Las claves
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No hay lugar a dudas de que las naranjas y mandarinas son las reinas del otoño en las mesas españolas; sin embargo, su origen no siempre está tan cerca como muchos creen.
Precisamente, en el programa El Punto de Mira, la tecnóloga de alimentos, Cristina Lora, ha lanzado un dato que ha encendido el debate: "El 66% de las mandarinas que se comercializan en España son de fuera".
Según explica, gran parte de los cítricos que se venden en supermercados proceden de Sudáfrica, país que desde el 16 de octubre y hasta el 30 de noviembre puede exportar estos productos a la Unión Europea con arancel cero. "El gran perjudicado es el agricultor español", manifiesta Cristina.
Las cifras hablan por sí solas. Mientras las mandarinas sudafricanas se venden a 2,25 euros el kilo, las españolas rondan los 3,85 euros, una diferencia que, según Lora, se debe principalmente al coste de la mano de obra, el transporte y los procesos de almacenaje.
Sin embargo, tal y como corrobora Mercadona a través de su página web, más del 90% de las mandarinas que se comercializan en sus tiendas son de origen nacional.
La compañía explica que "como todos los años, cuando empieza la campaña española, a principios de octubre y hasta finales de junio, cuentan con fruta procedente de diferentes comunidades autónomas como Andalucía, Murcia, la Comunidad Valenciana o Cataluña".
Por lo que, según los datos publicados por la empresa, durante el periodo en el que coincide la campaña nacional, los consumidores pueden encontrar en sus establecimientos fruta de proximidad.
¿Cómo distinguirlo?
A simple vista, distinguir una mandarina española de una importada no es tarea fácil. Sin embargo, Cristina Lora ha dado algunas pistas en directo.
"En octubre, la variedad que se comercializa en España es la novelina, que tiene una pequeña barriguita en la parte superior. Si la ves, es de aquí. Si no, probablemente sea importada", explica.
Las mandarinas nacionales, añade, "suelen ser más grandes, de piel más fina y color más uniforme, con un aroma más intenso y un sabor más dulce".
En cambio, las procedentes de Sudáfrica "tienen la piel más rugosa y gruesa, con un toque más amargo", debido a que necesitan mayor protección para resistir el transporte.
En cuanto a su valor nutricional, Lora aclara que las diferencias "son insignificantes". Tanto las españolas como las africanas son ricas en vitamina C, agua y fibra.
"Nutricionalmente, son muy parecidas. Lo que cambia es su aspecto y sabor", concluye Cristina.
