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En España, el sector de la limpieza sigue siendo un mundo en gran parte femenino.

Un 90% de las plantillas están ocupadas por mujeres, pero curiosamente los puestos de dirección y toma de decisiones suelen estar en manos de hombres.

A pesar de la importancia vital del trabajo, las cifras económicas en este sector son poco alentadoras.

El salario medio ronda entre los 1.100 y 1.400 euros brutos al mes, casi tocando el Salario Mínimo Interprofesional.

Esta precariedad se combina con una preocupante falta de relevo generacional que amenaza con dejar vacíos puestos en el futuro más cercano.

"Somos invisibles, deberíamos ser escuchadas"

Margarita Martínez, limpiadora con varios años de experiencia, lo cuenta cansada a RTVE. Trabajando 14 horas al día limpiando oficinas, y "sigo sin tener contrato a jornada completa".

Según los últimos datos, la limpieza aporta cerca del 1,05% del PIB nacional, facturando más de 12.400 millones de euros tan solo en 2024.

Sin embargo, la realidad de sus empleados incluye contratos temporales, condiciones laborales estrictas, jornadas extensas y sueldos ajustados. Aunque Margarita señala que trabaja varias horas al día, su situación se vuelve más crítica aún al estar en nómina en dos empresas al mismo tiempo.

Con ello, puede acceder a un sueldo que le permite mantenerse cada día y llegar a fin de mes. Elizabeth lo sabe bien. "Somos un poquito invisible cara a los trabajos", confiesa la mujer ante las cámaras.

Elizabeth, trabajadora de limpieza. 'RTVE'.

Pide que el sector sea más escuchado y confiesa que la realidad es muy dura: "Se paga poco porque es un esfuerzo muy grande el que hay que hacer".

Esta misma sensación es la que tienen los trabajadores de limpieza. Su labor es esencial en oficinas, colegios, hospitales; sin embargo, no se sienten valorados ni social ni económicamente.

Los testimonios de Elizabeth o Margarita son solo algunos de los casos que existen en este sector. Muchos de ellos viven en condiciones realmente duras: jornadas largas, sueldos bajos y una sensación de invisibilidad laboral que pesa cada día.

Pese a ser esenciales, enfrentan precariedad y falta de reconocimiento, aunque aporten más del 1% del PIB y se empleen a casi medio millón de trabajadores.

Las condiciones difíciles y el escaso salario, además, dificultan la incorporación de nuevas generaciones, poniendo en riesgo la sostenibilidad del sector que sostiene la higiene y el bienestar de los espacios.