Según un informe del Observatorio Industrial de la Construcción, las mujeres representan apenas un 11,2% de los trabajadores de este sector, lo que evidencia su marcado carácter masculino.
Por ello, cada historia de una mujer dedicada a la construcción destaca por romper estereotipos y demostrar que este oficio también es accesible para ellas.
Una de estas historias es la de Margarita Vidrialesa, quien hace siete años decidió dejar empleos que calificaba como "precarios" en limpieza y administración para dedicarse a la albañilería, una decisión que asegura la ha hecho muy feliz.
Las mujeres albañilas
El sector de la construcción atraviesa un momento complicado, con una fuerza laboral envejecida: más del 55% de los trabajadores superan los 45 años.
A la vez que los jóvenes muestran cada vez menos interés por estos oficios, las mujeres ven la oportunidad de incorporarse y aprovechar salarios más altos y mejores perspectivas.
Además, la incorporación de mujeres aporta diversidad y nuevas perspectivas a un sector históricamente dominado por hombres. Esto no solo enriquece el entorno laboral, sino que también rompe barreras sobre quién puede desempeñar trabajos de construcción y cómo se pueden organizar las tareas.
Margarita explica a EL ESPAÑOL que, aunque suele contar menos años de experiencia que algunos compañeros encargados, su formación reglada le permite desempeñar el mismo trabajo.
"Cualquier oficio, con la maquinaria actual, puede ser realizado por cualquier persona. Muchas mujeres estudian estos oficios porque ven mejores salidas y sueldos más altos. Yo soy un claro ejemplo", contaba a este medio.
Hoy, Margarita gana 33.000 euros anuales, mientras que quienes comienzan en el sector suelen recibir un salario base de unos 1.300 euros al mes. Reconoce que la jubilación de los profesionales más veteranos ha encarecido la mano de obra cualificada, aumentando así la remuneración de quienes saben trabajar.
Sin embargo, las mujeres se enfrentan a limitaciones legales: la normativa establece que no pueden levantar más de 20 kg, lo que obliga a las empresas a adaptar tareas o maquinaria.
"Si levantamos un saco de 25 kg y nos lesionamos, la responsabilidad es nuestra", advierte Margarita a EL ESPAÑOL, señalando cómo esto puede dificultar que las mujeres ejercen igual que los hombres.
A pesar de estas barreras, Margarita anima a más mujeres a sumarse al oficio. "Si sienten curiosidad por la construcción, que se formen y lo prueben. El saber no ocupa lugar y no hay nada que impida que sean felices en este trabajo", asegura. Para ella, la mayor recompensa es la satisfacción de construir algo con sus propias manos.
Apasionada de su profesión, Margarita comparte su día a día en TikTok con la cuenta @margarita vidrialesa, mostrando tanto los aspectos positivos como los negativos.
Frente a las críticas, responde demostrando el trabajo que realiza y dejando claro un mensaje: "La gente se piensa que la construcción es trabajo de fuerzas, y no siempre es así. Piensan que las mujeres no pueden levantar 25 kg, pero solo hay que ver a una madre levantando a su hijo".
Margarita concluyó destacando que el futuro de la construcción depende de la incorporación de nuevos perfiles, especialmente mujeres jóvenes. "Cuantas más se animen, más se normalizará nuestra presencia y más oportunidades habrá para todos", indicó.
