Las claves
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Es una clara realidad que el mundo de la construcción vive un momento complicado en España. No solo hay un largo proceso burocrático para edificar y una gran escasez de oferta sino también falta relevo generacional.
La albañilería ha dejado de atraer a los jóvenes y la edad media en 2025 se sitúa en torno a los 45 años. Una clara evidencia del envejecimiento del sector.
Así, durante su visita al podcast Sector Oficios, el albañil Eduardo Roldán explicó cómo vive este grave problema y qué dificultad tiene para conseguir trabajadores.
Faltan albañiles en España
En los últimos años, España afronta una notable escasez de albañiles y otros profesionales de la construcción, un problema que amenaza con ralentizar proyectos de vivienda, infraestructuras y rehabilitación urbana.
Tras el estallido de la burbuja inmobiliaria en 2008, miles de trabajadores abandonaron el sector o se vieron obligados a reconvertirse profesionalmente ante la falta de empleo.
A esta situación se suma el envejecimiento de la población activa del sector. Muchos de los albañiles que comenzaron su carrera en los años 80 y 90 se están jubilando, mientras que las nuevas generaciones muestran poco interés por los oficios manuales, prefiriendo empleos tecnológicos o menos exigentes físicamente.
De hecho, el albañil Eduardo fue bastante crítico con este problema del país.
"No hay gente y la gente que hay quiere ganar más de lo que ganas tú sin saber", señalaba. "Se piensan que porque saben poner cuatro ladrillos ya es oficial de primera".
"Entonces, primero aprende y luego pide. Yo no soy partidario de llegar y decir: yo quiero ganar tanto. No. Pruébame un mes y me pagas lo que veas conveniente, luego ya decidiré yo si me quedo o me voy", aseguraba Eduardo.
El albañil era claro con las situaciones que se encontraba: "Yo esos que van y dicen que quieren ganar 2.500 o 3.000 euros.. me parece estupendo que quieras ganar eso pero demuéstramelo. No tengo ningún inconveniente en pagarlo pero demuéstramelo".
Eduardo contaba cómo él, si volviese a buscar trabajo como albañil, no cometería ese error. "Entonces, por ejemplo, si me tuviera que ir a una empresa, diría eso", afirmaba.
La falta de relevo generacional se agrava por la escasa formación profesional específica y la percepción social de la construcción como un trabajo duro, inestable y poco atractivo en comparación con otras alternativas laborales.
"Todavía quedan buenos albañiles pero les quedan 10 años o no mucho más", indicaba Eduardo. "A la gente nueva que venga pagarles más es inviable porque tendrías que subir el coste de la obra, pero yo sí para motivarles bajaría la jubilación más".
De tal manera, el albañil contaba cómo plantearía diversas medidas para atraer a los jóvenes a esta profesión: "Demostrable que haya trabajado 30 años en la construcción y por lo menos el que venga sepa que no va a tener que esperar hasta los 65 para jubilarse. Por lo menos a los 55 se va a jubilar".
"O motivarles de otras formas como que haya 15 días más de vacaciones pagadas", contaba Eduardo. "Algo que no sea pagarles menos que lo que van a cobrar en el Mercadona colocando botes de tomate".
Lo cierto es que factores como el aumento de los costes de vida, la temporalidad de los contratos y la competencia de sectores como la logística o la hostelería han contribuido a dificultar la captación de nuevos trabajadores.
Las empresas constructoras alertan de que esta carencia no solo encarece los proyectos, sino que retrasa los plazos de ejecución y compromete los planes de vivienda pública y privada.
Por ello, es clave medidas como las que plantea Eduardo así como otras iniciativas como programas de formación así como una mejora de condiciones laborales que devuelva atractivo a un oficio esencial para el desarrollo económico del país.
