Las claves
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Entre la escasez de oferta para los residentes, la incontrolable subida de precios y el auge de los apartamentos turísticos, es innegable que España vive un problema de vivienda bastante grave.
Se trata de un problema que afecta especialmente a los jóvenes ya que, además de los altos precios de las viviendas, tienen que sobrevivir con salarios y condiciones precarias.
De hecho, eso es lo que puntualizó el economista y profesor de la Universidad de Mondragón, Julen Bollaín, durante su participación en LaSexta Xplica.
El problema de la vivienda
"Hay un consenso y es que los indicadores macroeconómicos van bien", aseguraba Bollaín.
El economista explicaba cómo la situación del país es buena según los últimos indicadores: "La ocupación estamos en máximos, la tasa de desempleo está en mínimos desde el año 2007, tenemos la inflación controlada (el doble de la UE), un crecimiento sostenido, exportación y tenemos inversión extranjera".
"Pero hay un factor que lo distorsiona que es la vivienda", señalaba el experto.
El acceso a la vivienda en España se ha convertido en uno de los mayores obstáculos para la emancipación juvenil. Los precios de compra y alquiler han subido con fuerza durante la última década, mientras los salarios se han mantenido estancados.
Hoy, adquirir una vivienda supone un esfuerzo financiero que supera el 60% del sueldo medio de un joven, según datos del Banco de España.
Esta brecha entre ingresos y precios ha provocado que muchos jóvenes retrasen su salida del hogar familiar: la edad media de emancipación ronda ya los 30 años, una de las más altas de Europa.
"Es un factor que hace que el problema no sea la economía sino que la riqueza que se genera de esa economía que va dirigida a un mercado excesivamente recalentado como es el de la vivienda", indicaba Bollaín.
Esto provoca que el problema de la vivienda afecte a todo lo demás: "natalidad, emprendimiento, ahorro y sobre todo afecta a las personas más vulnerables, y a las personas jóvenes", afirmaba.
Por ello, el economista apuntaba cómo las propias estadísticas demuestran que los jóvenes ya no pueden permitirse ser propietarios de un inmueble.
"En el 2007, en España el 22,5% de las compras de vivienda que se hacían, lo hacían personas menores de 30 años y tan solo el 7% lo hacían extranjeros", aseguraba Bollaín. "Sin embargo, en el 2025 vamos que los jóvenes compran el 9,5% de la compra de vivienda y los extranjeros el 20,1%".
Es decir, que los propios jóvenes locales ya no pueden permitirse adquirir una vivienda: "Los extranjeros con más poder adquisitivo han sustituido a las personas jóvenes españolas como compradores de vivienda".
"Ahí es donde tenemos que actuar", contaba el economista. "Eso incrementa precio, eso incrementa alquiler y al final tenemos personas jóvenes en España que tienen hipotecas sin casa".
El catedrático concluyó cómo esto nublaba cualquier progreso en materia económica para los jóvenes.
"Son personas que pagan precios del alquiler enormes pero que no van acumulando patrimonio", afirmaba. "Entonces, España va bien pero la vivienda va mal. Si no solucionamos este problema, va a seguir un desencanto social en la ciudadanía".
Lo cierto es que a la dificultad económica se suma una falta estructural de vivienda asequible. España cuenta con un parque público que apenas representa el 2% del total, muy por debajo que otras naciones europeas.
El resultado es un mercado privado tensionado, donde el alquiler se encarece y la compra se vuelve inalcanzable sin ayuda familiar o hipotecas a largo plazo.
Muchos jóvenes se ven obligados a compartir piso, aceptar viviendas de baja calidad o desplazarse a zonas periféricas para poder pagar un techo.
