Las claves
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Todos los meses, el Instituto Nacional de Estadística (INE) presenta lo que se conoce como inflación. Es decir, lo que han subido los precios de los bienes y los servicios, en este caso, en un mes.
Por ejemplo, y durante el mes de octubre (el último disponible), la inflación creció un 3,1%. Al subir, el valor del dinero disminuye. ¿Por qué? Porque con la misma cantidad, se pueden comprar menos cosas.
“La inflación no sólo vacía tu cesta de la compra, también engorda la recaudación”, afirma el directivo Javier Domingo Ripalda en LinkedIn. “Mientras los hogares se enfrentan a un aumento persistente del coste de vida, hay un actor silencioso que gana con cada subida: Hacienda”.
“En manos del Estado”
Para hacer más visible esta realidad, el experto pone sobre la mesa lo que se queda Hacienda gracias a la inflación. “¿Sabías que el 70% del aumento de recaudación por inflación se queda en manos del Estado?”, es la pregunta que hace.
Y añade: “Eso significa que por cada 10 euros que pagas de más, 7 se los queda Hacienda. No es magia, es el efecto de no deflactar la tarifa del IRPF”.
Según cuentan en Bankinter, “Deflactar consiste en eliminar de un valor monetario los efectos producidos por los cambios en los precios (inflación)”.
Y especifican: “Deflactar consiste en convertir una magnitud medida en términos nominales en otra expresada en términos reales. En el caso del IRPF, si no se hace nada, conlleva que cada vez más gente pague más impuestos, ya que no se tiene en cuenta el incremento del coste de la vida”.
Subir recaudación
Hecha esta aclaración, Ripalda señala que se trata de “un aumento invisible. Una subida fiscal encubierta. Y, sin pasar, por aprobación alguna. Simplemente, aprovechar un mal (el incremento de precios), para subir recaudación sin hacer nada”.
El experto utiliza dos informes recientes para confirmar sus palabras. Uno, del Banco Central Europeo (BCE); otro, del Instituto de Economía de Barcelona. ¿Qué es lo que dicen?
Que la progresividad del sistema sin ajustes a la inflación crea un arrastre fiscal (fiscal drag) que penaliza especialmente a trabajadores y autónomos.
También, que los ingresos por IRPF fueron 10.600 millones de euros más altos en 2023 de lo que habrían sido con una tarifa ajustada a la inflación.
Y que España es uno de los países que menos ha compensado a los contribuyentes por esta subida silenciosa.
“Esto no es una crítica ideológica, es un dato económico estructural”, remarca Javier Domingo Ripalda.
Y sostiene que “cuando el sistema fiscal no se adapta, la presión fiscal se acumula, no de manera transparente, sino difusa, erosionando la capacidad de redistribución del sistema”.
De ahí que concluya diciendo que “no se trata solo de cuánto recauda el Estado, sino de cómo lo hace y a costa de quién. La transparencia fiscal y la justicia tributaria son esenciales para que el ciudadano no sienta que contribuye por obligación, sino por convicción”.
