vuestras llamadas se agradecen, se nota el cariño y el interés, diría que rayano con la obsesión, en conseguirme como cliente”.

Y continúa de la siguiente manera, mostrándose incluso comprensivo: “Que yo lo entiendo, porque puedo ser un cliente muy deseado. Pero yo le he entregado mi corazón a otra compañía, y lo nuestro no puede ser, como os he dicho ya más de 500 veces”.

¿Problemas de amor? Así parece ser: “De verdad que, como emprendedor, valoro mucho la resiliencia y la insistencia. Pero hace muchos años me hicisteis una pirula, y en el amor no hay marcha atrás: no puedo volver a ser vuestro cliente”.

Una rotura, sin duda en toda regla. Sin ambages. Sin medias tintas. Por si quedara alguna duda, otra razón más para romper. “Tengo por norma no trabajar nunca con spammers, y si cambiase mis normas no sería yo, y seguramente os dejaría de gustar”.

Y ahora vienen los reproches: “Lo de llamarme a diario desde distintos números es feo. Sobre todo estando como estoy desde hace años en la lista Robinson, y habiéndoos dicho de mil maneras distintas que no quiero que me llaméis. Porque lo que hacéis es ilegal, y no me interesa nada de lo que ofrecéis”.

Como en algunas relaciones amorosas, a veces hay terceros de por medio: “Ya sé que esto también es culpa de la Agencia Española de Protección de Datos (AEPD), de los políticos que no hacen su trabajo como debieran. Pero chicos, vuestros operadores y vuestro CRM no debe funcionar bien”.

Y si el corazón no es motivo suficiente, Miguel Ángel Díez echa mano del bolsillo para hacerles comprender su decisión: “¿Sabéis cuánto dinero lleváis gastado en llamadas que no van a ningún sitio? Igual os vendría bien una consultoría o una formación en ventas para mejorar vuestros procesos y ahorrar mucho dinero”.

Entre la ironía y la desesperación. Díez se tira de cabeza ‘a la piscina’: “El caso es que necesito saber qué tengo que hacer para que paréis. ¿Queréis derecho de pernada sobre mi pareja? ¿Que os regale un riñón? ¿Donación de córnea? ¿Quizá queréis la mano de mi heredera?”.

Y concluye de la siguiente manera: “Decídmelo y si está en mi mano, contad con ello. Todo menos volver a ser vuestro cliente, y menos seguir aguantando vuestra turra inmisericorde. Gracias por adelantado, un saludo y perdón por las molestias (ejem)”.