Las claves
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El acceso a la vivienda en España se ha convertido en uno de los principales problemas sociales y económicos de la última década. Los jóvenes, en particular, se enfrentan a un escenario cada vez más adverso: precios disparados, salarios estancados y un mercado de alquiler que absorbe buena parte de sus ingresos.
Precisamente, el economista Juan Ramón Rallo lo ha resumido recientemente en una entrevista publicada en el pódcast Tengo un plan. "Hace 20 años, un 60-65% de las familias jóvenes eran propietarias de una vivienda; hoy es solo el 20%", comienza diciendo al inicio del vídeo.
Esta coyuntura, no responde a una preferencia por el alquiler, sino a una imposibilidad económica. "No es que los jóvenes estén decidiendo conscientemente vivir de alquiler, lo hacen porque no pueden comprar", advierte.
El economista sostiene que el problema va mucho más allá de una simple cuestión de mercado. La dificultad para emanciparse está transformando la estructura social y familiar del país.
"Hay mucha gente que no aparece ni siquiera en las estadísticas como unidad familiar independiente", señala. Además, el economista señala que son muchos los jóvenes que siguen viviendo con sus padres, por lo que computan como parte de la familia, "aunque en realidad ya deberían formar la suya propia".
Rallo considera que esta situación genera un "sesgo de selección" en los datos: solo aparecen como emancipadas aquellas familias jóvenes que han logrado dar el salto, dejando fuera a quienes ni siquiera pueden intentarlo.
El resultado, dice, es un declive sostenido de la independencia juvenil, acompañado de una pérdida de patrimonio generacional.
En su análisis, Rallo recuerda una cifra que considera "devastadora": mientras los precios de la vivienda en España han aumentado un 10% real en el último año (una vez descontada la inflación), los salarios, en promedio, solo han subido un 2,5% en los últimos 30 años.
"En un solo año la vivienda se ha encarecido cuatro veces más de lo que han subido los salarios en tres décadas", subraya.
La brecha, según el economista, se ensancha aún más entre los más jóvenes, cuyos sueldos reales son hoy inferiores a los de hace 20 años. "Si los salarios bajan en términos reales y el precio de la vivienda sube, eso expulsa a millones de personas de la propiedad", afirma.
Por lo tanto, tal y como corrobora Juan Ramón, para muchos, la única posibilidad de tener casa en propiedad pasa por heredar la vivienda familiar, algo que no ocurre hasta los 50 o 60 años.
Los alquileres
Asimismo, la precariedad habitacional no solo se limita al mercado de compraventa. Los alquileres, asegura, están "cada vez menos accesibles" incluso para trabajadores con ingresos estables.
Muchos jóvenes se ven obligados a compartir piso o incluso habitación con desconocidos, no por elección sino por necesidad. "Compartir vivienda puede ser una experiencia enriquecedora en una etapa vital", sostiene Rallo, "pero cuando quieres formar tu núcleo familiar, no tiene sentido hacerlo con personas ajenas a él".
El economista describe este fenómeno como una "trampa de pobreza habitacional": los alquileres son tan altos que impiden ahorrar lo suficiente para una entrada hipotecaria.
Además, en este sentido, Rallo no es optimista respecto a una corrección natural del mercado. "No parece que los precios vayan a dejar de subir, ni que los salarios vayan a crecer más rápido que la vivienda", advierte.
