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Las claves

A pesar de sus aspectos positivos, el sistema educativo no genera bastante admiración entre la sociedad española. La valoración es especialmente negativa, son solo un 28-29% de los españoles aprobando su calidad.

Algunas de las críticas son el plan de estudios obsoleto, una falta de financiación pública, la saturación en las aulas o las elevadas tasas de abandono escolar.

Así, la profesora de instituto Beatriz Sarrión explicó a EL ESPAÑOL su pasión por la enseñanza y cómo vive el día a día en las aulas así como el acoso laboral que ha experimentado en primera persona.

Los problemas en la enseñanza

Con tan solo 12 años, Beatriz descubrió su pasión por la enseñanza. "Quería dedicarme a algo que me permitiera transmitir conocimiento a los demás y a la vez seguir yo misma aprendiendo", apuntaba.

La docente se decantó por tres asignaturas en concreto: Latín, Griego y Filosofía: "Me fascinaba todo lo relacionado con el origen de las palabras, la búsqueda de la verdad y cómo las culturas antiguas siguen influyendo en nosotros. Por eso decidí estudiar Filología Clásica".

De ese modo, con el paso de los años, Beatriz se adentró en la enseñanza hasta que en 2018 empezó su camino como profesora de instituto. Sin embargo, después de 7 años de docencia, está bastante decepcionada con el sistema. "No está bien construido", confesaba a este medio.

"Ves alumnos estresados por memorizar más que por entender, profesores desbordados por el papeleo y, a veces, un ambiente hostil que cuesta creer que pueda existir en un entorno educativo", indicaba.

No obstante, ese no ha sido su mayor problema dentro del sistema, sino el caso de mobbing, o acoso laboral por parte de otros profesores.

"He visto situaciones en las que, si hay un conflicto, el centro prefiere proteger su imagen antes que proteger a sus alumnos o profesores", afirmaba a EL ESPAÑOL. "Se prioriza la apariencia de estabilidad por encima del bienestar de las personas. Y al final, quien levanta la voz acaba siendo visto como el problema".

En ese sentido, Beatriz detalló cómo vivió el caso de acoso entre profesores. "El acoso entre profesores existe, y es muy distinto al bullying escolar. No es empujarte por el pasillo, ni ponerte un mote, ni reírse de ti delante de toda la clase. Es aislarte, ignorarte y hacerte sentir que sobras", explicaba.

En su día a día lo vivía con comentarios sarcásticos en la sala de profesores, risas detrás de sus espaldas, miradas o frases que describe como "dichas con falsa amabilidad, pero llenas de veneno".

"También están los rumores, las críticas y el silencio intencionado, que al final te apartan del resto del claustro", aseguraba. "Y cuando intentas hablarlo, te hacen sentir que exageras, o que el problema eres tú por no “encajar”".

Todo esto le provocó que viviese ansiedad, insomnio, temblores, crisis de llanto. "Mi trabajo se vio afectado, las notas de Selectividad bajaron considerablemente". Como consecuencia, no tuvo otra alternativa que pedir la baja médica.

El aprendizaje de los alumnos

"No creo que haya menos interés por aprender", indicaba Beatriz, defendiendo a sus alumnos. Lo cierto es que nunca ha perdido la pasión por la enseñanza, a pesar de lo ocurrido, la docente encontró salida del centro y actualmente imparte clases en el IES Joan Coromines en Benicarló.

"Lo que pasa es que la forma de aprender ha cambiado, igual que cambió en nuestra generación", aseguraba. "Es verdad que los adolescentes viven una etapa complicada, y es difícil que estén seis horas sentados escuchando teoría sin implicación emocional —aunque tengan recreo—."

"Hay materias que pueden enamorarte o hacer que las odies, y eso depende muchísimo de la forma en la que el profesor las transmite".

Por ello, no cree que haya una falta de interés por parte de los alumnos sino el presente complicado que viven actualmente.

"El mundo actual les exige resultados inmediatos, atención constante y una perfección que ni los adultos alcanzamos. Y eso, claro, les genera ansiedad, frustración y miedo a fallar", contaba Beatriz a este medio. "Veo alumnos brillantes que se bloquean por miedo a no estar a la altura".

En relación al contenido, la docente está segura de que el problema está en la manera que se percibe la enseñanza, enfocándose más en memorizar que en crear un pensamiento crítico o un aprendizaje real.

"La educación se ha convertido en un entrenamiento para aprobar exámenes más que para entender el mundo", contaba Beatriz.

"Si me preguntas si el sistema está bien construido, te diría que es como un edificio con cimientos sólidos pero lleno de grietas tapadas con pintura barata. Desde fuera parece bonito, pero por dentro cruje cada vez que alguien intenta decir la verdad".

De tal manera, su pasión le ha motivado a utilizar las redes sociales para compartir tanto vídeos educativos como directos, incluso contenido humorístico sobre la enseñanza.

"Con el tiempo entendí que no me bastaba con enseñar solo presencialmente. No porque no me llenara —enseñar a una sola persona ya me hace feliz—, sino porque me encontraba en un sistema donde hay falta de empatía", aseguraba.